Open Arms: el barco que desafía las fronteras y salva vidas en el Mediterráneo llega a Canarias por primera vez
La imagen de Alan Kurdi, que yacía ahogado en una de las costas de Turquía, cambió la vida de Óscar Camps, quien decidió echarse al mar con una pequeña embarcación para salvar todas las vidas posibles. Ahora, es una de las figuras clave de la defensa de los derechos humanos.
En tiempos de insensibilidad, virales y memes, la imagen de Alan Kurdi dio la vuelta al mundo. Era 2015 cuando un niño de tres años aparecía ahogado en las costas de Turquía. Vestía con ropa sencilla, una camiseta roja, unos pantalones cortos y unas zapatillas que probablemente habría heredado de su hermano. La fotografía fue tomada por la reportera Nilufer Demir, quien expuso la realidad cruel que se vive en el Mediterráneo día tras día, embarcación tras embarcación. Aquel joven sirio podría haber sido el hijo, el nieto o el sobrino de cualquiera. Y ahí estaba, yaciendo en la arena después de una noche de travesía por el mar en busca de una salida, de escapar de los horrores, de una vida que le permitiera ser. El amanecer iluminaba su rostro, pese a que él nunca más lo volvería a ver.
Podría pensarse que el ojo humano ya está acostumbrado a todas las desgracias, barbaries y crueldades de la vida, pero aquel hecho de septiembre de 2015 cambió para siempre a Óscar Camps, entonces empresario del socorrismo en Badalona. El catalán decidió dar un giro de 180 grados y puso rumbo a la isla griega de Lesbos junto a un puñado de socorristas con el único objetivo de salvar vidas, con la pretensión y la esperanza de que nunca más se volviera a ver una imagen como la de Alan Kurdi. Una embarcación que se salta fronteras mientras haya gente que lo necesite, mientras exista una persona que se esté ahogando y que haya que salvar. Así nació Proactiva Open Arms, una ONG que en diez años ha rescatado a más de 70.000 personas de morir en el mar.
Desde entonces, la organización liderada por Camps ha pasado por todas las situaciones imaginables para seguir llevando a cabo esa honorable tarea. Desde apañarse con pocos recursos para salvar vidas de una muerte segura hasta disponer con una flota para desempeñar labores humanitarias en cualquier lugar que se requiera. La odisea comenzó en 2016 con el Astral, un velero de lujo que fue donado y con el que la organización logró salvar a 14.851 personas después de 11 misiones, además de realizar tareas de observación y vigilancia en el mar. A finales de ese mismo año, se añadió a la organización el Golfo Azzurro, un barco pesquero de 1987 que se adquirió gracias a un acuerdo con una fundación. Salió desde Barcelona y desde entonces salvó un total de 6.558 personas hasta que el 21 de agosto de 2017, por las presiones de las autoridades libias, tuvieron que retirarlo.
Más tarde llegaría el mítico Open Arms, un robusto remolcador cedido por el Grupo Ibaizabal en 2017, que protagonizó algunos de los episodios más tensos con gobiernos europeos por las negativas a dejar desembarcar a los migrantes. Hoy la ONG cuenta con el Open Arms Uno, un moderno buque con helipuerto, hospital y capacidad para acoger hasta un millar de personas, donado en 2022 por el filántropo argentino Enrique Piñeyro.
Camps, que nació en Barcelona en 1963, es la imagen y cara visible de la ONG. Aclamado por su implicación con los derechos humanos en todo el mundo y odiado por la extrema derecha por el mismo motivo, se ha labrado un nombre reconocido en todo el mundo. En las embarcaciones con las que ha llevado a cabo las principales misiones se encuentran nombres como el de Anabel Montes, jefa de misión en los primeros años, o Ricardo “Erri” Barriuso, actual capitán del Open Arms Uno, otra de las figuras claves para entender la labor humanitaria de la organización.
La ONG ha sido objeto de reconocimientos internacionales como el Premio Ciudadano Europeo, el Premio Nacional de Derechos Humanos, la Creu de Sant Jordi o el Premio Abogados de Atocha, pero también ha vivido constantes choques políticos y judiciales a lo largo de su trayectoria en la mar. En 2019, el entonces ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, intentó impedir el desembarco de más de un centenar de personas en Lampedusa. La Fiscalía italiana pidió un total de 6 años de prisión para el líder de extrema derecha. "Lástima no poder estar aquí con las 147 personas que sufrieron de forma innecesaria ese secuestro. En este caso se impidió voluntaria y arbitrariamente el desembarco en Italia. Fue una decisión personal de Salvini, no fue una línea política del Gobierno", decía entonces Óscar Camps elogiando la decisión fiscal. Sin embargo, Salvini fue absuelto en diciembre de 2024.
Recientemente, el líder de Vox, Santiago Abascal, también ha arremetido contra la embarcación humanitaria. "Ese barco de negreros hay que confiscarlo y hundirlo. Para que sirva de advertencia de cuál va a ser el final que les espera a todos los multimillonarios y políticos que promuevan la invasión de Europa", decía el presidente de la formación de extrema derecha ante la noticia de que Open Arms acudiría a Canarias para ayudar a salvar vidas. Camps ha respondido este viernes: "Nuestros barcos han salvado la vida a más de 70.000 personas, acusarnos de negreros es un insulto a la verdad y una indecencia. Ser el objetivo del odio de según quién es un orgullo. Aquí estamos y aquí seguiremos".
El pasado miércoles la ONG llegaba por primera vez en su historia al puerto de Santa Cruz de Tenerife para salvar vidas en la Ruta Atlántica, uno de los caminos migratorios más letales que hay en el mundo que deja miles de muertos en el océano todos los años. Al día siguiente, el jueves, el presidente del Gobierno del archipiélago, Fernando Clavijo, acudía a la embarcación y, pese a las tensiones generadas entre Open Arms y Salvamento Marítimo —donde Camps ya afirmó que "en ningún caso quería sustituir su trabajo"— , agradeció su presencia en las islas y la acción de visibilizar la condición del archipiélago como "frontera sur de Europa". Además, animó a la organización liderada por Camps a "seguir removiendo conciencias".
Ahora, Open Arms tratará de llevar a cabo su labor durante dos meses en unas nuevas aguas: las del Atlántico. Mientras tanto, seguirá lidiando con el odio y los ataques de las diferentes formaciones de extrema derecha que hay por todo el mundo. Las misiones llevadas a cabo por la organización han salvado más de 70.000 vidas que podrían haber muerto ahogadas en el mar y, como dice su propio fundador, "esa es su respuesta ante el odio". El propio presidente canario también respondía a las declaraciones de Abascal, asegurando que "es un auténtico fascista". Camps sigue viendo a Alan Kurdi cada vez que embarca en uno de sus barcos. "Sigue pasando. Un niño muere cada día en el mar Mediterráneo", dice.
La ONG sigue con sus travesías entre los mares, entre la cuerda floja de la vida y la muerte que se tensa en las aguas; y entre la hostilidad política y el reconocimiento ciudadano que le anima a seguir su misión humanitaria: la de salvar vidas. Con el recuerdo permanente de que la frontera más dura no es la marítima, sino la que separa la dignidad humana del olvido.