Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Un cementerio en el océano: la ruta atlántica y sus víctimas invisibles entre África y Canarias

Un cementerio en el océano: la ruta atlántica y sus víctimas invisibles entre África y Canarias  

El incremento de migrantes llegados a las costas canarias se ha intensificado en los últimos años dejando tras de sí decenas de tragedias y miles de muertos en sus aguas. 

La Ruta Atlántica, un cementerio en el océano que se cobra miles de muertos al año.Europa Press via Getty Images

Cada semana, embarcaciones precarias emprenden la peligrosa travesía de la ruta atlántica —una unión entre las costas de África Occidental con las Islas Canarias—. En ellas, migrantes se agarran a un clavo ardiendo en busca de un futuro mejor, algo que les de un pequeño atisbo de esperanza ante una realidad infernal de la que pretenden huir a toda costa. Muchos llegan deshidratados, con temblores después de días de viaje y rozando la muerte, otros llegan directamente fallecidos a las orillas canarias provenientes de África y más de los que se puede llegar a imaginar se pierden por el camino convirtiendo así a esta ruta como la más mortífera de camino a Europa. Un cementerio que cada año acumula miles de tumbas sin nombre que se pierden en el océano. Historias con un final que nadie es capaz de contar. 

Fue en 1994 cuando se utilizó este arriesgado camino por primera vez en la historia. Aquel miércoles 28 de agosto, dos pescadores saharauis partieron desde la costa del Sáhara Occidental y desembarcaron en la Playa de las Salinas de Fuerteventura. El faro de La Entallada fue la luz en el camino de las primeras personas que no eran conscientes de que estaban abriendo camino a un nuevo puente entre los dos continentes. Tras ello, las barcazas pesqueras intensificaron sus llegadas a las costas canarias, pero lejos de haberse convertido en lo que es hoy en día, jamás podrían imaginar que significaría en el principio del fin de miles de sueños vitales que se ahogan en sus aguas. 

En 2024, según el informe 'Monitoreo del Derecho a la Vida' de la ONG Caminando Fronteras, 10.457 personas murieron en su intento de llegar a las costas españolas, lo que representa un promedio de casi 30 muertes al día. De estas, 9.757 fallecieron en la ruta atlántica hacia Canarias. Las embarcaciones —a menudo sobrecargadas y sin condiciones mínimas de seguridad— parten principalmente desde Mauritania, Senegal y Gambia. La falta de alimentos, agua y materiales de navegación adecuados, sumado a condiciones meteorológicas adversas, convierten la travesía en una odisea mortal. Estos datos estremecedores van en aumento desde los últimos años habiéndose convertido en una imagen habitual para los residentes de las islas que ven como la muerte y la agonía se han vuelto parte de sus costas. 

El último vestigio de esta catástrofe migratoria se produjo el pasado miércoles 28 de mayo cuando una embarcación de 159 personas volcó a cinco metros del puerto de La Restinga dejando siete fallecidos —cuatro mujeres, dos niñas de 5 años y una adolescente de 16—. No es la primera vez que una tragedia como esta deja sin aliento a todas las islas; en la madrugada del sábado 29 de septiembre de 2024, nueve personas murieron y 48 desaparecieron tras volcar un cayuco, nuevamente, en El Hierro. El 15 de febrero de 2009 una patera se hundió a escasos metros de la costa de Los Cocoteros, en Guatiza (Lanzarote). Se ahogaron 25 de sus 31 ocupantes.

  Emergencias apoyando a un cayuco llegado de la ruta atlántica.Europa Press via Getty Images

La primera vez que se produjo un naufragio —al menos que se conozca— en las costas canarias fue en Fuerteventura, en 1999. La costa del Morro del Jable presencio cómo a 300 metros de tierra nueve jóvenes perdieron la vida después de que una barcaza construida por tablones de madera no aguantara toda la travesía. Si hubieron más antes se desconoce. Uno de los puntos más trágicos de la ruta atlántica es que muchas de las embarcaciones que se emprenden en esta misión prácticamente imposible no llegan nunca a las costas, ni siquiera los cadáveres. La ruta se ha convertido indirectamente en una fosa común que recoge anualmente a miles de personas sin nombre, a todos aquellos que intentando salvar la vida terminaron perdiéndola.  

El incremento de las muertes en la ruta también alerta a organizaciones y gobiernos europeos. En 2024, se experimentó un alarmante aumento en la mortalidad de personas migrantes. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se registró un aumento del 52% respecto a las personas fallecidas en 2023. Ante esa situación, organizaciones como Accem han denunciado la necesidad urgente de establecer mecanismos que garanticen la seguridad y los derechos de las personas migrantes. La implementación de políticas que prioricen la protección de la vida y la dignidad humana es esencial para evitar que el océano Atlántico continúe siendo un escenario de tragedias humanas. 

Razones que explican el aumento del uso en la ruta atlántica

El notable aumento de llegadas de personas migrantes a Canarias en los últimos años responde a una combinación de factores estructurales y coyunturales que han intensificado la presión migratoria en esta ruta atlántica. Entre enero y abril de 2024, las llegadas se multiplicaron por seis respecto al mismo periodo del año anterior, alcanzando las 14.115 personas, lo que representa el 80% del total de inmigrantes llegados a España por vía marítima y terrestre en ese trimestre. Uno de esos factores clave es la inestabilidad política y social en el Sahel y África Occidental. Desde 2020, la región ha experimentado una serie de golpes de Estado y conflictos armados que han desestabilizado países como Mali, Burkina Faso o Níger. Esta situación ha forzado a miles de personas a huir en busca de seguridad, utilizando rutas migratorias peligrosas hacia Europa, siendo Canarias una de las principales puertas de entrada.

Además, las condiciones económicas adversas, exacerbadas por la pandemia de COVID-19, han incrementado la pobreza y el desempleo en muchas regiones africanas. La falta de oportunidades laborales y la inseguridad alimentaria han llevado a numerosas personas a considerar la migración como su única opción viable para mejorar sus condiciones de vida. Por otro lado, las políticas migratorias restrictivas en otras rutas hacia Europa han desviado los flujos migratorios hacia la ruta atlántica. El cierre de rutas en el Mediterráneo y el fortalecimiento de controles fronterizos en el norte de África han hecho que la ruta hacia Canarias, aunque más peligrosa, sea percibida como una alternativa viable por aquellos que buscan un futuro al que agarrarse.

La Unión Europea ha intensificado sus esfuerzos para abordar la creciente presión migratoria en Canarias, especialmente tras la tragedia ocurrida esta semana. Una delegación del Parlamento Europeo visitó recientemente la isla para evaluar la situación y destacó "la necesidad de reforzar la actuación de Frontex", la agencia europea de control de fronteras. Aunque se ha observado una disminución del 35% en las entradas en lo que va de año, los eurodiputados consideran que aún hay margen para mejorar. Además, la Comisión Europea ha anunciado un paquete de ayuda de 14 millones de euros para mejorar los sistemas de acogida en las islas. Este apoyo financiero se enmarca en un conjunto de medidas destinadas a afrontar la excepcional situación migratoria que vive Canarias.

Espacio Eco
Un proyecto de Espacio Eco

Mientras tanto, la ruta atlántica seguirá siendo un cementerio con miles de muertos cada año. Un drama humanitario para el que, después de 30 años, no se ha encontrado solución. La tragedia de El Hierro esta semana encogió el corazón de todo el país, pero se suma irremediablemente a una lista que se amplía año tras años. Miles de personas sin nombres yacen en el océano mientras otros se seguirán subiendo a barcazas en busca de un futuro mejor, de salvar la vida.