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Una Europa dividida busca su lugar en el "nuevo orden mundial" de Rusia y EEUU

Una Europa dividida busca su lugar en el "nuevo orden mundial" de Rusia y EEUU

En los últimos días, Donald Trump ha dejado claro que prefiere a Rusia como aliado antes que a Europa, de quien, dice, le separa un "océano maravilloso". Los líderes europeos tratan de recomponerse tras la parálisis.

Cumbre informal en París de líderes europeosPOOL MONCLOA EFE

Cuando Donald Trump, con su habitual rostro de circunspección y como presidente electo, acudió a la reinauguración en París de la catedral de Notre Dame, los líderes europeos allí presentes, Volodomir Zelenski incluido, no eran conscientes de que el acto era casi una alegoría de las nuevas relaciones entre Europa y Estados Unidos. Los vínculos entre ambas potencias se soportaban, como la histórica catedral, sobre vigas de madera. Hacía falta tan solo un chispazo para envolverlo todo en llamas. Y ese destello, si ya se intuía ahora se ha constatado, era Donald Trump.

Entonces, quizás los líderes europeos todavía vislumbrasen ciertas esperanzas respecto a Trump y Estados Unidos, hasta entonces principal aliado. Pero en la ciudadanía europea los signos de cambio ya se notaban. Poco después de que Trump ganase las elecciones, el think tank European Council on Foreing Relations (ECFR) realizó en encuesta en once estados miembros de la Unión Europea, además de en Suiza, Reino Unido y Ucrania. La encuesta reveló que la población de todos estos países ya no veía a Estados como un aliado, sino solo como un socio necesario. Pero Trump estos días ha puesto en duda hasta la satisfacción de dicha necesidad.

Provocación o no, Trump ha hecho evidente esta semana lo poco que le importa Europa, ya ni hablar de Ucrania. "Tenemos un grande y maravilloso océano que nos separa", escribió el presidente estadounidense en la red social de su propiedad, Truth Social, para despejar cualquier atisbo de dudas. El director de investigación del ECFR, Jeremy Shapiro, pone, sin embargo, una nota curiosa a la opinión de Trump sobre Europa. Nos sobreestimamos demasiado, parece argumentar Shapiro cuando escribe que "no excluyó a Europa más de lo que excluyó a los guatemaltecos". Pero ya no es solo la renuncia a Europa lo que preocupa, sino la cooperación con Rusia. "El Estados Unidos de Trump es ahora aliado de Putin", titulaban este jueves en Politico.

Desde la barrera, y un estado de shock todavía por salvar, los líderes europeos ya no solo tratan de recomponerse ante la absoluta indiferencia de Trump, sino que desconocen la manera en la que conquistar un sitio en la geopolítica mundial. Con un Estados Unidos amigo de Vladimir Putin y con China e India mirando con cierto optimismo el realineamiento global, ¿qué lugar ocupa Europa?

Mientras Europa lucha por apagar el incendio antes de que alcance los cimientos, convive también con el disenso dentro de sus propias fronteras. La encuesta del ECFR reseñaba las diferencias que había por países respecto a la guerra en Ucrania. La población de todos los países estaba de acuerdo en que Ucrania y Rusia debían buscar el final del conflicto, pero con matices. Si bien la mayoría de Europa creía que con Trump habría una negociación de paz, no todos pensaban que eso fuera el "mejor" resultado para sus propios intereses. Esta tendencia era particularmente fuerte en el norte de Europa, donde veían mejor una victoria de Ucrania y por eso pedían a Europa que apoyase a Kiev para que pudiera continuar luchando en lugar de negociarlo que veían como rendición.

Entre estos países que abogaban por continuar con la guerra estaban, sobre todo, Dinamarca, Estonia, Polonia o el Reino Unido. En el otro extremo, los países que prefieren una negociación hacia la paz, como España. Sin embargo, también en estos últimos hay diferencias notables, sobre todo entre los que creen que Ucrania debería entrar en la OTAN y otros, como Bulgaria o Hungría, que no lo ven de este modo. A todo esto, se suma además el hecho de que no solo Trump ve a Zelenski como el culpable de que la guerra se haya prolongado tanto. Es una creencia muy extendida, por ejemplo, en países, de nuevo, como Bulgaria, Hungría o Suiza, donde creen que Rusia debe ser también un socio necesario de Europa. En el lado contrario, otra vez, países como Dinamarca, Reino Unido, Polonia o España, además, claro, de Ucrania, que si no ven a Rusia como un adversario, al menos sí como un país rival.

Pero es que además dentro de Europa hay también diferencias sobre la pertenencia de Ucrania a la Unión Europea. En Italia o Francia, por ejemplo, la mitad de la población ni siquiera consideran que Ucrania sea un país que pertenezca a Europa.

En The Guardian, Christopher Chivvis, exoficial de inteligencia de Estados Unidos para Europa de 2018 a 2021 y ahora director del programa de política exteriores estadounidense en el Carnegie Endowment for International Peace, ha escrito este miércoles sobre la “encrucijada” en las relaciones entre su país y Europa. Si bien no cree que Estados Unidos se haya desvinculado todavía de Europa, sí considera que ha dado "el primer paso de un gran esfuerzo por renegociar los términos de su vínculo". "No se sabe hasta dónde llegará la Administración Trump — escribe —, pero esta relación fundacional del arte de gobernar de EEUU, que nació en el momento en el que el país ascendió a la condición de superpotencia mundial, cambiará de manera fundamental. Con ella, está en juego el futuro de la democracia moderna, nacida a su vez de Europa y sostenida por el vínculo transatlántico durante décadas. Está surgiendo un nuevo orden mundial".

Es una opinión que comparte también un diplomático europeo que ha preferido no ser identificado y dijo a Politico que "la alianza transatlántica ha terminado". "Tenemos ahora una alianza entre un presidente ruso que quiere destruir Europa y un presidente estadounidense que también quiere destruir Europa", espetó. Por su parte, Chivvis tampoco se muestra muy optimista con relación a los intentos del presidente francés, Emmanuel Macron, de lograr un consenso "para proteger su mundo en este momento de crisis". "Será muy difícil", concluye.

A pesar de los análisis, Macron y el primer ministro británico, Keir Starmer, quieren buscar, como bomberos en Notre Dame, los puntos en común que todavía prevalezcan con Donald Trump, con quien se reunirán en Washington la próxima semana.

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

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