José Ovejero, en el paraíso de Stevenson

José Ovejero, en el paraíso de Stevenson

Es uno de esos escritores que se han ido haciendo su hueco poco a poco, libro a libro, sin prisas pero sin pausas, ganando cada vez más adeptos a sus historias.

José Ovejero (Madrid, 1958) es uno de esos escritores que se han ido haciendo su hueco poco a poco, libro a libro, sin prisas pero sin pausas, ganando cada vez más adeptos a sus historias. Obtuvo el Premio Primavera de Novela en 2005 por Las vidas ajenas y este año ha obtenido el Premio Alfaguara, con La invención del amor, una novela que, como la ha definido Santos Sanz Villanueva, "da una nueva vuelta de tuerca a la estirpe del antihéroe" y en la que se desvelan las imposturas del amor. Ovejero tiene libros de cuentos, de poesía, de teatro y de ensayo (La ética de la crueldad), y con este Premio de Alfaguara ha dado el salto definitivo a un público mayoritario, al que él se enfrenta como en una partida de ajedrez: "En una novela uno pone y mueve las primeras piezas blancas y negras y le entrega el tablero a los lectores". Estas son las respuestas que nos da para invitarnos a sumergirnos en el mundo de los libros, con motivo de la Feria del Libro de Madrid.

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¿Qué libro estás leyendo ahora?

La caja negra de Daniela Astor, de Marta Sanz.

¿Qué libro te marcó en tu infancia o adolescencia y por qué?

En mi infancia, La cazadora de cabelleras, de Emilio Salgari, quizá porque me fascinaba el deseo de venganza de Minehaha, quizá porque estaba secretamente enamorado de esa mujer implacable.

¿Qué autores te han marcado más a lo largo de tu vida como lector?

Julio Cortázar, Peter Handke, Luis Martín-Santos, Philip Roth, Judlian Barnes, Alice Munro, Elfriede Jelinek, Agota Kristof... en realidad la lista sería casi interminable, porque todo buen libro te marca de alguna manera.

¿Qué libro del que tuvieras un buen recuerdo te ha defraudado con el paso del tiempo o viceversa?

La Regenta, intenté leerla muy joven y no la terminé: hoy no entiendo que no me fascinase la mirada despiadada de Clarín. Y al contrario, también leí muy joven San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno, y tenía buen recuerdo de él hasta que lo leí de adulto: entonces me pareció banal y al mismo tiempo arrogante.

¿Qué libro tuyo recomendarías a los lectores que todavía no te han descubierto?

La comedia salvaje para los lectores de novela, Nueva Guía del Museo del Prado para los lectores de poesía.

Y de tus contemporáneos, ¿a quién recomendarías para iniciarse en el mundo de la lectura?

Como los lectores primerizos suelen interesarse por novelas de aventuras, pero también es bueno empezar no por aventuras facilonas, sino por obras de calidad que vayan marcando el gusto, les recomendaría La piel fría, de Sánchez Piñol. Que además contiene una interesante historia de amor.

Y los niños, ¿cómo podemos contagiarles la pasión por los libros?

Prohibiéndoles la lectura.

Por último, ¿qué historia de ficción te hubiera gustado vivir en carnes propias?

La mayoría de los buenos libros, al menos de la literatura contemporánea, son lugares incómodos para habitarlos, pues la literatura, en general, vive de la tensión y la sensación de amenaza (física, psicológica, moral...). Seguro que es muy interesante despertar convertido en escarabajo o asomarse al futuro postapocalíptico de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, también al ciberfuturo de Neuromante. Pero ahora mismo me conformo con una experiencia menos agotadora, como haber estado en el paraíso preadolescente de La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson.

Foto: Wikipedia.