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Censar tiburones en uno de los mejores submarinos del mundo: así ha sido la pionera misión científica realizada en Tenerife

Censar tiburones en uno de los mejores submarinos del mundo: así ha sido la pionera misión científica realizada en Tenerife

El equipo del sumergible Pisces VI, junto a la ONG Condrik y científicos como Sara García Alonso han estado en la costa de Radazul con la expedición 'Deep Shark Expedition'.

Laia Valor, Sonia Pérez junto a Sara García Alonso, Lorenzo Milá y el resto de trabajadores de la misión, con el submarino Pisces VI al fondo.Imagen cedida Pisces VI

La costa tinerfeña de Radazul ha sido el escenario desde el pasado 23 de junio y hasta este martes 4 de julio de una pionera misión de investigación científica marítima relacionada el estudio de especies de tiburones y rayas en profundidad para contribuir con datos que ayuden a la conservación de estas especies en las Islas Canarias.

La expedición, bautizada como Deep Shark Expedition, ha estado comandada por la empresa del submarino Pisces VI, uno de los ocho ejemplares que hay en el mundo capacitados para bajar a más de los 2.000 metros de profundidad, aunque este proyecto se ha limitado a expediciones hasta los 300 metros. Además, ha contado con biólogos marinos de la ONG tinerfeña especializada en tiburones Condrik, el documentalista Lethal Crysis, la astronauta española Sara García junto a Lorenzo Milá y el equipo de Objetivo planeta entre otros.

Desde Pisces VI subrayan que el objetivo de esta revolucionara expedición ha sido el de conseguir que la información obtenida ayude a suministrar datos de difícil acceso, así como para generar documentación que permita identificar áreas importantes para tiburones y rayas (ISRAs).

"A nivel de biología en España creo que se haya hecho un proyecto tan, tan potente enfocado a buscar tiburones de profundidad, contando con diferentes equipos y bajando carnada para que el olor atraiga ejemplares. Si se han hecho han sido pocos y es algo casi pionero en el país a la hora de hablar de conservación marina por la metodología planteada y por el hecho de usar un submarino como este", afirma Laia Valor, una de las biólogas marinas participantes por el equipo de Condrik.

Precisamente, el haber bajado cajas con cebo dentro para que desprendiera olores que atrajeran a los tiburones ha sido parte clave del proyecto, ya que con ello esperaban ver varios ejemplares. También el hecho de haber descendido hasta un receptor acústico situado a unos 240 metros que detecta tiburones marcados que han pasado por ahí. Sin embargo, el equipo de Condrik no pudo ver ninguno en las cuatro inmersiones que hicieron y en total entre todos los días solo han visto tres, dos de ellos en la última jornada.

"Sabíamos que con ese permiso no íbamos a encontrar tiburones de profundidad, pero la vida marina es inmensa y no ver ni uno me ha preocupado mucho. Tenemos que hacer un trabajo de investigación para ver cómo era esto antes y ver si es lo normal aquí porque bajar una semana entera carnada al agua y no haber visto nada más que cuatro rayas me dice cosas. Tenemos que estudiar el pasado para conocer el presente, pero que este animal no esté ahí no está bien y de primeras es preocupante”, asegura esta bióloga alicantina de 26 años, que aprovecha para reivindicar Canarias como un destino científico y no solo como un lugar de “sol, playa y bares".

Sonia Pérez, la controladora de misión de Pisces VI, también destaca la dificultad para ver tiburones: "Estamos sorprendidos porque no se ven ni utilizando el cebo, ha costado mucho y no sabemos los motivos".

Valor, aunque matiza que "en Canarias se sabe muy poco de estos animales", insiste en que son islas volcánicas en el Atlántico, algo que debería provocar que haya mucha más vida. "No hemos hecho un bagaje previo de hablar con pescadores, pero sí que me llevo la impresión de que normal no es", reitera, comentando la importancia de hablar con esos trabajadores del mar de la zona para saber si ha cambiado o si es normal. "Puede ser una coincidencia, puede que no".

Laia Valor, junto al resto del equipo de Condrik.Imagen cedida por Laia Valor

Uno de los submarinos más potentes del mundo

El objetivo de Pisces VI, tal y como Pérez explica, es el de "facilitar el acceso a las instituciones científicas e investigadores". Por ello han puesto en marcha este revolucionario proyecto, que ha contado con el apoyo de una financiación privada. 

"Fuimos nosotros los que nos pusimos de acuerdo. A veces es un cliente el que te dice que quiere investigar algo y nosotros facilitamos nuestro servicio, pero en este caso la iniciativa ha sido nuestra. Hemos buscado a personas que hiciesen esta actividad porque queríamos poner en valor el estudio en esta zona de raya y tiburones y, por ello, conectamos con gente experta en la materia", añade.

Para Valor, el haber podido participar en esta misión es "un sueño de niña", de cuando fantaseaba con sumergirse en las profundidades marinas. "Aunque el resultado no ha sido el esperado, a nivel experiencia ha sido tremendo y tanto yo como Condrik estamos muy agradecidos con esto", reconoce. 

Pisces VI en el agua.Pisces VI

El subacuático, que se puso en marcha en Estados Unidos y que pasó las pruebas en Canadá, llegó a Tenerife en 2020. Desde entonces no solo operan en Canarias, ya que también se puede desplazar a cualquier parte del mundo gracias a su diseño, que permite que entre en dos contenedores. 

"Tenemos uno de los pocos submarinos del mundo con capacidad de ir más allá del 2000 metros, que es una gran barrera, y solo hay ocho en el mundo y casi todo son públicos como de Estados Unidos, Japón o Francia. A nivel privado solo hay tres, así que hemos estado por otros países también", describe Pérez.

Además, la mission controller detalla que, por seguridad, el sumergible cuenta con siete sistemas, uno más de los obligatorios, para regresar a la superficie. También destaca que tienen controles de oxígeno y CO2, así como una batería principal y otra auxiliar. "El principal problema de seguridad es externo", sentencia Pérez, que en esta misión han trabajado por parte de la compañía, además de ella, un buzo y el piloto.

Para la expedición, que la han realizado durante el día, solo han podido bajar por un tema de permisos como máximo a esos 300 metros, lo que les ha privado de poder ver los escualos que viven a mayor profundidad. 

"Para verlos habría que ir de noche porque es cuando migran en dirección vertical hacia la superficie para cazar porque de día pueden vivir a 800 o 1000 metros", explica la científica valenciana, que vive en las Islas Azores y que avanza que van a luchar para conseguir financiación para intentar hacer una expedición similar pero de noche. 

Laia Valor en el interior del submarino junto al piloto.Imagen cedida por Laia Valor

Inmersiones de 5 horas diarias

La rutina de trabajo durante todos los días de misión ha consistido en jornadas de unas cinco horas, de las que más de tres se estaban en profundidad. A esos 300 metros se tarda en bajar y subir algo menos de media hora, comenta Pérez. Además, también había que contar con el traslado y la preparación previa en el puerto.

Ya en el submarino, donde entraban dos personas además del piloto, tenían que estar pendientes por una ventana para comprobar si se acercaba algún ejemplar o no. 

"Mi función era observar, íbamos con una tabla y un estadio de datos en los que apuntábamos datos biológicos de animal y mi objetivo era estar ahí y ver si venía algo", relata Valor, que bromea con que podría haberse pegado todo el día ahí abajo disfrutando del fondo del mar.

"El paisaje que se veía es el de un universo diferente al nuestro. Estamos empeñados en estudiar el espacio, pero tenemos otro tipo de espacio en nuestro planeta que casi no conocemos. Hemos podido ver corales en forma de látigo, una oscuridad total, rocas, peces de todo tipo y tomar conciencia de eso ha sido flipante. Es un universo aparte, eso sí que me lo llevo", concluye Valor.

Ella, igual que Pérez, terminan por reivindicar una mayor inversión en proyectos científicos como este para seguir avanzando en el conocimiento de una especie que sigue siendo desconocida.

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Soy redactor de Virales en El HuffPost, desde donde te contamos la actualidad de una forma muy diferente.

 

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Mi trayectoria

Nací en Barbastro (Huesca) en 1995 y en 2013 emigré a Madrid para estudiar periodismo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ya que desde pequeño he crecido escuchando la radio y con el objetivo de dedicarme a este mundillo. Aprendí primero en El Heraldo de Aragón y después en la Cadena Ser hasta que en 2019 me saqué un máster en Periodismo de investigación, datos y visualización en la UNIR y entré en El HuffPost. Desde entonces, he crecido de la mano de este medio.

 


 

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