El Ayuntamiento de Lugo sucumbe a la presión de los ciudadanos y deja a su enterrador sin poder cuidar a su hijo: "No tengo la culpa"

Ya hay sentencia sobre un sonado conflicto laboral en Lugo por un trabajador que reclamaba poder conciliar y la negativa de un Ayuntamiento. Se trata del caso de José Manuel Rozas, que trabaja como enterrador en el cementerio municipal de Lugo, y su choque con el Concello lucense.

Según recoge el diario gallego El Progreso, Rozas, que admite estar "fastidiado", emprendió una maratón de reclamaciones para poder conciliar y pasar tiempo con su hijo de 3 años. No obstante, se topó con el rechazo municipal y, posteriormente, con el de la Justicia.

La clave es que en estas instalaciones, en las que hay 6 trabajadores contratados, tienen un horario de apertura de todos los días del año, con posibilidad de entierros tanto de mañana como de tarde. Y no es un tema baladí, porque se instauró ese amplio horario después de las críticas vecinales durante una pandemia donde solo había entierros matinales.

Los vaivenes en la vida del enterrador

Aquella limitación de horario que se produjo en pandemia sí fue vista con buenos ojos por alguien. Por el propio José Manuel Rozas, que siempre había venido trabajando, desde hacía más de una década, en horario partido. Es decir, por la mañana y por la tarde. La jornada continua mejoró su calidad de vida, pero se hizo más importante aún cuando en 2022 nació su hijo, un pequeño que requiere de cuidados.

"Yo sé que es difícil organizar el calendario del cementerio, pero yo no tengo la culpa y creo que la ley me ampara. Peleo por el derecho a cuidar de mi hijo", explicó Rozas a El Progreso, adelantado que continuará dando la batalla, a pesar de que haya sentencia en su contra por considerar el servicio del cementerio como esencial. Según la mencionada información, la concejala al cargo del cementerio, Cristina López, da por resuelto el conflicto al valorar que se trata de una sentencia firme.