El fuego arrasa Ourense en uno de sus peores incendios: "El cielo se tiñó de ceniza y el suelo ardía"
Ourense (Galicia) es una de las zonas más afectadas por los incendios en los últimos días. Vecinos de la zona relatan a El HuffPost cómo están pasando el infierno en un momento en el que, aseguran, muchos piensan que se han arruinado.

"Se trata de una zona ganadera 100%, todo es pasto. No ha quedado prácticamente nada de verde y, lo demás, ha ardido. Personalmente no recuerdo nada que haya sido tan extensivo. Se tiñó el cielo, como si fuese una niebla con ceniza, inundándolo todo. Apenas se vía el sol y, si se veía, era como estar ante una escena apocalíptica", asegura Ovideo Fernández desde Ourense. Es dueño del Casal de Drados, en Chandrexa de Queixa, una de las zonas más afectadas por los incendios en este verano que acumula miles de hectáreas abrasadas por las llamas. Se trata de una de las temporadas estivales más devastadoras en las que el territorio gallego ha sido el más afectado por el fuego.
La ola de incendios que afecta a Galicia ha arrasado ya más de 23.700 hectáreas a mediados del jueves y se espera que vaya en aumento, de ellas, 10.500 corresponden al fuego iniciado en el municipio de Chandrexa de Queixa (Ourense), según el último balance de la Consellería de Medio Rural, que ha informado de nuevos confinamientos para la ciudadanía más afectada por las llamas. Permanecen activos seis de los incendios y muchos se han unificado llegando a atravesar la provincia y entrar en Zamora. Además, dos aviones cisternas provenientes de Francia han llegado en la mañana del jueves a Galicia para ayudar en las tareas de extinción.
Las condiciones materiales de la zona explican cómo emergió el incendio que se rebeló apoyado por las condiciones meteorológicas. Fatales para la extinción del mismo y el mayor de los aliados para el fuego. "Lo que al principio era muy poco y parecía controlado se fue extendiendo con el viento. Hizo lo que quiso con el fuego, y eso fue un auténtico problema: todo se ha convertido en ceniza", relata Ovideo devastado por la situación en la que se haya inmersa su tierra. Las noches fueron especialmente difíciles. "El suelo ardía, el humo tapaba el sol y el cielo se tiñó de ceniza. No se veía nada; la noche fue asfixiante por el humo y la carga atmosférica", describe. "Finalmente, el sol volvió a aparecer, y con él la visión del desastre: extensiones enormes y pérdidas incalculables".
Mari Carmen es vecina también de la zona, su desesperación es palpable desde el primer minuto de la conversación con El HuffPost. "Ayer casi nos quemamos, no aparecía nadie por aquí. Bueno, sí, Rueda y Feijóo a ver cómo nos quemábamos, pero no hay medios en general en toda la zona", explica. Trabaja en una panadería cercana a Chandrexa de Queixa, desde ahí asegura que la situación tampoco está siendo fácil. "Ayer por la mañana nos quedamos sin electricidad y no hemos vuelto a tener luz, en el peor momento del incendio, hasta ahora al mediodía. Además, está volviendo el viento y eso siempre es malo para situaciones como estas", afirma. El municipio de Ourense está poblado por menos de 400 habitantes en un total de 171 kilómetros y la mayoría de ellos superan los 70 años. Muchos han sido desalojados a la espera de saber qué será de sus hogares.

La situación desborda tanto a los vecinos como las instituciones que no alcanzan a cubrir a un fuego en constante expansión. Este jueves se ha sabido que las llamas de Ourense han cruzado la frontera y han llegado hasta la provincia de Zamora, lugar en el que se encuentra el peor incendio de la historia desde que hay registro en España. "Muchos de los pueblos no se han quemado por la labor de los vecinos; porque se han unido y entre cubos de agua, mangueras, escobas o lo que tuvieran a mano han podido contener un poco el fuego, pero esto no puede seguir así. Estamos abandonados. Son los vecinos los que se están encargando de la mayoría de los casos", afirma Mari Carmen que trabajará a lo largo del día para instalarse en una normalidad imposible, en un terreno que ha quedado sepultado por las cenizas y en un pueblo que no deja de pensar cómo saldrá de esta.
Si la realidad del presente es desoladora, la del futuro genera un vértigo insoportable para una parte importante de la ciudadanía gallega. Ovideo Fernández comenta con este periódico la realidad palpable entre sus conocidos y lo que está suponiendo el incendio más allá del desastre medioambiental. El fuego no solo destruyó praderas, sino también el sustento de familias enteras. "Muchas personas se consideran ya arruinadas de antemano debido a todo lo que han perdido por el fuego", explica.
"Las recuperaciones ante este tipo de situaciones son muy difíciles y las ayudas no siempre cubren todo el daño. De hecho lo más probable es que sólo se cubra una parte pequeña y, de este momento hasta que lleguen esas ayudas, el tiempo que puede pasar es incierto. La realidad es que la magnitud del desastre supera cualquier cálculo y sólo el tiempo podrá determinar cómo se podrá salir de esta, pero ahora mismo el ánimo está por los suelos", dice.
El ganado también ha sido una de las pérdidas más notables a lo largo de los días. En un lugar donde el sector primario juega un papel fundamental, la pérdida de vidas animales ha hecho mella entre los trabajadores. "Hay granjas que han perdido todas las ovejas, bacas o caballos que tenían. Esto no sólo produce un golpe sentimental evidente, sino una pérdida económica incalculable que llevaba tras de sí años y años de trabajo a sus espaldas y que ha quedado, literalmente, reducido a ceniza", asegura Ovideo que enfatiza en todo el campo que se ha perdido.

"Se juntaron todas las condiciones necesarias para que se produjera lo que estamos viviendo: lluvia durante todo el año que ha hecho que crezca más el pasto, sequedad en verano a niveles extremos, temperaturas por encima de los 37 grados y un viento indomable para el ser humano. Se pensó que se podría controlar, pero la mayoría de veces ha sido imposible. El fuego tiene su propio movimiento, y la temperatura de las llamas cambia cuando las condiciones extremas están presentes", afirma.
La perspectiva de Ovideo Fernández es más amable en lo que a responsabilidades se refiere. "No hay que culpar a nadie, la cobertura para intentar eliminar los incendios está siendo intensa, pero la naturaleza, cuando viene así, es muy difícil de combatir", comenta con este periódico. El viento se ha convertido en el mayor rompecabezas para la ciudadanía que lamentan cada brisa que perciben en sus carnes. "Cuando conseguíamos eliminarlo en una zona, el viento inventaba otro foco en otro lugar. Con temperaturas de 33, 35 y hasta 37 grados, era imposible", explica. Por otro lado, y en plena oleada de incendios forestales que azota Ourense, los profesionales del sector denuncian "medios insuficientes, incumplimientos administrativos y falta de prevención". "Estamos colapsados y no somos capaces de hacer frente a la situación que hay", alertaba el agente forestal Xosé Santos en conversaciones con Europa Press.

Interrumpida la circulación entre Galicia y Madrid
La circulación de trenes entre la capital y Galicia se ha visto con permanentes interrupciones a lo largo de los últimos días debido a los incendios que azotan al norte del país. El último intento de reconectar ambos territorios se ha vuelto a caer a lo largo de este jueves. "Tras la revisión satisfactoria de la infraestructura y con la autorización previa del 112 Galicia, Adif restablece la circulación de alta velocidad entre Madrid y Galicia", decía en un comunicado. Sin embargo, se ha vuelto a cortar por la proximidad de uno de los incendios a las vías del tren.
La suspensión de los trenes ha generado una acumulación de pasajeros en la estación madrileña de Chamartín, a quienes se les ha dado la opción de cambiar y anular sus billetes sin coste alguno, pero que permanecen en la incertidumbre de conocer cuándo podrán retomar su viaje a Galicia en uno de los puentes más clave del año.
