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El mundo despide al papa Bergoglio: claves de un funeral con un toque de rebeldía franciscana
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El mundo despide al papa Bergoglio: claves de un funeral con un toque de rebeldía franciscana

Al argentino le dirán adiós este sábado jefes de Estado y Gobierno y delegaciones de 170 países, además miles de católicos echados a la calle. Luego le espera la tierra sencilla en la Basílica de Santa María, tras 88 años de intensa vida.

Miembros de la Guardia Suiza junto al féretro del Papa Francisco, el día de su traslado a la Basílica de San Pedro del Vaticano, el 23 de abril de 2025.Yara Nardi / REUTERS

"La muerte no es el fin de todo, sino el comienzo de algo. Es un nuevo inicio". Lo escribió el papa Francisco en un texto que se conoció horas después de su muerte, el pasado lunes, en la residencia Santa Marta, a los 88 años. Hoy un vídeo viral inunda las redes, con Jorge Bergoglio haciéndose selfis junto a Jesús en los cielos, radiante. Nadie puede responder a la pregunta esencial de si hay vida después de la muerte y los buenos acaban viviendo entre nubes. Si así fuera, el papa argentino vería este sábado su despedida terrenal, un funeral con boato y ceremonia -como mandan los cánones vaticanos-, pero también con un punto rebelde y franciscano, el que él dejó dictado en su testamento. Probablemente, sonreiría. 

El cuerpo del hasta ahora obispo de Roma ha sido venerado en San Pedro de Roma hasta la tarde de ayer, cuando a las siete se cerraron las puertas, tras tres días en los que riadas de personas llegadas de todo el mundo han ido a decirle adiós, a rezarle, a darle las gracias o a reprocharle lo hecho -o lo por a hacer o lo medio hacer-. También, sencillamente, a curiosear, que no se muere un papa todos los días. En las colas, por las que han pasado más de 250.000 personas y que se han mantenido incluso durante las madrugadas, no ha habido incidentes y sí notables muestras de respeto y cariño. "Se fue el bueno", decía a la BBC un señor de Colombia.

Ahora que Francisco ya sólo es un cuerpo irreconocible y sin acción, la antítesis de Bergoglio en vida, sólo queda el retorno a la tierra. La pelea por el anillo del pescador será cosa de otros, en el cónclave. Para cuando la política y el Espíritu Santo se den cita en la Capilla Sixtina, Franciscus, como lo nombrará su sepultura, descansará en paz. 

Largas colas en el Vaticano para entrar a la capilla ardiente del papa Francisco, el 25 de abril de 2025.Michael Kappeler / picture alliance via Getty Images

El proceso

A las ocho de la tarde de ayer, una vez que la capilla ardiente de San Pedro quedó cerrada a los visitantes, empezó realmente el funeral por el sumo pontífice. El primer paso fue el sellado de su féretro, un rito presidido por el camarlengo, el cardenal irlandés-estadounidense Kevin Farrell. Fue el encargado de leer el acta preceptiva, un texto en latín que resume la vida y obra del papa. Junto a él había siete cardenales más: Giovanni Battista Re, Pietro Parolin, Roger Mahony, Domenique Mamberti, Mauro Gambetti, Baldassare Reina y Konrad Krajewski. De acuerdo al protocolo, el maestro de ceremonias extendió un velo de seda blanca sobre el rostro de Francisco y colocó en el ataúd una bolsa con las monedas acuñadas durante su pontificado y el tubo metálico con el acta. 

Como el papa dispuso la utilización de un ataúd, no se vivió el ritual de colocar y cerrar el féretro de ciprés en el segundo ataúd de plomo y el tercer ataúd de roble, como es costumbre. Es uno de esos detalles de rebeldía de los que antes hablábamos, todos relacionados con un oficio más sencillo, menos pomposo, en línea con decisiones en vida como la de residir en Santa Marta o tener un Focus por coche oficial.

Hoy viene ya el funeral en sí, desde las 10:00 horas (hora local y española). Tendrá lugar en la explanada de San Pedro y comenzará con una misa de réquiem. La liturgia funeral será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, el decano del Colegio Cardenalicio, y de ella también participarán patriarcas, cardenales, arzobispos y obispos. Sobre el féretro, colocado frente al altar, suele estar el libro de los Evangelios. Una vez termine el funeral de Francisco, se producirá el traslado de su cuerpo al lugar en el que él ha elegido que quiere ser enterrado: la Basílica de Santa María La Mayor.

Francisco dispuso que su cuerpo fuera enterrado "con dignidad, pero como todo cristiano", sin ese triple ataúd, doble velatorio ni títulos ostentosos. Encomendó la tarea de que todo fuera así cumplido a monseñor Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas papales, y aprobó una nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis (Rito del entierro de los romanos pontífices, que databa de 2000) el 29 de abril de 2024, para establecer que "el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo y no el de un poderoso de este mundo", explicó Ravelli. De esta forma, en las oraciones Francisco será llamado "papa", "episcopus romae" o "pastor" en el ritual llamado Romanus Pontifex, así que obispo de Roma, pastor y romano pontífice serán sus alusiones, sin más títulos como "sumo pontífice de la Iglesia Universal" o "soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano".

Al final del servicio, el cardenal decano pronunciará la última oración, que encomienda formalmente al papa a Dios antes del entierro. El ataúd será llevado, entonces, por portadores al interior de la basílica para la conclusión del servicio, antes de ser transportado a su lugar de entierro.

El trayecto

El cortejo fúnebre que llevará el cuerpo del papa desde el Altar de la Confesión de San Pedro del Vaticano hasta la basílica de Santa María la Mayor atravesará seis kilómetros del corazón de Roma a paso solemne ("de persona", lo llama la tradición vaticana, para que la gente pueda despedirse de él), en un trayecto cargado de simbolismo.

La ruta seguirá parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, la procesión que ya hacían antiguamente los pontífices tras ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma. Esta ceremonia, rescoldo de los antiguos desfiles del Imperio romano, constituía el primer acto oficial del pontífice como obispo de Roma.

Según confirmaron a EFE fuentes de la Policía Nacional, el cortejo de Francisco, que supone uno de los mayores retos a nivel organizativo para las autoridades italianas, pasará delante de lugares tan icónicos como el Coliseo romano. 

Al salir de San Pedro, la procesión pasará por la galería Príncipe Amadeo de Saboya, recorrerá el Corso Vittorio Emmanuele y llegará a la plaza Venezia, para luego girar hacia los Foros Imperiales. Desde ahí, tomará la Via Labicana y la Via Merulana, dejando al fondo San Juan de Letrán, hasta llegar a la plaza de Santa María la Mayor.

Un vehículo transportará el féretro de Francisco seguido por un reducido número de coches que transportarán a algunos cardenales, aunque obviamente el tráfico general estará cerrado durante el evento. 

Para los ciudadanos y fieles que se acerquen a la zona, se han colocado cuatro pantallas gigantes en el área y así podrán seguir el funeral y el cortejo incluso si no están en posiciones de primera fila. Tras el entierro, quien lo desee podrá pasar a rendir homenaje por la tumba de Francisco en Santa María la Mayor.

La basílica de Santa Maria Maggiore en Roma, con el espacio donde irá la tumba de Francisco tapado al público, el 24 de abril de 2025.Jakub Porzycki / Getty

El descanso final

Francisco llevaba tiempo enfermo -esos pulmones dando problemas desde la  juventud- y hasta se especuló con una hipotética renuncia que él siempre rechazó. En tiempos de salud quebrada, le dio tiempo a pensar bien qué quería para su final. Lo tenía muy claro, quería reposar en la basílica romana de Santa María La Mayor, que se encuentra extramuros del Vaticano, al otro lado del río Tíber de Roma. Y quería una tumba sencilla, en el suelo, que contará con una reproducción de su crucifijo pectoral. El dibujo de la pieza representa al buen pastor que conduce el rebaño al redil y lleva la oveja perdida sobre sus hombros. Toda una declaración de intenciones. 

La sepultura del papa del fin del mundo se encuentra en la nave izquierda de la basílica que él prefirió en vida para reposar, en vez de en la cripta vaticana, y tendrá una lápida en el suelo con la inscripción "FRANCISCUS", su nombre pontificio en latín, tal y como dispuso en su testamento. La ubicación de la tumba es importante, estará entre la Capilla Paolina, que alberga la Virgen Salus Populi Romani, de la que Francisco era muy devoto, y la de la poderosa familia Sforza. Será en un lateral del altar de San Francisco, el santo de los pobres de quien Bergoglio adoptó su nombre pontificio. Otra declaración más. 

Bergoglio, siempre fiel a su estilo humilde, había dejado escrito en su testamento su voluntad de que el sepulcro esté "en la tierra, sea simple, sin un decoro particular". Será de mármol de Liguria, la tierra de sus abuelos italianos antes de la emigración a Argentina. Además, los gastos de preparación de la sepultura serán cubiertos por un benefactor que encontró en vida y que permanece anónimo. No hay pistas de quién puede ser. 

Francisco solía acudir a este templo desde antes de su elección, siempre estuvo entre sus favoritos. Ya en sus más de 12 años de pontificado, lo visitaba antes y después de cada viaje apostólico para encomendarse a la Salus Populi Romani, "protectora de los romanos".

La transmisión televisiva en directo del funeral se detendrá en la entrada de la basílica mariana, ya que el entierro será un evento privado y sencillo, según los deseos del propio Francisco. Se sabe que dentro se entonarán oraciones y salmos. Antes de colocar el féretro en el sepulcro, se imprimirán en él los sellos del camarlengo, de la Prefectura de la Casa Pontificia y de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas. Este rito marcará el inicio de los Novemdiales, una antigua tradición de nueve días de luto y misas por el descanso del alma del difunto papa.

Pero antes, a esa entrada de Santa Maria Maggiore, podrá verse uno de los gestos más hermosos del día: la presencia de unas 40 personas, "migrantes, transgéneros, pobres y prisioneros", cada una con una rosa blanca en la mano, esperando al papa en las escaleras de la iglesia. "Dirán adiós, pero sobre todo gracias a un Papa que para muchos de ellos fue como un padre", explica Vatican News. "Para ellos, los últimos de la sociedad, esta vez será un privilegio ser los últimos".

"Los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios. Así también en el corazón y en el Magisterio del Santo Padre, quien eligió el nombre de Francisco para no olvidarlos jamás. Por este motivo, un grupo de personas pobres y necesitadas estará presente en la escalinata de acceso a la Basílica Papal de Santa María la Mayor para rendir el último homenaje al Papa Francisco antes del entierro de su ataúd", se lee en un comunicado de la Santa Sede.

El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, ha adelantado también que el sepulcro de Francisco podrá ya ser visitado desde la mañana del 27 de abril, domingo, un día después de las exequias.

El blindaje

El funeral se celebrará en una Roma en estado de máxima alerta y seguridad, debido a la alta afluencia de público que se espera a lo largo de todo el cortejo y especialmente debido a la presencia en pleno de la alta curia de la Iglesia Católica y de representantes de 150 y 170 delegaciones extranjeras. En total, habrá 6.000 agentes desplegados en la zona: hasta 4.000 policías, diseminados por cada esquina de Roma, y 2.000 carabineros -policía militarizada- y militares. Otros 400 agentes de tráfico estarán de turno. Todos forman parte de un refuerzo para garantizar que todo salga bien. Las autoridades locales se han mostrado "preocupadas" por la magnitud del evento, pero confían en que esté todo atado y bien atado. 

Se ha impuesto una zona de exclusión aérea sobre Roma, en funcionamiento las 24 horas, que impide el aterrizaje, el despegue y el movimiento de toda aeronave que no esté aprobada de inicio y se han desplegado unidades antidrones, con sistemas de inhibición de señales para prevenir cualquier actividad sospechosa. Los asistentes podrán hacer fotos con el móvil; enviarlas, ya será un problema mayor. 

Aviones de combate Eurofighter están también en alerta para intervenir si es necesario, al igual que hay francotiradores posicionados estratégicamente en los tejados a lo largo de la Via della Conciliazione y la colina del Gianicolo. Helicópteros policiales sobrevuelan constantemente el centro histórico y sus alrededores y habrá un destructor en las costas de Fiumicino, a media hora en coche. 

Habrá hasta bazucas antidrones en el área de San Pedro. Se trata de una especie de elemento disuasorio que, en caso de avistar drones no autorizados, pueden inhibir las ondas de radio, guiándolos así hasta que aterricen. Por supuesto, no faltan las tradicionales unidades caninas y de detección de explosivos. También se ha ampliado la presencia de unidades de policía fluvial para patrullar el río Tíber y sus orillas.

Miembros de las Fuerzas Armadas italianas vigilan los preparativos de seguridad del funeral del papa Francisco en Roma, el 24 de abril de 2025.Giuseppe Lami / EPA / EFE

La vigilancia tendrá que reforzarse en torno a las sedes diplomáticas y embajadas de Roma que acogerán a las respectivas delegaciones, sobre todo la residencia del embajador estadounidense, donde se prevé que sea alojado Donald Trump.

La Protección Civil italiana también juega un papel crucial en el operativo. Según Pierfrancesco Demilito, jefe de prensa del organismo, se movilizarán entre 2.000 y 2.500 voluntarios para asistir a los fieles que acudan a la plaza de San Pedro. Además, unos 500 médicos y enfermeros, junto con ambulancias, estarán disponibles en la zona gracias a la coordinación con la región del Lacio.

Ante la llegada de delegaciones y fieles, también se ha aumentado la seguridad en estaciones de tren y de los aeropuertos romanos de Fiumicino y Ciampino, donde la gestión del tráfico aéreo y de las pistas se adaptará a las llegadas de las respectivas delegaciones. Bajo tierra, equipos de la Oficina de Prevención y Rescate Público controlan estaciones de tren y andenes de metro, con especial atención a posibles explosivos, y el Ayuntamiento de Roma ha intensificado la circulación de metros y buses hacia el Vaticano para facilitar la llegada hasta la basílica de San Pedro, como ha hecho también en los días previos. 

Para completar el cuadro de seguridad se activaron a su vez mecanismos de nueva generación desplegados por la Policía, que incluye un sistema 3D para garantizar una visión de 360 grados de las áreas que rodean la plaza de San Pedro del Vaticano, un tipo de vigilancia que realiza el Centro de Gestión de Seguridad de Eventos, según los medios.

En esta ocasión, la seguridad del funeral estará a cargo de la Gendarmería Vaticana y de la Guardia Suiza, en colaboración con las fuerzas italianas, según informó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Unas 50.000 personas asistieron al funeral de Benedicto XVI en 2023, mientras que unas 300.000 asistieron al de Juan Pablo II en 2005. Ahora se espera una cifra incluso mayor.

La jornada, además, coincide con el 80º aniversario de la liberación de Italia del fascismo, cuyos actos se han rebajado por la muerte del papa, por lo que las autoridades tendrán que estar también pendientes de que la seguridad esté garantizada por este flanco. 

Las autoridades

Con Francisco no sólo se muere el líder espiritual de 1.400 millones de personas en el mundo, sino un jefe de Estado, que para algo es un país el Vaticano. Para honrar a último rey absoluto del planeta, irán a Roma enviados de entre 150 y 170 países, entre los que habrá una decena de monarcas y una cincuentena de jefes de Estado y Gobierno "en ejercicio".

Entre los asistentes confirmados están el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su esposa Melania. El republicano desveló su asistencia afirmando, desafortunadamente, que ambos están "entusiasmados por estar allí". También será de la partida el de Argentina, Javier Milei, que ahora dice que Bergoglio "ha sido el argentino más importante de la historia", cuando antes lo llamaba "maligno" y "comunista". 

A ellos se sumarán el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, el país con más católicos del planeta; los de Francia, Emmanuel Macron y el de Ucrania, Volódimir Zelenski; el canciller alemán, Olaf Schozl; el hijo mayor del rey Carlos III, el príncipe Guillermo, junto al primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer; el presidente irlandés, Michael D. Higgins, junto con el Taoiseach (primer ministro) Micheál Martin -entendible en un país de enorme tradición católica-; el presidente polaco, Andrzej Duda -también de un país muy fervoroso-; el presidente eslovaco, Peter Pellegrini, más el austríaco Alexander Van der Bellen, el lituano Gitanas Nausėda y el letón Edgars Rinkēvičs; el presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., o el de Timor Oriental, José Ramos-Horta. A ellos se sumarán otros muchos representantes europeos y mundiales. 

Todos ellos son una muestra de la variedad de territorios y regímenes con los que Francisco tuvo trato en su pontificado y muchos de ellos, además, han sido diana de los reproches de Francisco, de la inmigración a Gaza, de Ucrania a la pobreza. Alguno, internamente, pensará que ojalá llegue ahora un santo padre más afín a sus intereses. 

La reina Letizia y el rey Felipe, con el papa Francisco en 2014, días después de la proclamación del monarca tras la abdicación de Juan Carlos I.Getty Images

En el caso de España, el presidente Pedro Sánchez no acudirá, como suele hacer cuando la delegación nacional la encabezan los reyes, Felipe y Letizia, como es el caso. A los monarcas los acompañarán por parte del Gobierno las vicepresidentas primera y segunda del Gobierno, María Jesús Montero y Yolanda Díaz, y el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. El Ejecutivo ha invitado también al líder del PP Alberto Núñez Feijóo para formar parte de la delegación.

Migrantes y refugiados se sentarán junto a los líderes mundiales en el funeral, según informó la ONG de rescate de migrantes Mediterranea, que se reunió con el difunto pontífice en varias ocasiones. Su delegación estará compuesta por rescatistas, migrantes y refugiados que fueron torturados y escaparon de los campos de concentración libios, según la citada organización.

Quien no va a estar es el presidente ruso, Vladimir Putin. Debido a que la Corte Penal Internacional (CPI) ha emitido una orden de arresto contra él por presuntos crímenes de guerra por el robo de niños ucranianos, la policía de Italia –uno de los 125 estados miembros de la CPI– estaría obligada a detenerlo si pisa su territorio. La opción de obviar esta orden hubiera puesto en enormes problemas al Gobierno ultraderechista italiano. 

Quién con quién

El rígido protocolo para el funeral de este sábado es un delicado trabajo diplomático para evitar situaciones conflictivas entre naciones o líderes enfrentados, por lo que se seguirá el orden alfabético en francés a la hora de asignar los puestos, informa EFE. 

Las delegaciones entrarán a través de los muros vaticanos por la Puerta del Perugino, donde aparcarán los coches para encaminarse a la plaza de San Pedro y entrar por una acceso lateral, donde serán recibidos por el prefecto de la Casa Pontificia Leonardo Sapienza, antes de que el personal del ceremonial pontificio les acompañe a su posición.

Luego, se colocarán al lado derecho de la plaza mientras que en lado izquierdo estarán los cardenales.

Las primeras filas están reservadas a los jefes de Estado, pero con prioridad para las delegaciones italiana -obviamente, estarán presentes el presidente, Sergio Mattarella, y la primera ministra, Giorgia Meloni-, pero también y la argentina, país natal de Francisco, encabezada por  Milei. Junto a ellos, las Casas reales católicas, por lo que los reyes de España serán colocados en esa posición junto al resto de monarcas que han anunciado su presencia: Felipe y Matilde de Bélgica, el Gran Duque Enrique y la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, los príncipes Alberto y Charlène de Mónaco, y del copríncipe de Andorra, Joan Enric Vives, actual obispo de la Seu de Urgell. Junto a ellos se sentará el Gran Maestre de la Orden de Malta, frey John T. Dunlap. A continuación los reyes no católicos, como Carlos Gustavo de Suecia y la Reina Silvia, y el Príncipe Guillermo de Inglaterra.

Y luego está el complicado juego diplomático de los presidentes que sigue el orden alfabético francés. Trump se encontrará en la misma fila que Macron, pero muy alejado de Zelenski, a quien en las últimas horas ha vuelto a acusar, sin ir más lejos, de tener la culpa de la invasión rusa que sufre su país desde hace tres años largos. La prensa de EEUU, de hecho, ha especulado con la posibilidad de que haya un encuentro bilateral al calor del funeral, pero el norteamericano posiblemente se marche rápido después de la misa. 

Entre los primeros puestos también figuran el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres , los representantes de la Unión Europea -con los presidentes del Consejo, de la Comisión y del Parlamento, Antonio Costa, Ursula von der Leyen y Roberta Metsola. 

Un enigma será saber si el expresidente estadounidense Joe Biden, quien confirmó ayer su presencia en Roma debido a su estrecha relación con el papa Francisco, será incluido en la delegación, pero lo que es seguro es que estará filas de atrás respecto a Trump.

En la tercera fila habrá ministros, otros miembros de las delegaciones y embajadores, como será el caso del representante de Israel ante la Santa Sede, Yaron Sideman, un país que ha tardado tres días en lamentar la muerte de Bergoglio y que llegó incluso a publicar y luego borrar en sus redes sociales las condolencias, por ser siempre muy crítico con las masacres en Gaza.

Cardenales acompañan el traslado del féretro de Francisco desde la Casa de Santa Marta a la Basílica de San Pedro, el 23 de abril de 2025.Jakub Porzycki / Anadolu via Getty Images

Llega el cónclave

Con Francisco enterrado, aparte de las misas en su honor, llega el tiempo del relevo, del cónclave, el proceso de elección de un nuevo papa que combina tradición antigua, rituales religiosos y política. La votación se llevará a cabo a puerta cerrada y sólo los cardenales menores de 80 años -poco más de la mitad del total- tienen voz y voto en la decisión. Se espera que la cita comience unos diez días después del entierro del papa. 

Una vez que los 135 miembros del Colegio Cardenalicio se reúnen en Roma, se encierran en la Capilla Sixtina para iniciar el proceso de toma de decisiones. Los cónclaves duran lo que tarda un cardenal en obtener dos tercios de los votos. Francisco fue tempranero, salió en la quinta votación del segundo día de debate. A lo largo de los siglos, la elección de un nuevo papa ha llevado horas, días, semanas e incluso años. 

De los 135 cardenales elegibles para nombrar al próximo pontífice este año, el papa fallecido nombró a 108. Esto significa que cuatro de cada cinco votos en el cónclave corresponderán a cardenales elegidos por él. Eso ha llevado a algunos analistas a sospechar que podrían nombrar a un sucesor que siga las prioridades pastorales de Francisco, pero los cardenales insisten en la llamada divina, en las sorpresas de estas reuniones y en el trabajo de convivencia clave que ahora se abre por delante. 

Aunque no hay nada oficial, se ha hablado mucho de los favoritos para sucederle, entre los que figuran nombres como el del italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano. También hay nombres españoles que podrían optar a ser el nuevo Papa, como Juan José Omella o Carlos Osoro.

Pero para eso queda tiempo. Antes, esta mañana, viene el entierro de Francisco y, posiblemente, el fin de una era en la Iglesia Católica.

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Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.