El último maestro carpintero de su región se rinde y cierra su taller: "Los impuestos casi se comen los beneficios"
La situación es terrible en muchos lugares de Europa para muchos negocios que se encuentran asfixiados fiscalmente, y gremios cuya vela se apaga para siempre.

La desaparición de un negocio artesanal no solo implica el cierre de un taller, sino la pérdida de un oficio que forma parte de la identidad local. Eso es precisamente lo que ocurrirá en Ringenwalde (Alemania) el 1 de diciembre de 2025, cuando el maestro carpintero Fred Meith ponga fin a más de tres décadas de trayectoria profesional. Con su retirada, se apaga el último taller dedicado a la carpintería tradicional entre Templin y Angermünde, una señal más de la fragilidad que atraviesan los oficios artesanos en Europa.
Meith, de 65 años, ha tomado una decisión tan dura como inevitable: dar de baja su empresa después de años luchando contra números en rojo y una presión fiscal que él percibe como asfixiante.
“Mi negocio ya no es sostenible. Los impuestos se comen prácticamente las ganancias”, afirma.
Una decisión que duele, pero necesaria
El maestro explica que ha alcanzado el límite de la “autoexplotación”. Lo que comenzó como un proyecto cargado de ilusión, con varios empleados y una creciente reputación, fue transformándose con el tiempo en una lucha constante para mantenerse a flote.
Además de los elevados costes, la administración tributaria le ha exigido en repetidas ocasiones pagos atrasados cuantiosos. Ese panorama terminó por convencerle de que seguir sería un sacrificio personal sin recompensa. Pese a la tristeza del cierre, Meith no se retira en silencio ni sin reconocimiento.
Un adiós con honores
La directora general de la Cámara de Artesanos del Distrito de Uckermark, Katrin Grothe, visitó personalmente su taller para agradecerle sus 30 años de pertenencia al gremio y su contribución al tejido económico y cultural de la región.
“Usted ha representado el honor de los artesanos en Uckermark y formado a profesionales altamente cualificados”, señaló Grothe durante el acto de despedida.
Como muestra, le entregó un cuenco honorífico en nombre del gremio y de la propia Cámara. Pero su mensaje fue más allá: pidió que este cierre no desanime a otros artesanos y recordó que la institución puede ofrecer asesoramiento legal y apoyo para evitar que más pequeñas empresas se vean abocadas a la misma situación.
Una carrera dedicada a la madera y al patrimonio
El recorrido profesional de Fred Meith es un ejemplo de compromiso con su oficio. Su historia con la carpintería comenzó en 1976, cuando inició su formación junto al taller Abraham, en Joachimsthal. Se convirtió en maestro carpintero en 1981, especializándose en construcción y muebles. Finalmente, en 1991 abrió su propio taller en Ringenwalde, un hito que marcó el inicio de una aventura empresarial que llegó a emplear a siete personas en 2010.
Con el paso de los años, la plantilla disminuyó. En 2024 solo quedaban tres trabajadores y, recientemente, Meith gestionaba el negocio en solitario.
Sus creaciones principales eran puertas, ventanas y muebles de madera maciza, pero su pasión iba más allá de fabricar piezas nuevas: le fascinaba restaurar elementos históricos en castillos y casas señoriales de Uckermark y Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Su trabajo se guiaba por un profundo respeto hacia la arquitectura original.
Ese esfuerzo fue reconocido en 2016 con el Premio Federal a la Preservación Histórica en Artesanía, entregado por el ministro-presidente de Brandeburgo, Dietmar Woidke. Un logro que acredita la calidad y relevancia del taller que ahora se ve obligado a parar.
Adiós a la empresa, pero no al oficio
Aunque cierra su negocio, Meith no se imagina una vida sin madera, herramientas ni proyectos. Y bromea con que no piensa sentarse a esperar la jubilación formal dentro de dos años: “Hay muchísimo por hacer. Tenemos una casa grande, un jardín… seguiré haciendo chapuzas en mi taller”, asegura entre risas.
Además, quiere dedicar más tiempo a la Sociedad Ferroviaria de Templin, de la que ya forma parte como voluntario. Su futuro, lejos de la presión económica, parece cargado de nuevas oportunidades para disfrutar de la carpintería desde otro lugar: el del placer y no el de la supervivencia empresarial.
El declive de un oficio que pide relevo
En su despedida, Grothe recordó que la Cámara de Artesanos del Distrito de Uckermark agrupa actualmente a 192 empresas miembros, que representan apenas un 20% del total de negocios que podrían vincularse al gremio. Un dato que revela un desafío urgente: el sector necesita savia nueva, apoyo institucional y condiciones más favorables.
El cierre del taller de Fred Meith no es un hecho aislado, sino un síntoma de una crisis que comparten muchas profesiones manuales tradicionales. Oficios que conservan la historia arquitectónica y cultural de una región pero que, sin incentivos adecuados, se ven empujados a la extinción.
Mientras la madera se apila por última vez en el taller de Ringenwalde, queda una sensación agridulce: el orgullo por una vida dedicada al trabajo bien hecho… y la nostalgia por lo que se pierde cada vez que un artesano baja la persiana para siempre.
