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Esta es la rana más venenosa del mundo

Esta es la rana más venenosa del mundo

Su veneno, la batracotoxina, es tan potente que una sola rana puede contener suficiente toxina para matar a diez humanos adultos.

Ranas en un paraje de Brasil, en una imagen de archivoGamma-Rapho via Getty Images

La rana dorada, conocida científicamente como Phyllobates terribilis, es el vertebrado más venenoso del planeta. En los densos y húmedos bosques de Colombia, habita una criatura pequeña pero letal. La Phyllobates terribilis, comúnmente conocida como la rana dorada, es famosa por su brillante color amarillo y su capacidad de producir uno de los venenos más potentes conocidos por la humanidad. Este diminuto anfibio ha capturado la atención de científicos y curiosos por igual, debido a su impresionante toxicidad y su papel en las culturas indígenas locales. 

La rana dorada no solo es un espectáculo visual con su vibrante coloración, sino que también es un ejemplo fascinante de adaptación evolutiva. Su veneno, la batracotoxina, es tan potente que una sola rana puede contener suficiente toxina para matar a diez humanos adultos. Este veneno actúa bloqueando los canales de sodio en las células nerviosas, lo que provoca una parálisis muscular y, eventualmente, la muerte por insuficiencia respiratoria.

El proceso de obtención del veneno de la rana dorada es tanto un arte como una ciencia. Las comunidades indígenas, como los Emberá y los Chocó, han utilizado este veneno durante siglos para envenenar las puntas de sus dardos de caza. El procedimiento tradicional implica calentar suavemente la rana sobre un fuego, lo que induce la secreción del veneno. Este veneno se recoge cuidadosamente y se aplica a las puntas de los dardos, que pueden mantener su letalidad durante aproximadamente dos años. 

La Phyllobates terribilis es endémica de las selvas tropicales del Pacífico colombiano, específicamente en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca. Prefiere los bosques lluviosos con una alta tasa de precipitación, que supera los 5000 mm anuales, y se encuentra a altitudes entre 100 y 200 metros sobre el nivel del mar. Esta rana es diurna y se distingue por su tamaño relativamente grande para una rana dardo, alcanzando hasta 55 mm de longitud.

Existen tres variedades de color de la Phyllobates terribilis: la verde menta, la amarilla y la naranja. La variedad verde menta es la más común en cautiverio y se encuentra en el área de La Brea, Colombia. La variedad amarilla, que da nombre común a la rana dorada, se encuentra en la quebrada Guangüí. La variedad naranja es menos común pero igualmente tóxica. 

La Phyllobates terribilis fue descrita por primera vez en 1978 por los científicos Myers, Daly y Malkin. Desde entonces, ha sido objeto de numerosos estudios debido a su extraordinaria toxicidad. La batracotoxina, el alcaloide venenoso presente en su piel, es tan potente que incluso el contacto indirecto puede ser letal. Se ha documentado que pollos y perros han muerto tras entrar en contacto con superficies que una rana dorada había tocado.

Debido a su alta toxicidad y su atractivo en el comercio de mascotas exóticas, la Phyllobates terribilis está protegida por leyes internacionales. La captura y el comercio de esta especie están estrictamente regulados para evitar su explotación y garantizar su conservación en su hábitat natural. Las ranas doradas en cautiverio pierden su toxicidad con el tiempo, ya que su dieta en cautiverio no incluye los insectos específicos que les proporcionan los alcaloides necesarios para producir batracotoxina. 

La rana dorada no solo es importante desde un punto de vista ecológico, sino también cultural. Las comunidades indígenas han desarrollado un conocimiento profundo sobre esta especie y su veneno, utilizándolo de manera sostenible para la caza. Además, los científicos continúan estudiando la batracotoxina con la esperanza de desarrollar nuevos medicamentos y tratamientos basados en su potente efecto neurotóxico.