Estos son los dos únicos fertilizantes naturales que pasan la prueba real en un cultivo de tomates: "Mi producción de tomates se ha duplicado"
Sin químicos ni grandes costes, explica un estudioso del campo.

El campo siempre se reserva sus sorpresas y ni siquiera los cultivos de toda la vida responden al mismo patrón todo el tiempo. Por ello, se multiplica la oferta de fertilizantes para intentar 'empujar' la producción de determinados alimentos.
Desde Francia se hacen eco de las investigaciones de Marc Dupont, un jardinero que ha probado 'de todo' y que ha llegado a una doble conclusión en materia de fertilizantes del tomate.
Tras mucho estudiar, asegura que hay dos elementos con resultados excelentes. Se trata del humus de lombriz, también conocido como vermicompost, y del estiércol de ortiga.
En cuanto al vermicompost, asegura que es rico a nivel nutricional para la planta, mejora la estructura del suelo y promueve el crecimiento sano y robusto de las tomateras, al favorecer la absorción de más nutrientes.
En cuanto al estiércol de ortiga, considera que es un recurso muy apropiado tanto por sus propiedades fertilizantes como por servir de repelente contra ciertas plagas.
Se elabora a partir de hojas de ortiga fermentadas y permite enriquecer el suelo con nitrógeno, un elemento crucial para la floración y fructificación de los tomates. Pero en su 'versión' pulverizada, también asegura protección al cultivo, al blindarlo de la aparición de enfermedades por la aparición de hongos.
"Desde que empecé a usar vermicompost y ortiga, mis plantas están visiblemente más vigorosas y la producción se ha duplicado", asegura a la prensa gala.