Fran, español que sobrevive con su hijo en una aldea sin comunicación: "Me he cansado tanto de llevar la vida en una maleta"
Una historia que pone rostro a la dureza del aislamiento rural.

Aunque a muchos les resulte difícil imaginar una vida sin cobertura, sin carreteras cercanas ni servicios básicos a pocos minutos, vivir incomunicado sigue siendo hoy una realidad en algunos rincones de España. Lejos del ritmo urbano y de la conectividad permanente, aún hay personas que resisten en aldeas casi olvidadas, donde el tiempo parece haberse detenido y cada día exige un esfuerzo extra para salir adelante.
En uno de esos lugares apartados vive Fran junto a su hijo, protagonista de una historia que pone rostro a la dureza y las contradicciones de la vida en el aislamiento rural. Su testimonio ha sido recogido en un reportaje hecho por el creador de contenido Rody Aventuras y publicado en su canal de YouTube, en el que Fran explica por qué decidió quedarse en ese lugar apartado, y cómo pasan los días entre pequeñas tareas domésticas y las necesidades básicas.
El hombre cuenta que, al formar parte de un grupo antiterrorista, ha vivido en muchos sitios distintos de España, como La Rioja o Málaga, e incluso ha estado desplegado en Jerusalén, Bosnia y Kosovo. “Me he cansado tanto de viajar y de llevar la vida en una maleta”, resume con tristeza, contando que durante toda su vida ha priorizado el tema profesional hasta hace relativamente poco, que ha comenzado a darle más peso a su lado personal.
Una doble cara
El relato muestra casas antiguas, caminos vecinales y la relativa ausencia de vecinos y comodidades modernas. “Me vengo a Asturias que es donde tengo mi origen y mi familia”, explica Fran en el vídeo, una decisión marcada por el deseo de echar raíces y ofrecer a su hijo un entorno tranquilo, aunque eso suponga convivir a diario con el aislamiento, la falta de servicios y las dificultades propias de un lugar prácticamente desconectado del mundo actual.
En el reportaje, la cámara acompaña a Fran durante su día a día: recoge leña para la calefacción, repara las losas y se ocupa de las pequeñas tareas del hogar mientras su hijo juega alrededor. Subraya la doble realidad de quienes optan por la vida rural, por un lado libertad y silencio, pero también dificultades prácticas que van desde la falta de comunicación rápida hasta el esfuerzo permanente por subsistir y educar a un niño lejos de escuelas o servicios de salud próximos.
Aunque en los últimos años se han registrado incrementos modestos de población en ciertos municipios rurales y mejoras en la cobertura de banda ancha, con avances notables en despliegue 5G y fibra en muchas zonas, todavía persisten rincones sin servicio donde la vida cotidiana se vuelve más costosa y dependiente del coche y la previsión. Por ello cabe destacar que el caso de Fran no es una excepción aislada, sino que refleja una realidad compartida por otras familias que habitan en zonas rurales olvidadas.
