Hay una forma de saber si tienes que retirar tus cebollas del jardín si se han visto afectadas por lluvias intensas
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Hay una forma de saber si tienes que retirar tus cebollas del jardín si se han visto afectadas por lluvias intensas

Es importante prestar atención a estas señales para no perder toda la cosecha.

Un campo de cebollas regado por aspersión.MIGUEL_ANGEL_ORTEGA. Getty Images

Durante el verano, muchos jardineros esperan con ansias la lluvia para sus cultivos. Es casi como una bendición en esta época tan seca. Sin embargo, cuando las lluvias torrenciales, especialmente si se producen en las semanas previas a la cosecha, pueden suponer una amenaza, sobre todo para cultivos sensibles como la cebolla

Aunque las hojas aún estén verdes y erguidas, el suelo empapado puede estar provocando un proceso silencioso de pudrición bajo la superficie. Entonces, ¿cuándo es el momento adecuado para actuar? ¿Y qué se puede hacer para evitar perder la cosecha?

Peligro real de la lluvia y cómo combatirla

Las lluvias intensas a finales de julio o en agosto coinciden con la etapa crítica de maduración de las cebollas. Durante este periodo las raíces pueden "asfixiarse" por la falta de oxígeno en un suelo constantemente húmedo. Además, los hongos y bacterias se multiplican rápidamente, favorecidos por las condiciones de humedad. De esta forma, la  pudrición puede empezar desde dentro, sin señales visibles inmediatas.

Esto significa que, aunque las hojas se mantengan aparentemente sanas, el bulbo puede estar comprometido. Por eso, no basta con observar lo que ocurre sobre el suelo, sino que hay que prestar atención a lo que sucede debajo.

Normalmente, la señal para cosechar cebollas es cuando las hojas empiezan a marchitarse y al menos la mitad se han caído. Pero, tras una lluvia fuerte o prolongada, esta regla cambia: el riesgo de pudrición pesa más que la madurez completa del cultivo. En definitiva, se recomienda cosechar antes si:

  • El suelo ha estado húmedo por varios días seguidos.
  • Las hojas presentan manchas blandas, amarillas o resbaladizas.
  • El cuello de la cebolla se ha ablandado, huele mal o emite moco.
  • Al desenterrar una cebolla, se nota flácida o descompuesta.

Ante estas señales, esperar puede significar perder buena parte de la cosecha. Incluso si las cebollas aún no han alcanzado su tamaño óptimo, pueden terminar de madurar durante el secado.

¿Y si aún no es el momento ideal para cosechar? Errores que deben evitarse

Si la lluvia amenaza pero las cebollas aún parecen sanas, hay medidas preventivas que pueden marcar la diferencia:

  • Aplicar mantillo alrededor de las cabezas para reducir la acumulación de humedad.
  • Cubrir el huerto con agrofilm o plásticos para protegerlo de lluvias futuras.
  • Realizar una cosecha parcial, retirando las cebollas más maduras primero.

En caso de haber cosechado cebollas tras una lluvia y notar que algunas están blandas o con manchas húmedas:

  • Separar inmediatamente las cebollas sanas de las sospechosas.
  • Usar primero las cebollas dañadas, ya que no son aptas para almacenamiento prolongado.
  • Secarlas en un lugar seco y ventilado, como un invernadero o un cobertizo, durante al menos una semana.
  • Evitar cortar las hojas prematuramente, ya que ayudan a eliminar la humedad residual del bulbo.

Al detectar señales de pudrición, muchos jardineros cometen errores que aceleran la pérdida de la cosecha, como dejar las cebollas en el suelo esperando que el clima mejore, manipularlas con las manos mojadas o guardarlas en bolsas húmedas, secarlas sobre superficies no ventiladas como el hormigón o almacenarlas sin un secado completo.

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