Jeffrey, 26 años, consigue un trabajo después de enviar 65 solicitudes: "Al principio, tomar decisiones me volvía a causar estrés"
Todo gracias a una publicación en LinkedIn.
La búsqueda de empleo entre los jóvenes sigue siendo uno de los grandes retos del mercado laboral europeo. En España, el Informe del Mercado de Trabajo de los Jóvenes menores de 30 años (2024) muestra una ligera mejora en la ocupación y un descenso del paro juvenil, aunque este colectivo continúa teniendo la tasa de desempleo más alta de la Unión Europea.
En paralelo, países como Países Bajos, con un paro juvenil situado en torno al 9-9,1% a finales de 2025 según Trading Economics, presentan un escenario mucho más favorable. En este contexto, la historia de Jeffrey de Haan, un joven neerlandés de 26 años, refleja las dificultades —y también las oportunidades— que atraviesan muchos recién titulados al incorporarse al mercado laboral.
Después de 65 solicitudes de empleo rechazadas, Jeffrey de Haan por fin tiene motivos para sonreír. Este joven de Barendrecht ha conseguido trabajo tras meses de frustración, un proceso que llegó a su punto límite el pasado verano, cuando decidió contar públicamente su situación en LinkedIn explicando que no entendía por qué no conseguía trabajo.
Joven sin experiencia
Había obtenido su diploma de HBO en Comunicación y Diseño Multimedia siete meses antes y estaba listo para incorporarse al mercado laboral, pero siempre recibía la misma respuesta: "rechazado por falta de experiencia".
Su caso dio un giro inesperado tras la publicación de un artículo en el periódico AD en el que relataba su odisea laboral. De repente, las tornas cambiaron: las empresas empezaron a llamarle y Jeffrey pudo elegir entre varias ofertas. “Casi no tenía tiempo para todas las entrevistas”, recuerda.
Por fin empleado
Finalmente, logró el puesto que llevaba meses buscando: ahora trabaja gestionando la comunicación interna y externa de una consultora en Delft, donde se encarga de la web, las redes sociales, las noticias corporativas y la difusión de los eventos del equipo.
Aunque está satisfecho, reconoce que la adaptación no fue sencilla. Tras meses con horarios caóticos —jugando a videojuegos o viendo películas hasta la madrugada—, ahora se acuesta a las diez de la noche porque el despertador suena a las seis. “Fue un cambio grande”, admite a AD.
Vuelta a la rutina
“Además, pasar todo el día frente a una pantalla en la oficina no le viene bien a mi espalda”. A nivel mental, el ajuste también fue progresivo: “Al principio, tomar decisiones me volvía a causar estrés y me costaba relajarme”. Sin embargo, con el paso de las semanas, la situación ha mejorado. Jeffrey valora especialmente que ahora su tiempo libre tenga un significado distinto. “Antes todos los días eran iguales; ahora disfruto más de quedar con amigos, visitar a mi novia o simplemente descansar”.
La estabilidad laboral le ha devuelto la confianza y ha reducido la ansiedad que arrastraba durante la búsqueda de empleo. Pese al final feliz, el joven guarda sentimientos encontrados sobre el proceso. “Me da un poco de pena que haya sido necesario un artículo en un periódico para llamar la atención de las empresas”, confiesa.