Jorge, joven de 30 años, compra un cuarto de 12 metros por 6.000 y activa su negocio del siglo: "Puedo venderlo o alquilarlo"
La precariedad y la dificultad extrema para conseguir un domicilio empujan a los jóvenes a buscar alternativas originales, pero que no deberían encontrarse ni como última opción.
La crisis de acceso a la vivienda en España ha empujado a muchos jóvenes a explorar caminos que hace apenas unos años habrían parecido impensables. Precios disparados, salarios ajustados y alquileres cada vez más precarios han convertido la emancipación en una carrera de obstáculos. En ese contexto, han surgido modelos alternativos que rompen con la idea tradicional de comprar un piso completo. Uno de ellos es la adquisición de una sola habitación dentro de una vivienda compartida, una opción que empieza a abrirse paso en las grandes ciudades.
Jorge tiene 30 años y es uno de los ejemplos más visibles de esta nueva tendencia. Vive en Valencia y es propietario de una habitación de apenas 12 metros cuadrados, por la que paga 6.000 euros. No es un alquiler, aunque el pago se articule de forma mensual. Tampoco es una compra convencional. Es, en sus propias palabras, “su casa”, aunque compartida con otras personas. Su historia se ha hecho conocida tras mostrar su vivienda a los informativos de Antena 3, donde enseñó cómo funciona este modelo por dentro.
Cómo funciona comprar solo una parte de la casa
La idea es sencilla: en lugar de adquirir la totalidad de un inmueble, el comprador se convierte en propietario legal de una habitación concreta. El resto de la vivienda -baño, cocina, salón o zonas comunes- se comparte con otros copropietarios. Este sistema permite reducir de forma drástica el desembolso inicial y entrar en el mercado inmobiliario sin asumir hipotecas inasumibles.
Detrás de este modelo está la empresa Habitacion.com, especializada en la venta de habitaciones en propiedad. Su fundador y consejero delegado, Oriol Valls, lo resume de forma directa: el coste es similar al de un alquiler, pero con una diferencia clave, se está comprando un activo propio. Para evitar conflictos, la compañía aplica antes de la compra un test de compatibilidad entre los futuros copropietarios.
Según explica la empresa, se analizan aspectos como la edad, el momento vital, la situación profesional, los intereses personales o incluso los hábitos diarios. El objetivo es que la convivencia sea lo más fluida posible. En el caso de Jorge, la fórmula parece haber funcionado. Comparte piso con otras dos personas de edades y perfiles similares, ambos rondando los 30 años, y asegura que el ambiente es tranquilo y las normas están claras desde el primer día.
Más caro que alquilar, pero lejos de comprar un piso
El precio es uno de los puntos que más debate genera. Jorge paga alrededor de 500 euros al mes por su habitación en propiedad. En comparación, alquilar una habitación de tamaño similar en Valencia puede rondar los 180 o 200 euros mensuales. Comprar una vivienda completa, sin embargo, supone cifras muy superiores: una habitación de 12 metros cuadrados dentro de un piso en la ciudad podría costar más de 36.000 euros si se traduce a precio de compra convencional, según datos de Idealista.
En ese equilibrio intermedio se mueve este modelo. No es la opción más barata a corto plazo, pero sí una puerta de entrada a la propiedad. “Mi casa es toda la casa”, explica Jorge, matizando que su espacio privado es la habitación, pero que disfruta de las zonas comunes como cualquier otro vecino. Para él, la clave está en dejar de pagar un alquiler a fondo perdido y empezar a construir un patrimonio, aunque sea poco a poco.
El sistema, además, ofrece una flexibilidad poco habitual en el mercado inmobiliario tradicional. La habitación puede venderse en el futuro o incluso alquilarse a otra persona, lo que la convierte también en un pequeño activo de inversión. Para jóvenes sin ahorros suficientes para comprar un piso entero, esta posibilidad resulta especialmente atractiva.
Aunque pueda sonar novedoso, la compraventa de habitaciones no es una rareza a escala internacional. En otros países europeos ya existe desde hace años, y ahora comienza a consolidarse en España como respuesta a una situación límite. Según los datos de Habitacion.com, algunos compradores han logrado convertirse en propietarios antes de los 30, algo casi imposible en el mercado convencional.
El caso de Jorge ilustra hasta qué punto la imaginación se ha vuelto un recurso imprescindible para acceder a una vivienda. Comprar solo una habitación no es la solución definitiva al problema habitacional, pero sí un síntoma claro de la transformación del mercado. Cuando tener un piso entero se vuelve inalcanzable, redefinir qué significa “ser propietario” se convierte, para muchos, en la única salida posible.