La ciudad obliga con una nueva ley a que todos los vecinos pinten los techos del mismo color y la polémica está servida: "No se trata solo de techos"
"Es una manera muy rentable de hacer que la ciudad sea más saludable, más competitiva, reducir las facturas de energía y proteger los empleos".

Ante veranos cada vez más calurosos, Atlanta ha dado un paso audaz para combatir el calor urbano aprobando una ley que exige que todos los techos nuevos o reemplazados sean reflectantes, una medida conocida como "techo frío", informa Grist. Aunque parezca una solución sencilla, su impacto podría ser enorme.
La nueva ordenanza busca reducir la temperatura de la ciudad hasta 2.4 grados Fahrenheit de media y hasta 6.3 grados en los barrios más calurosos, lo que supondría un alivio tangible para quienes sufren las consecuencias del calor extremo. Por ahora, los techos existentes no están obligados a cambiar, pero todos los nuevos desarrollos y reformas deberán cumplir con este nuevo estándar de reflectividad.
Además del alivio térmico, la ciudad espera ahorrar unos 315 millones de dólares en facturas energéticas en los próximos 35 años. Los techos reflectantes no sólo ayudarán a mantener los edificios más frescos de forma pasiva, sino que, según expertos, no implican un coste adicional frente a los techos tradicionales. Incluso pueden resultar más económicos a largo plazo, ya que se degradan menos por efecto del sol.
"Es una manera muy rentable de hacer que la ciudad sea más saludable, más competitiva, reducir las facturas de energía y proteger los empleos", explica Greg Kats, director ejecutivo fundador de la organización Smart Surfaces Coalition.
"La legislación no se trata solo de techos. Se trata de resiliencia", afirma la concejala Liliana Bakhtiari, autora del proyecto. "Se trata de proteger la salud, reducir la carga energética y defender a las comunidades que han sido ignoradas durante demasiado tiempo. Atlanta no solo habla de justicia climática. La estamos cumpliendo", añade.
El problema del calor urbano es especialmente grave en zonas con escasa vegetación y abundante asfalto y hormigón. Estas "islas de calor" afectan con mayor intensidad a personas mayores, niños y comunidades de bajos ingresos.
