La DGT puede tomar nota: un bar de Ávila da con la tecla para que los conductores levanten el pie del acelerador
Todo se lo deben a un maniquí disfrazado.

La DGT ya puede ir tomando nota. En Burgohondo, un pequeño pueblo de Ávila, famoso entre los moteros por sus curvas y sus bocadillos, han descubierto la técnica definitiva para que todos los conductores levanten el pie del acelerador: plantar un maniquí vestido de Guardia Civil en la puerta de un bar. Ni radares, ni multas, ni campañas institucionales. Un muñeco con chaleco reflectante ha conseguido lo que miles de señales de tráfico no: que todo el que pasa baje la velocidad, incluso aunque vaya a paso de procesión.
El truco no tiene ningún misterio y, probablemente, por eso funciona. El bar Islemm está situado junto a la carretera provincial que atraviesa Burgohondo, en un tramo donde muy a menudo se suele pasar a cierta velocidad. Desde el coche, el maniquí parece un guardia civil de verdad, suficiente para que quien lo vea desde lejos tome la decisión de echar el pie al freno. Cuando está más cerca, a unos 50 metros del muñeco, ya tiene dudas; pero cuando ya pasas a su lado, te das cuenta de lo que es, se ríe… aunque el guardia civil de plástico ya ha logrado su objetivo: que se circule más despacio.
La propietaria del bar, Lori, colocó el muñeco en su terraza sin más pretensión que darle un toque divertido al establecimiento, aunque el resultado ha sido mucho más útil de lo que podría esperar. “Aquí todo el mundo levanta el gas cuando lo ve, aunque venga despacio”, explica entre risas a ElMotero.es uno de los clientes.
El muñeco que frena más que un radar
El bar Islemm siempre ha sido punto de parada para los moteros y ciclistas que recorren la sierra de Gredos. Entre cafés, bocadillos y bromas, los hay que confiesan que, antes de llegar al establecimiento, ya habían oído hablar de la historia del maniquí guardia civil, convertido en algo más que una simple broma y que ahora atrae a cada vez más curiosos dispuestos a pasar por el pueblo para hacerse una foto con un muñeco que, con el tiempo, se ha convertido en icono de la zona y, dicho sea de paso, en la prueba de que, a veces, no hace falta un radar para que los conductores levanten el pie del acelerador.
Porque el fondo de la historia va en serio. Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2024 murieron 286 motoristas en 278 accidentes registrados en las carreteras interurbanas. La velocidad excesiva estuvo presente en 101 de ellos, uno de cada tres. A pesar de que los fallecidos bajaron un 16% respecto al año anterior, siguen siendo cifras difíciles de digerir.
Por eso, lo que en su día empezó como una broma en la terraza de un bar de Burgohondo ha terminado funcionando mejor que muchas campañas de concienciación. Sin radares, sin multas y sin anuncios institucionales. Solo un muñeco con chaleco reflectante y un poco de ingenio. A veces, para que se levante el pie del acelerador, basta con que alguien tenga una buena idea… y una terraza con sentido del humor.
