La intrahistoria de la foto del árbol que sobrevivió al incendio de Tres Cantos: "Me pareció una imagen potente y diferente"
Marcos del Mazo fue uno de los fotógrafos que capturó la instantánea del ganado descansando debajo de un árbol que logró escaparse de las llamas.

Hasta en los peores momentos, la vida siempre se acaba abriendo paso. El pasado lunes, en plena oleada de incendios en toda España, se activó un gran fuego en la localidad madrileña de Tres Cantos que ha causado un fallecido, ha dejado otra persona herida, decenas de animales calcinados y casi 2.000 hectáreas quemadas.
A pesar de este dramático balance se ha hecho viral una imagen que es todo un símbolo de esperanza, pero también un recordatorio de la importancia que tiene cuidar el medio ambiente y no dejar que la maleza conquiste el monte. Y sí, para ello, el ganado doméstico y los animales salvajes tienen un papel fundamental.
En esa instantánea, capturada por entre otros el fotógrafo madrileño Marcos del Mazo, se pueden ver a once vacas descansando, tumbadas debajo de un árbol que había sobrevivido y ajenas a la realidad que las rodeaba. A su alrededor las llamas habían calcinado todo el suelo tiñéndolo del color negro propio de la ceniza.
Las reses habían actuado como un cortafuegos natural comiendo la vegetación seca que rodeaba el árbol, salvándolo y protagonizando una imagen que parece más propia de un oasis en medio del desierto que de una zona a escasos kilómetros de la capital.
Del Mazo, detalla a El HuffPost, fue al día siguiente a hacer fotos por toda la zona cuando se encontró con la estampa. Estaba recorriendo el área afectada con el coche cuando vio a varios vecinos, compañeros de profesión y curiosos que se concentraban mirando esa imagen. Paró, se acercó, sacó su cámara y capturó la estampa.
"Fue cerca de la fábrica de Normon. Paré con el coche y vi la escena. Había un solo árbol rodeado de todo el monte quemado negro y justo debajo había varias vacas descansando y refugiadas del calor por la vegetación del árbol. Me pareció una foto potente y diferente para mostrar cómo afectan también los incendios a los animales", afirma este fotógrafo de 50 años, que lleva más de una década ejerciendo en la profesión como freelance y colaborando para varias agencias internacionales, entre ellas Getty Images.
Para tomar esa foto, que ni mucho menos se podía imaginar al salir de casa, tuvo que esperar unos minutos hasta que llegaran dos vacas desde un camino que también se ha salvado y que conecta una cuba de agua con el árbol. No es casualidad que ese breve paso, comido y pisoteado por los animales, también se haya librado.
"Tuve que esperar hasta que llegaran y se colocaran también porque así explicaba más y mejor la historia. Estuve ahí pendiente unos minutos hasta que llegaron", relata. No pudo tomarla con mayor amplitud porque justo un hombre comenzó a bajar y no quería incluirlo en la imagen.
Además, tal y como se puede ver en otra imagen tomada por Del Mazo, una vaca recorría el camino entre el árbol y la pila de agua: "Iban ahí a beber. Por supuesto que todo eso es casualidad, pero es verdad que hay que estar en el sitio porque si no estás no lo pillas".

La crudeza del incendio
Si esos escasos metros cuadrados representan la vida, a pocos metros de ese árbol se estaba creando una morgue de cadáveres de ovejas y animales calcinados. Un vecino con un tractor iba apilando los cuerpos calcinados de los animales que no habían tenido la suerte de escapar al fuego.
"Cerca de esa zona había otra donde iban colocando ovejas calcinadas, habría unas 50 aproximadamente y las estaban recogiendo con un tractor y llevándolas ahí. Contrastaba mucho la escena porque se veía claramente como algunas se pudieron salvar y otras no", sentencia Del Mazo, que no tiene reparos en decir que esas escenas fueron las que más le impresionaron.
Además de hacer fotos también tuvo la oportunidad de charlar con vecinos de Tres Cantos y de las urbanizaciones que las llamaradas las rozaron: "Se quejaban de que no está cuidado el campo en verano, que estaba todo seco, sin cortar".
"También había una potente organización vecinal para apagar posibles focos sueltos. Ellos iban dando vueltas y viendo la situación y hacían fotos donde veían esos restos de llamas para enseñárselas a los bomberos y que ellos ya se coordinaran para poder apagarlas", relata el fotoperiodsita.
Del Mazo, finalmente, acaba contando que incluso los vecinos de estas urbanizaciones llegaron a luchar contra algunos focos del fuego con los extintores de sus casas.

