Luz verde al proyecto futurista de desarrollo de la mina de sal en Europa
Uno de los aspectos más innovadores del plan es su enfoque en la sostenibilidad.

En un movimiento sin precedentes, la Comisión Europea ha aprobado oficialmente el desarrollo de un proyecto que transformará una mina de sal en desuso en un centro de innovación tecnológica subterráneo. Esta iniciativa, que ha sido calificada como “futurista” por los responsables del programa, se enmarca dentro del nuevo paquete de Proyectos Estratégicos para Materias Primas Críticas, anunciado por Bruselas en marzo de 2025.
La mina, ubicada en Europa Central —aunque su localización exacta aún no ha sido revelada por motivos de seguridad y planificación—, será reconvertida en un espacio multifuncional que combinará almacenamiento energético, laboratorios de investigación avanzada y un centro de datos de última generación. La profundidad y estabilidad geológica del yacimiento han sido factores clave para su selección, ya que ofrecen condiciones óptimas para la instalación de infraestructuras sensibles a las variaciones térmicas y sísmicas.
A diferencia de los proyectos tradicionales de extracción, esta iniciativa no se centrará en la explotación de recursos minerales, sino en la reutilización del espacio subterráneo como plataforma para tecnologías emergentes. Entre las aplicaciones previstas se encuentran sistemas de almacenamiento de hidrógeno verde, simuladores de inteligencia artificial en condiciones de aislamiento, y laboratorios de física de partículas que requieren entornos controlados.
El proyecto ha sido impulsado por un consorcio internacional de empresas tecnológicas, universidades y centros de investigación, con el respaldo financiero del Fondo Europeo para la Transición Verde. Según fuentes comunitarias, se espera que la primera fase de obras comience a finales de 2025, con una inversión inicial estimada en 1.200 millones de euros. La financiación incluye aportaciones públicas y privadas, así como fondos estructurales destinados a la reindustrialización de regiones afectadas por el cierre de explotaciones mineras.
Uno de los aspectos más innovadores del plan es su enfoque en la sostenibilidad. La mina será equipada con sistemas de ventilación natural, iluminación LED de bajo consumo y un sistema de reciclaje de agua subterránea. Además, se prevé que toda la energía utilizada en el complejo provenga de fuentes renovables, principalmente solar y eólica, con apoyo de baterías de flujo redox instaladas en las galerías más profundas.
El proyecto también contempla un componente social importante: la creación de más de 2.000 empleos directos e indirectos en la región, muchos de ellos orientados a la formación y reconversión profesional de antiguos trabajadores del sector minero. Las autoridades locales han celebrado la noticia como una oportunidad histórica para revitalizar una zona que durante décadas ha sufrido el declive económico asociado al cierre de minas.
Aunque el proyecto ha sido recibido con entusiasmo por la mayoría de los actores políticos y económicos, también ha generado algunas críticas por parte de organizaciones ecologistas, que exigen una evaluación de impacto ambiental más exhaustiva antes del inicio de las obras. La Comisión ha asegurado que se cumplirán todos los requisitos legales y que se establecerá un comité de seguimiento independiente para garantizar la transparencia del proceso.