Rechazan la oferta y al llegar a su casa nueva la familia con niños se topa con un descubrimiento peligroso
Finalmente hubo condena para ambas partes.

Un familia de Finlandia ha estado inmersa durante cuatro años en un proceso judicial del que finalmente no se sabe si han salido ganando o perdiendo. Y ahora entenderán esto. Todo se remonta al año 2018, cuando un matrimonio decidió comprar una vivienda en el municipio finlandés de Turku, donde sus hijos pudieran crecer tranquila y plácidamente.
Sin embargo, había un secreto muy desagradable y del que rápidamente serían conocedores. Inicialmente, todo era normal: negociaciones con el propietario, inspecciones de la vivienda para ver que todo estaba en perfecto estado, y finalmente, fijar una cantidad de compra que se estableció en 210.000 euros.
Hay que destacar que el responsable de la inspección dejó por escrito que no se habían revisado las estructuras fijas, algo que a la postre sería definitivo. Posteriormente, y tras dos años viviendo en la casa, el matrimonio decidió levantar un armario del vestíbulo, y ahí se encontraron con numerosos cables eléctricos roídos. Todo hacía indicar que habían sido los ratones.
Ante esta situación, los padres decidieron llamar al seguro, que rápidamente mandó a un perito que les confirmó la noticia: había ratones y la estructura estaba muy dañada.
Lo estaba hasta tal punto que el techo de la casa tuvo que ser demolido y a medida que se avanzaba, se iban descubriendo nuevos daños ocasionados por los roedores, algo que podría ocasionar un incendio y por lo que tuvieron que cortar la electricidad en el domicilio.
Pese a que el anterior propietario aseguró no haber notado ni visto ninguna presencia de ratas durante su estancia allí. Durante el tiempo que duró la reforma, la familia se mudó a un hogar de acogida, ya que el riesgo de incendio era muy posible. Ante este escenario, decidieron acudir a la justicia, más aún cuando descubrieron que había productos de veneno para ratas, lo que contradecía el testimonio del anterior propietario.
Los trabajos de reparación tuvieron un coste de 75.725 euros, por lo que la pareja acudió al juzgado de distrito, exigiéndole al anterior propietario 57.245 euros para hacer frente a la reforma, en concepto de daños y perjuicios, ya que los otros casi 20.000 euros fueron abonados por la compañía de seguros.
Condena para ambas partes
La pareja alegó que el vendedor en ningún caso le había informado del problema, ya que en ese caso, no habrían comprado la vivienda. La versión del vendedor es que él no es el primer propietario de la casa y que los botes de veneno podrían llevar allí mucho más tiempo, por lo que se ofreció a abonarles solo 5.000 euros, aunque posteriormente se ofreció a darles otros 20.000 euros como oferta de liquidación.
Esta propuesta fue rechazada por el matrimonio. Pero las malas noticias para ambos se iban a ir agolpando, ya que le tribunal no les dio la razón al considerar que los botes de veneno no son una prueba definitiva.
A continuación, el matrimonio decidió recurrir al Tribunal de Apelaciones, que nuevamente, les quitó la razón. Y no solo eso, sino que les obligó a pagar los costes judiciales, por un valor de 25.406 euros. Pero no son los únicos que tendrán que pagar, sino que el vendedor también tendrá que hacerlo: concretamente pagará 16.000 euros a los compradores por daños y perjuicios, a modo de indemnización.