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Se harta de vivir entre moho y chapuzas en su edificio: "¡Repintaron un techo mojado!"

Se harta de vivir entre moho y chapuzas en su edificio: "¡Repintaron un techo mojado!"

Flora Thérond, madre de un niño de seis años, ha demandado a la empresa pública Unicil tras dos años de promesas incumplidas y humedad crónica en su vivienda del sur de Francia. Otras familias se han unido a su causa.

Persona fotografiando con una tableta las manchas de humedad y moho en el techo de una vivienda en la Provenza francesa
Una vecina documenta los daños por humedad y moho en el techo de su viviendaPhynart Studio

En La Farlède, un municipio de la Provenza francesa, el hogar de Flora Thérond se ha convertido en una pesadilla. Vive con su hijo de seis años entre manchas de moho, olor a humedad y paredes que rezuman cada vez que llueve. “¡Repintaron un techo mojado!”, protesta, con la rabia de quien ya ha perdido la paciencia. Dos años después de instalarse, ha decidido llevar a juicio a su casero, el organismo público de vivienda Unicil.

Todo empezó con una mancha amarilla en el cuarto del niño. “Había una mancha en la esquina y los rodapiés, tanto en su habitación como en la mía, estaban despegados”, recuerda. “Me dijeron que se ocuparían del problema, pero lo único que hicieron fue pintar encima. ¡Repintaron un techo mojado! Y la fuga sigue, porque la fachada sigue agrietada", ha asegurado la afectada.

Los problemas no acaban ahí. “Los tejados tienen filtraciones y los garajes están siempre inundados. No podemos usarlos”, cuenta Flora. Desde que se mudó al bajo del complejo residencial Les Peyrons, en junio de 2023, ha enviado varios avisos a Unicil, pero nadie ha solucionado nada. “Pagamos el alquiler y las cargas como cualquiera, pero vivimos con humedad todo el año. No nos escuchan, no nos respetan. Somos solo números.”

Su hijo, mientras tanto, encadena bronquitis y resfriados. “Mi hijo está siempre enfermo. Un simple resfriado se le convierte en bronquitis asmática”, lamenta. Y la desesperación ha dejado de ser solo suya.

En el edificio de enfrente, Camille Crémadès vive el mismo infierno. “Hace dos días encontré otra mancha detrás de un bolso en el armario. Y en el baño, lo mismo”, cuenta. “Paso el día limpiando. Tengo las ventanas abiertas todo el día, incluso por la noche. Pero en invierno eso no se puede hacer.” Está embarazada de ocho meses y teme por la salud de su bebé. “No quiero que mi hijo nazca respirando esto”, confiesa. “El ascensor nunca ha funcionado. Está inundado desde el primer día.”

La situación ha llegado al límite. Flora y varias familias del complejo han presentado una mise en demeure, un requerimiento legal que obliga a Unicil a actuar. El caso se verá a principios de diciembre en el Tribunal Judicial de Toulon. “La residencia está construida en una zona inundable, llena de chapuzas, y las canalizaciones de lluvia llevan dos años sin limpiar”, asegura Flora. Trabaja, pero no puede mudarse. “No puedo permitirme un piso en el mercado privado, aunque trabajo. Y todos sabemos cuánto hay que esperar para conseguir una vivienda social: diez años en el Var.”