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Un gran chaparrón llena de agua la ciudad y durante 10 minutos se convierte en el paraíso de estos deportistas

Un gran chaparrón llena de agua la ciudad y durante 10 minutos se convierte en el paraíso de estos deportistas

Dos surfistas no se lo pensaron dos veces: salieron corriendo con sus tablas y acabaron remolcados por un coche en plena calle anegada.

Lo jóvenes que han surfeado la inundación
Lo jóvenes que han surfeado la inundaciónDR

Freja Holme Barkler acababa de darse un baño tranquilo en la bahía de Klitmøller, una pequeña localidad danesa conocida por sus olas y su comunidad surfera. Todo era calma: “El mar estaba plano como un espejo”, explica uno de los protagonistas a DR, la televisión pública danesa. Pero en cuestión de minutos, el cielo se vació sobre el pueblo y convirtió la calle principal en un auténtico canal. Freja, empapada, se refugió en una tienda de surf y sacó el móvil para grabar lo que venía. Lo que no esperaba era grabar también una escena que ha dado la vuelta al país.

El agua alcanzó media espinilla en apenas diez minutos. “La calle se llenó como una bañera a toda velocidad”, describe DR, la televisión pública danesa. Fue entonces cuando uno de los locales, Finn Ole Springborn, lo vio claro: “¿No se podrá surfear todo este agua?”, preguntó entre risas. Junto a su amigo Felix Frank, salió disparado con una tabla blanda bajo el brazo. Ambos llevaban horas mirando al mar sin poder entrar al agua. “Nunca lo había visto tan plano. Ni una sola arruga en la superficie”, explicó Springborn.

Surf de lluvia… y de coche

A falta de olas, buena es una avenida inundada. Quitaron las quillas de las tablas para que no se clavaran en el asfalto y se lanzaron a surfear en plena calle. Lograron deslizarse unos diez metros sobre la capa de agua que lo cubría todo. Pero no se quedaron ahí. “Un amigo tuvo una idea brillante”, cuenta el propio Springborn. Lo siguiente fue ver cómo ese amigo los arrastraba con su coche por una especie de piscina urbana de cincuenta metros de largo. “Saltamos rápido al terminar el tramo, antes de saborear el asfalto”, bromeó.

A los diez minutos, el cielo se abrió, el agua se evaporó casi tan rápido como llegó, y Freja pudo volver a casa en bicicleta. “Al final también tuve mi mini chaparrón… en la ducha”, comentó.

La cadena DR advierte que se trata de una situación puntual y potencialmente peligrosa, aunque muchos ya sueñan con haber descubierto una nueva disciplina: el urban rain-surfing. Mientras tanto, Klitmøller puede presumir de haber tenido, durante unos minutos, el skatepark acuático más surrealista de Europa.