Un joven de 19 años huye de las residencias de estudiantes y vive en un barco por 450 euros al mes: "Hay una contaminación acústica mínima"
A pesar de ello, destaca que vivir así tiene algunas desventajas a la que no todo el mundo puede llegar a acostumbrarse.

Un joven de apenas 19 años decidió dejar su casa atrás para mudarse a un barco, donde, según afirma, vive mucho más tranquilo y lejos de tanto ruido, incluso a pesar de que aún no se encuentra nivelado (pues tal y como explica aún espera la llegada de un nuevo inquilino). "Hay una contaminación acústica mínima", destaca el hombre.
"Había estado buscando alojamiento, pero no me interesaba mucho ir a las reuniones de alojamiento. Decidí ir a ver si surgía algo", asegura el mismo, que cuenta que la idea vino después de estar mirando varias residencias y de estar viviendo durante algunos años en casa de sus padres, la cual le pillaba algo lejos de su trabajo.
"Una vez que se haya mudado, podremos empezar a nivelar el barco. Los ladrillos ya están listos y los colocaremos en las esquinas de la casa flotante donde se necesita más peso", explica el mismo, que afirma que para vivir allí paga mensualmente unos 450 euros, incluyendo suministros.
A pesar de ello, no todo es color de rosa, pues además del desnivel del barco, también hay inconvenientes como la temperatura o el balanceamiento, algo a lo que no todo el mundo se termina acostumbrando. "Cuando alguien llega a casa, el barco se balancea. Así que puedes sentir exactamente a qué hora llega alguien después de una fiesta", agrega.
"En las dos habitaciones de la planta baja, suele hacer frío porque estás rodeado de agua. En las de arriba, suele hacer calor. El sol no solo da directamente en mi tejado, sino que también se refleja en el agua y entra en mi habitación", señala finalmente.
