Un país apila una montaña de 600.000 toneladas de salsa de pasta de tomate sin vender tras la decisión de Italia
La decisión marca un punto de inflexión.
China se ha encontrado con una montaña difícil de gestionar: entre 600.000 y 700.000 toneladas de pasta de tomate almacenadas sin salida comercial. El sector, uno de los mayores productores del mundo, acumula excedentes después de que Italia —tradicional comprador— decidiera reducir drásticamente sus importaciones y optar por ingredientes cultivados en su propio territorio.
La preferencia italiana por el producto nacional no ha llegado por sorpresa. En los últimos años, organizaciones agrícolas como Coldiretti han denunciado la presencia creciente de pasta china en la industria local y han defendido con fuerza la protección del tomate italiano. La presión surtió efecto: supermercados y fabricantes han virado hacia una cadena de suministro más controlada y transparente.
Para empresas como Mutti, uno de los gigantes italianos del sector, la decisión marca un punto de inflexión. Su director general, Francesco Mutti, celebró el giro como “una señal muy positiva”, alegando que refuerza la calidad del producto europeo y el trabajo de los agricultores locales. Solo en 2025, la compañía procesó un volumen récord de más de 700.000 toneladas de tomates y destinó nueve millones de euros en incentivos a sus productores para garantizar precios justos y estabilidad.
Mientras tanto, el impacto para China es evidente. Con una reserva de pasta de tomate equivalente a casi medio año de exportaciones, los fabricantes buscan mercados alternativos para evitar que el excedente se convierta en un problema estructural. Expertos citados por el Financial Times advierten de que el país deberá diversificar clientes si quiere absorber semejante volumen.
En paralelo a este pulso comercial, un elemento curioso ha vuelto a poner a la pasta de tomate en el centro del debate: sus supuestos beneficios para la salud. La dermatóloga Yael Adler recuerda que este concentrado es especialmente rico en licopeno, un antioxidante de alta potencia que protege la piel y combate el estrés celular.
Adler asegura que consume una cucharada diaria y recomienda a sus pacientes incorporar este concentrado a la dieta, ya que su contenido nutricional supera con creces al del tomate fresco. Aunque no resolverá el excedente chino, este renovado interés alimentario añade una nota inesperada al problema.
Así, mientras Italia celebra su vuelta al tomate propio y China intenta encontrar salida a su gigantesco stock, la humilde pasta de tomate se ha convertido en protagonista de un debate que mezcla economía, agricultura, identidad nacional y hasta salud dermatológica.