Un pescador se despierta en mitad de la noche por unos golpes raros en su barco y empieza el encuentro de pesadilla
"Daba miedo", confiesa.

Después de 12 horas navegando en mares agitados frente a la remota costa norte de Australia Occidental, Dave Hancock solo quería descansar y cocinar algo en su barco. Sin embargo, lo que parecía una noche tranquila se convirtió en una auténtica aventura para el pescador cuando fue rodeado por varios cocodrilos de agua salada.
"Todo lo que quería hacer era cocinar rápidamente algo de comida y dormir un rato, pero cuando salieron los cocodrilos, por supuesto pusieron fin a esa situación", cuenta a Yahoo News. Cinco o seis ejemplares de esta especie rodearon la embarcación y un macho dominante se colocó en la popa y pasó la noche observándolo con atención.
"Son animales naturalmente muy curiosos y cualquier tipo de ruido o chapoteo, o un motor, los va a atraer para ver qué diablos está pasando", explica. Lo que hizo aquella noche particularmente desconcertante fue que uno o dos se acercaron lo suficiente como para tocar y olfatear el vote, nadando luego por sus laterales. "Daba miedo", confiesa.
Los constantes golpes en el casco lo despertaron y le provocaron una noche de sueño intranquilo. "Es extraño cuando estás solo y tu imaginación empieza a volar, te preguntas, ¿qué pasa si se abre una fuga y el barco se hunde?", admite. Aunque reconoce que muchas de esas preocupaciones eran más fruto de la imaginación que de la realidad, recordó haber presenciado en otra ocasión a un cocodrilo saltar fuera del agua para atrapar un marco de pescado en la parte trasera de su bote.
Dave se encontraba en medio de su viaje en solitario más largo, desde Derby a Wyndham. Desafortunadamente, debido a problemas con el combustible, tuvo que acortar su aventura, pero aún así permaneció 19 días solo en una zona tan remota que no vio otro barco ni habló con nadie durante 13 días.
Dividiendo su tiempo entre Bali y Perth, Dave es un navegante experimentado que cada invierno regresa a Australia para disfrutar del océano. "Es una parte increíble del mundo", destaca. Irónicamente, el barco se hundió meses después, aunque "afortunadamente no fue en un lugar infestado de cocodrilos", cocluye con alivio.
