Escoger el sitio en el que viajamos es uno de los factores que más valoran los pasajeros al comprar un billete de avión en España, ya sea por tener mayor espacio para las piernas, por las vistas privilegiadas de la ventanilla o por cuestiones de accesibilidad. Sin embargo, no siempre es posible conseguir la ubicación deseada: a veces ya está reservada o supone un suplemento económico que muchos prefieren evitar.

Por ello, gran parte de las personas que viajan en avión opta por cambiarse al lugar que ellos quieren sin pedir permiso y sin tener en cuenta las posibles consecuencias. Pero ¿realmente esto se puede hacer? La azafata de vuelo de American Airlines, Serenity Haley, ha puesto fin al eterno debate que esta cuestión supone y asegura que no se deben realizar este tipo de acciones en un vuelo.

Según ha comentado en un vídeo de TikTok, desplazarse a un asiento distinto del asignado sin consultarlo con la tripulación puede comprometer gravemente la seguridad del vuelo. "Antes de despegar, hacemos lo que se llama 'peso y equilibrio' para asegurarnos", explica. Este protocolo permite determinar la distribución óptima de carga y pasajeros, y garantizar que el centro de gravedad (CG) del avión se mantenga dentro de los límites de estabilidad.

Es mejor preguntar

El centro de gravedad es el punto sobre el que el avión pivota y debe situarse dentro de una “zona de seguridad” determinada por el fabricante. Si un pasajero se mueve hacia la parte delantera o trasera, o varios cambian de lado, ese punto puede desplazarse lo suficiente para dificultar el control de la aeronave. En naves más pequeñas, incluso el simple traslado de una persona a unas pocas filas de distancia puede exceder los márgenes de equilibrio.

"Si te cambias de asiento, también estás cambiando el equilibrio del avión, por lo que siempre pregunta antes por si acaso", dice la azafata. Antes de embarcar o una vez en cabina, siempre es mejor preguntar a un auxiliar de vuelo si es posible el cambio de asiento. La tripulación evaluará si el balance del avión lo permite e indicará dónde se puede efectuar el cambio sin alterar la distribución del peso.

En definitiva, lo que parece un cambio inofensivo puede desencadenar complicaciones de estabilidad en las fases críticas del vuelo, como el despegue y el aterrizaje, así como poner en peligro a todos los ocupantes. Por ello, y tal y como recuerdan los profesionales de la aviación, la regla de oro es: nunca cambiar de asiento sin consultar primero con la tripulación.