Una flota de helicópteros de ricos irrumpe en el pueblo apacible para comprar bocadillos y se desata la pelea vecinal
“Amamos a los lugareños. No estamos en guerra con ellos. Los helicópteros pueden aterrizar; es un terreno privado. Hay cosas mucho más importantes de las que quejarse”.

Lo que parecía un tranquilo rincón del condado de Norfolk, en el este de Inglaterra, se ha convertido en el inesperado escenario de una guerra vecinal. Los habitantes de Thornham, un pequeño pueblo costero conocido por su calma rural, están indignados por la llegada constante de helicópteros privados que transportan a clientes adinerados a una exclusiva tienda de delicatessen.
Tal y como explica Metro, el establecimiento en el centro de la polémica es Thornham Deli, famoso por sus productos gourmet (entre ellos, un sándwich de palitos de pescado que cuesta 18,64 euros) y por su ambiente de lujo campestre. Sin embargo, lo que para sus clientes es un atractivo toque de distinción, para los vecinos se ha convertido en una pesadilla.
“Nos llenan de hojas y polvo”
Los residentes aseguran que los aterrizajes de los helicópteros levantan nubes de hojas, polvo y basura, que caen sobre sus jardines, sus coches y, en algunos casos, incluso sobre la comida de los comensales del propio restaurante. “Nos vemos obligados a proteger nuestras bebidas y platos cuando aterrizan”, relató una clienta en redes sociales, añadiendo que la experiencia arruinó su visita.
El conflicto se intensificó el pasado 11 de octubre, cuando siete helicópteros aterrizaron en un campo detrás del local para que sus ocupantes almorzaran en el restaurante. La propietaria del negocio, Janie Thompson, publicó un vídeo del momento en Facebook con la frase: “Un desayuno cualquiera... con un toque de helicóptero”. La publicación, acompañada de música de Black Sabbath, desató una tormenta de comentarios.
Acusaciones y reproches
Los vecinos acusan a la empresaria de ignorar sus quejas y de actuar con “arrogancia” hacia la comunidad local. Algunos incluso han llevado el asunto al Consejo Parroquial de Thornham, que ha recibido varias denuncias por contaminación acústica y riesgos de seguridad. “Los aparatos sobrevuelan casas, parques y zonas donde hay niños y perros”, señaló el concejal Andrew Jamieson, quien ha pedido revisar la seguridad de los aterrizajes y limitar su número.
Thompson, sin embargo, ha defendido su posición con firmeza. En declaraciones al diario Metro, aseguró que “todo se ha sacado de proporción” y que no hay ningún conflicto con los vecinos. “Amamos a los lugareños. No estamos en guerra con ellos. Los helicópteros pueden aterrizar; es un terreno privado. Hay cosas mucho más importantes de las que quejarse”, afirmó.
Una disputa que divide al pueblo
Tras la polémica, la tienda volvió a publicar en redes sociales defendiendo su derecho a recibir a “todos los clientes, sea cual sea su medio de transporte”. La respuesta provocó nuevas críticas, con comentarios que tachaban la actitud del establecimiento de “prepotente” y “de mal gusto”.
No obstante, también hubo quien salió en su defensa. “Nos alojamos aquí a menudo y nos encanta. No hemos visto los helicópteros, pero ¡suena emocionante!”, escribió un visitante habitual.
