Un año de 'la foto de la esperanza': hablan los protagonistas de la comida que iluminó el horizonte tras la DANA
Pedro Nieto, un fontanero de Catarroja (Valencia), cumplió años el mismo día que la DANA arrasó su pueblo y este domingo ha podido celebrar su aniversario junto a vecinos y voluntarios para recordar todo lo que sucedió hace 365 días.

Pedro Nieto celebró hace justo hace un año su 42 cumpleaños. Lo hizo en un 29 de octubre del 2024 que nunca olvidará. Ese día fue muy diferente al de un cumpleaños normal porque Catarroja, su pueblo, se inundó como consecuencia del paso de la DANA que arrasó la Comunidad Valenciana y que dejó 229 fallecidos e incontables pérdidas materiales y económicas.
Sus padres, que viven en un bajo de la calle Galicia de ese municipio, perdieron todo y 365 días después siguen sin haber recuperado su casa. Aunque había soplado las velas el fin de semana anterior, su preocupación durante ese día no tenía nada que ver con regalos o con tirones de orejas y sí con la supervivencia y el pensamiento continuo de si estarían bien o no y si el agua habría arrasado todo.
Durante todos esos días, este fontanero y electricista, junto al resto de valencianos, contuvieron la respiración mientras intentaban asimilar lo que acababan de vivir y comenzaban a limpiar las calles y las casas junto a miles de voluntarios que se habían desplazado a las localidades afectadas para ayudar.
Nieto también fue protagonista de esos largos días por ser una de las personas que aparece en la que se denominó como "la foto de la esperanza". En ella salen varios vecinos de esa calle Galicia comiendo delante de sus puertas dos días después de la DANA junto a Juan Millán, el bombero de la Diputación Provincial de Teruel que falleció el pasado mes de abril y que les ayudó a retirar y despejar la calle desde el primer día tras las inundaciones. Cuando tomaron esa foto ya habían retirado los objetos y todos los escombros que se acumulaban y podían empezar la cuenta atrás para volver a lo que era la normalidad.
Ahora, un año más tarde, los vecinos organizaron este domingo una comida para recordar lo que pasó, una especie de aniversario en el que este fontanero también pudo soplar las velas como merece. Además, para hacerlo más especial, decidieron invitar a los voluntarios que habían colaborado con ellos durante esos días.

"Queríamos hacer algo para este primer aniversario y pensamos en hacer una paellada en la calle, como las comidas del año pasado. Pedimos permiso, nos lo concedieron y al final nos juntamos 43 personas entre vecinos, familiares y voluntarios que vinieron desde Madrid o Málaga y que nos ayudaron mucho", detalla a El HuffPost Nieto, que también quiere agradecer lo que hicieron por ellos a un grupo de Pamplona que no pudo asistir por unos exámenes.
Comenzaron el día, según relata, por la mañana almorzando. Luego prepararon por la mañana las dos paellas de unos 2,5 kilos cada una de arroz y disfrutaron de un día en el que las anécdotas, los recuerdos y las emociones estuvieron a flor de piel. "Pasamos un muy buen día. Una chica de Madrid hasta trajo una tarta que le había hecho su abuela e hicimos sobremesa y se nos alargó la tarde", asegura.
También quiso homenajear a Millán luciendo la camiseta que le entregó en un encuentro que hicieron en la casa rural que tenía el bombero en el municipio turolense de Martín del Río. "Me puse a llorar, le hicimos una ovación y fue muy bonito, nos ayudó mucho y tuvo un trato de una persona muy generosa con nosotros", se emociona Nieto, que ahora sí que pudo festejar su 43 cumpleaños con los suyos.

"Vamos poco a poco, pero aún queda"
Nieto también describe cómo está la casa de sus padres, que tuvieron que tirar casi entera salvo los muros que no podían y empezarla de cero porque el agua hasta había derrumbado paredes.
"Estamos terminando de poner los rodapiés y luego tiene que venir el pintor, pero falta por poner la puerta, chapar la fachada y vamos poco a poco, pero aún queda trabajo. Esta semana están montando la cocina con la nevera, vitro, lavavajillas y falta por comprar muebles, sofás, camas, etc. Ponerte a vivir aquí es complicado porque hay mucho polvo, están cortando ladrillos y es una situación muy caótica", relata, explicando que sus padres viven en el piso de su hermano o de sus abuelos, que son en la misma calle.
En su caso, comenta, que han hecho tabiques de pladur y que hasta en ellos han salido manchas de humedad: "Hay gente con mucha humedad en las casas. Un vecino me decía que lo que habíamos hecho de tirar la casa entera para hacerla de nuevo es lo que hay que hacer, pero que eso no todo el mundo podía hacerlo".
"Nosotros porque mis padres pudieron estar en casa de mis abuelos y lo hemos ido haciendo, pero si no puedes… A él ha pintado y le siguen saliendo humedades porque al final fueron ocho horas con las paredes chupando agua y eso no se va fácil", añade.
Asimismo describe que hay garajes que siguen inhabilitados o sin todas las plazas disponibles y que hay zonas sin alumbrado o no con uno completo: "También vas por las calles y se nota que sigue habiendo escombros en las puertas de las casas que tiran para que los recojan", describe, resignándose a que "sigue habiendo mucho trabajo por delante".

