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Estados Unidos tiene una idea con sus coches para volver al pasado que costará 3.000 millones de euros

Estados Unidos tiene una idea con sus coches para volver al pasado que costará 3.000 millones de euros

El Capitolio quiere imponer una obligación que fabricantes como Tesla llevan años descartando por inviable y costosa.

Una persona enciende la radio de un coche.
Una persona enciende la radio de un coche.Onoky

En plena transición energética y con los fabricantes volcados en el desarrollo del vehículo eléctrico, el Congreso de Estados Unidos ha sorprendido con una propuesta legislativa que mira directamente al pasado: reinstaurar la obligatoriedad de que todos los automóviles nuevos incorporen receptores de radio AM. La medida, defendida como un refuerzo a las infraestructuras de comunicación en situaciones de emergencia, plantea un reto técnico y económico que ya ha encendido las alarmas entre los fabricantes.

Según informa el medio tecnológico finlandés Tekniikka & Talous, el proyecto de ley establecería que todos los nuevos vehículos vendidos en el país, incluidos los modelos eléctricos, deben estar equipados con capacidad para recibir emisiones en amplitud modulada (AM). Esto supondría un giro respecto a la tendencia de la industria en la última década, que ha eliminado progresivamente estas frecuencias de sus sistemas de infoentretenimiento por considerarlas obsoletas, ruidosas y poco fiables.

Nostalgia cara, técnica compleja

Aunque las frecuencias AM cuentan con un enorme alcance,pueden superar los mil kilómetros, son también extremadamente vulnerables a interferencias, tanto meteorológicas como electromagnéticas. En los vehículos eléctricos, además, el efecto se multiplica: los propios cables de alto voltaje generan distorsiones que transforman la señal en una mezcla ininteligible de zumbidos y ruido blanco. “Una especie de fanfarria con interferencias”, según el resumen irónico que hace el portal Jalopnik.

La reintroducción de la AM no es, por tanto, una simple cuestión de software. Requiere modificaciones sustanciales en el diseño de los vehículos, especialmente en el cableado, que debe blindarse frente a interferencias. Esto implica añadir materiales, peso y complejidad a los automóviles, lo que se traduce en un menor rendimiento energético en los eléctricos y un encarecimiento generalizado de la producción. El coste estimado por los propios fabricantes, de aquí a 2030, asciende a unos 3.250 millones de euros.

Desde Tesla hasta los principales grupos industriales de Detroit, la respuesta es la misma: la AM no solo ha quedado atrás en términos de calidad y relevancia, sino que su rescate forzado compromete tanto la eficiencia como la estrategia de innovación del sector. En muchos modelos actuales ni siquiera se había planteado su integración.

Una excepción estadounidense

Estados Unidos no solo nada contracorriente en esta materia, sino que lo hace casi en solitario. A nivel global, las frecuencias AM han sido abandonadas de forma casi unánime. En Finlandia, por ejemplo, solo queda una emisora activa en la ciudad de Tampere, y en España se han ido apagando progresivamente desde hace años. En su lugar, los países han apostado por la frecuencia modulada (FM) y, más recientemente, por la radio digital y la emisión por internet.

Los defensores del proyecto en el Capitolio insisten, sin embargo, en el papel crucial de la AM en emergencias, cuando otros sistemas pueden fallar. Pero desde el sector se advierte de que ese argumento no justifica una inversión multimillonaria que muchos tildan de “nostalgia legislativa”. Con las primeras votaciones previstas para este otoño, la industria del automóvil se prepara para una batalla más política que técnica.