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No es otra de superhéroes: Thunderbolts* es la revolución emocional de Marvel

No es otra de superhéroes: Thunderbolts* es la revolución emocional de Marvel

La nueva entrega de Marvel Studios supera las expectativas de la crítica y de un público que ya no es un niño.

Elenco de la película Thunderbolts*, de Marvel Studios.GTRES

En un universo cinematográfico que ha hecho del espectáculo su carta más potente, Marvel Studios da un giro inesperado y poderoso con un grupo de gamberros que se hacen (o más bien, hacían) llamar los Thunderbolts, una película dirigida por Jake Schreier que no solo cumple las pocas expectativas que se pretendían poner en ella, sino que las pulveriza.

La obra brilla por una identidad propia, alejada del conflicto de los grandes enfrentamientos interdimensionales o las infinitas capas de CGI (que lo que proponen ya es más que suficiente). Se sumerge en un terreno emocional, pocas veces explorado por el UCM, dirigida con un pulso firme y con sorprendente sensibilidad. Aquí lo importante no es solo salvar el mundo, sino entender por qué algunos personajes sienten que no tienen un futuro en él.

La tan amada Yelena Belova regresa con el carisma y presencia para convertirse en una líder natural, pero el guion no ha caído en esa tentación de hacerla la única protagonista. Los caprichos del destino, uno con el nombre de Valentina Allegra de Fontaine, la reúnen con su padre, el Guardián Rojo, Bucky Barnes, John Walker, Fantasma y Supervisora. Y Bob.

Pero una de las principales razones por las que la película ha terminado con un 88% de valoración para la crítica y un 94% para el público en Rotten Tomatoes es que los Thunderbolts se desmarcan de una acción desmedida y sin sentido y ponen el punto en la vulnerabilidad de unos personajes que luchan con sus propios traumas.

Cada integrante del grupo de antihéroes presentan un claro síntoma de depresión o ansiedad y se refleja lo fácil que se dejan llevar por ello.

Depresión, soledad y un sentimiento de Vacío

Si hay un personaje que brilla por encima de todos, ese es El Vigía (Sentry), o simplemente Bob. Es el corazón trágico de la película, un ser con un poder incalculable, pero con una fragilidad humana que estremece. Lewis Pullman regala una interpretación contenida, casi dolorosa, convirtiéndolo en uno de los personajes más queridos de la cinta y, puestos a poner la mano en el fuego, del Universo Cinematográfico de Marvel.

Es el ejemplo más claro de la importancia de la salud mental que Marvel trata de reflejar. Antes de que experimentasen con él, ya dejan caer que tenía unas condiciones mentales que no fueron atendidas ni apoyadas, por lo que crecen a medida que vive y provoca el nacimiento de El Vacío, una personalidad que arrasa con todo lo que se le ponga por delante, generando que todos sus enemigos revivan los traumas que le han marcado hasta ahora.

Yelena es una asesina desde que era niña, falleció su hermana Natasha Romanov (Viuda Negra) y su familia se desintegró en consecuencia, perdiendo lo único que le importaba y vagando por el mundo con una sensación de soledad sepulcral, sin propósito. John Walker era el nuevo Capitán América y acabó siendo detestado y siendo visto como una amenaza por su manera de actuar, provocando que su esposa lo abandonara. O el Soldado de Invierno, Bucky, que sufrió experimentos y lavados de cerebro que le llevaron a acometer las mayores atrocidades.

Es una de las primeras obras de Marvel (en otras cintas se dieron pinceladas) en las que explora el funcionamiento interno de los personajes, un factor que ha destacado la propia Florence Pugh en una reciente entrevista, al igual que Schreier en The Hollywood Reporter: "Lo último que queremos para cualquiera que luche es hacerlo sentir que lo estamos simplificando o que estamos diciendo que incluso se puede resolver. Se trata más de la idea de que puedes soportarlo con los demás".

Con Thunderbolts, Marvel parece haber escuchado el eco de una audiencia que ha crecido con sus historias y que ahora exige algo más que acrobacias imposibles y chistes cada cinco minutos. Esta nueva entrega del UCM no solo rompe con la fórmula que dominó más de una década, sino que se atreve a mirar de frente al dolor, a la pérdida y al trauma que sus personajes arrastran desde hace años. En lugar de ocultar las cicatrices detrás de una máscara brillante o una frase ingeniosa, la cinta las exhibe con crudeza, dejando claro que ser un superhéroe nunca fue sinónimo de estar bien.

Lejos de los discursos motivacionales y los finales redentores, Thunderbolts se adentra en terrenos mucho más sombríos, donde los protagonistas no solo luchan por salvar al mundo, sino por encontrar algún sentido en él. El equipo, compuesto por figuras que han vivido en los márgenes de la heroicidad, funciona como un espejo de todo lo que el UCM había ignorado: las consecuencias humanas detrás de cada batalla. 

Marvel no solo ha madurado con esta propuesta; ha entendido que los héroes también sangran por dentro. Thunderbolts, o ya conocido por todos Los Nuevos Vengadores, no es una simple película de superhéroes: es la declaración de que la gloria ya no se mide por las batallas ganadas, sino por las heridas que uno es capaz de cargar sin dejar de caminar.

El análisis de Strip Marvel

El creador de contenido experto en Marvel y cómico Dani Lagi, conocido popularmente como Strip Marvel, atiende a El HuffPost, para analizar la película al detalle. "Me dejó unas sensaciones muy buenas en el sentido de que, sabiendo un poco cómo está Marvel en este momento y la necesidad que tiene de hacer productos donde los guiones sean buenos o incluso mejores de lo que se estaba haciendo en la Saga del Multiverso, muy bien y muy tranquilo", nos cuenta en primera instancia.

Le da la sensación de haber visto algo muy similar en cuanto a "estructura, mensaje y emoción a películas de la Saga del Infinito, donde el guion, el alma, el corazón de los personajes y el carisma eran algo vital que se ha perdido en algunos de sus productos". 

Según su punto de vista, que este grupo de héroes haya funcionado tan bien se debe a que perfectamente "podíamos ser nosotros, personas que han cometido errores, que no son perfectas, que a veces nos cuesta lidiar con el fracaso". 

"Son muy humanos y por eso creo que, aparte de que está bien escrito y son personajes con carisma, son superhéroes con los que te puedes identificar muy fácil", añade. Por ello cree que el personaje mejor escrito de la película es Yelena, pero al mismo nivel está Bob: "Es una sorpresa, no lo había visto antes, me ha parecido brutal". 

Un éxito de Thunderbolts es que ofrece la sensación de querer ver más a unos personajes que parecían que iban a quedar relegados al ostracismo. "Han sabido tocar muy bien el tema de la salud mental, de forma inteligente y con respeto, sin ser pomposos. Muchas veces este tipo de películas que quieren dar un mensaje se regodean en él y acaban dando una chapa", analiza.

"Todos los personajes tienen un trauma, uno que hemos vivido la mayoría y te sientes identificados", ha rematado. Sobre el futuro de estos gamberros, se da por hecho de que van a aparecer más en pantalla, ya confirmado en Avengers: Doomsday y muy posiblemente en Avengers: Secret Wars. "Me gustaría que los dos grupos de Vengadores estén bastante tiempo en pantalla, incluso una guerra entre ellos, nos pueden dar dos versiones diferentes", confirma.

Después de Secret Wars, sin embargo, podríamos estar ante un reinicio, un "soft-reboot", un nuevo comienzo para el UCM para que "la gente pueda engancharse de nuevo a las películas sin tener que verse la Saga del Infinito y del Multiverso... Algo que habrá que hacer igual porque, al final, es Marvel".