Pide una tostada con mantequilla y la camarera se encuentra un cuadro al servírsela: "Quiso la hoja de reclamaciones"
"Recalco que no tenía ningún problema de movilidad".
Los trabajadores de la hostelería suelen remarcar que su profesión es dura por las precarias condiciones de trabajo que tienen más a menudo de lo que les gustaría, el trato de sus superiores y, muchas veces, las malas formas de los clientes.
Un ejemplo extremo de esto último lo ha dado la usuaria de Threads paolabarneto, que ha recordado la delirante y vergonzosa escena que tuvo que soportar hace unos años, cuando trabajaba como camarera en una cafetería.
"Un cliente quiso ponerme una hoja de reclamaciones porque me negué a untarle la mantequilla en la tostada. Recalco que no tenía ningún problema de movilidad", ha señalado.
"Se quedó esperando dos horas a mi jefa para decirle lo mala empleada que era… y no, no se comió la tostada", ha remarcado.
En respuestas a otros usuarios, la trabajadora ha aclarado que, como su jefa no tenía horario fijo, la estuvo esperando dos horas y finalmente el cliente se acabó marchando.
"Por lo visto, en la cafetería a la que iba todos los días, la chica que atendía las mesas se la preparaba o eso decía. Personalmente, lo dudo mucho", ha apuntado la usuaria.