Un experto en Recursos Humanos avisa de un perfil "muy peligroso" que existe entre los compañeros de trabajo
“Ya está bien. Vete a tu casa, descansa, haz otras cosas”

Hay compañeros de trabajo que no necesitan fichar porque, si por ellos fuera y pudieran, se quedarían a dormir en la oficina. De ese perfil habla en un vídeo de TikTok el experto en recursos humanos y coautor del blog Mejora tu éxito laboral, Francisco Fernández Yuste, quien asegura que su reflexión no va dirigida a los más vagos, sino a aquellos que viven un idilio con su empleo que roza la obsesión. Los mismos que respiran, piensan y sueñan con producir y que, según él, acaban intoxicando la estructura interna de un buen equipo. La publicación, que roza el medio millón de reproducciones, ha abierto un debate sobre si el exceso de celo profesional es un mérito… o una plaga.
En apenas minuto y medio, Yuste retrata lo que él llama “un perfil muy peligroso” en la oficina: ese compañero que parece abonado a las horas extra, colecciona tareas como si fueran trofeos e intenta abarcarlo todo como si la empresa fuera suya. Sin embargo, tal y como explica, la clave de toda esta situación no está en esos trabajadores sino en que los jefes deben ponerles freno antes de que esa hiperactividad tóxica acabe contagiándose. Porque, según recuerda, igual que un responsable es el que tiene que corregir los fallos o reconocer las cosas bien hechas, también deberían saber decir “¡oye, Pepe! Ya está bien. Vete a tu casa, descansa, haz otras cosas, que no puedes estar 24/7 en el trabajo", dice.
Para Yuste, el peligro de estos perfiles no es solo el desgaste personal que arrastran, sino el efecto que provocan en el resto de la plantilla. “Lo normal no es eso. Lo habitual tendría que ser que tú haces tu trabajo, lo que se te pide, y tienes tiempo para conciliar”, explica. Sin embargo, recuerda que hay jefes encantados con este tipo de empleados porque “lo único que hacen es trabajar, pensar por la empresa y adorar al responsable”. El problema es que, si la empresa solo premia a los que dan de más, y gratis, lo único que consigue es desmotivar a quienes cumplen con eficacia su jornada.
Yuste insiste en que el talento no se tiene que medir por la cantidad de horas que se echa delante de la pantalla, sino por lo que el trabajador es capaz de lograr en todo ese tiempo. "El mejor talento de una organización no tiene por qué ser el que más horas se echa, el que se esfuerza más, el que está siempre presente. El talento tiene que ver con los resultados”, subraya. A partir de ahí, lanza un aviso directo a los jefes: “Lo que hay que analizar es qué es lo que lleva a una persona a estar trabajando catorce horas en vez del tiempo que marca su contrato”, convencido de que deben saber cuándo la implicación deja de ser virtud y empieza a convertirse en un problema.
“Salario mínimo, esfuerzo mínimo”
La publicación de Yuste, por otro lado, ha abierto un intenso debate en la sección de los comentarios lleno de experiencias, sarcasmo y algunas pullas cruzadas. Así encontramos a quienes aplauden el diagnóstico del experto en recursos humanos, como el que resume la idea en una ecuación demoledora: “Salario mínimo, esfuerzo mínimo”. Otro, en cambio, recurre a la anécdota: “En mi trabajo hay una que llega una hora antes de su turno… ya da hasta miedo”.
No faltan las réplicas para quienes han interpretado el vídeo como una invitación a trabajar menos. “Si te parece, premiamos al que trabaja menos”, lanza un usuario de TikTok al que no tarda en responder otro que no compra su argumento: “No, el del vídeo trata de decir que dejemos de lamerle las botas al patrón y valoremos un poquito más nuestro tiempo”.
También hay espacio para análisis más templados. “Un buen responsable tendrá que definir los roles de cada uno y saber aprovechar sus virtudes y carencias”, opina uno que describe la convivencia en la oficina de perfiles diferentes, desde el veinteañero que quiere comerse el mundo hasta el cincuentañero que ya piensa en la jubilación. Y entre tanta opinión, una frase se queda flotando en el aire como advertencia: “El que diga que no hay personas así es porque nunca les ha tocado uno. Es lo más tóxico que existe en el ambiente laboral”, escriben.
