Un general ruso desvela la realidad de una de las líneas de ataque clave
Las pérdidas de Moscú son cada vez mayores, lo que empieza a difuminar, por ahora, la recuperación de la región de Kursk, tomada parcialmente por las fuerzas ucranianas desde el pasado agosto.

La inesperada de entrada de las tropas ucranianas en Kursk el pasado seis de agosto sorprendió al ejército ruso, que tuvo que desviar parte de sus dispositivos y esfuerzos hasta su propio territorio con el objetivo de recuperarlo, algo que a día de hoy aún no ha conseguido. La intención de Putin, tal y como detalló en su día, era expulsar a los ucranianos de la zona antes de que finalizase octubre, sin embargo, se acerca el final del año y el mandatario ruso no ha logrado este objetivo.
El jefe de Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, afirmó que los objetivos militares fijados para este año se han cumplido, lo que da a entender que la recuperación de Kursk no era un objetivo a corto plazo y lo que también plantea dudas sobre cuáles serán entonces sus objetivos en la región.
Cabe destacar que aunque Ucrania logró hacer inicialmente grandes avances en la región, con el trascurso de las semanas las tropas rusas fueron recuperando terreno, haciéndose de nuevo con el control de un 40% del territorio ocupado por el país de Zelenski, según recoge Newsweek. En total, se estima que las fuerzas rusas han sufrido cerca de 700.000 bajas desde el inicio del conflicto. A estas se les suman los soldados norcoreanos fallecidos, que la inteligencia ucraniana cifra en 30.
La elevada cifra de muertos, sin embargo, no frena las contraofensivas de Putin, que "durante tres días [...] ha estado llevando a cabo operaciones ofensivas intensivas en la región de Kursk, utilizando activamente unidades del ejército norcoreano", tal y como recogió un comandante jefe del ejército ucraniano, Oleksandr Syrskyi a través de una videoconferencia realizada en la relevisión ucraniana el pasado martes.
