En 'The Guardian' utilizan un adjetivo que lo dice todo sobre qué visión se está teniendo en España del franquismo
Su corresponsal pone el foco en el problema que supon "crecer rodeados de silencio sobre la dictadura".

En estos días en los que en España se ha conmemorado el 50º aniversario del fallecimiento de Francisco Franco, y por tanto, del inicio del fin de la dictadura y la llegada de la democracia, el hispanista y corresponsal en nuestro país de The Guardian, Giles Tremlett, ha publicado una opinión en la que utiliza un contundente adjetivo para describir qué visión se está teniendo de aquella época.
Su columna se titula Spain has too rosy a view of Franco’s regime. Let’s remind ourselves of its horrors, algo así como España tiene una visión demasiado rosada (o edulcorada) del régimen de Franco. Recordemos sus horrores.
En ella, Tremlett, autor del libro Franco, el dictador que moldeó un país, hace una descripción del caudillo que sirve de "advertencia de que la mediocridad exterior no es un obstáculo para los ambiciosos despiadados", puesto que lo describe como "un oficial del ejército de baja estatura y voz chillona, con un dominio vacilante de los asuntos no militares y un carisma nulo". Sin embargo, resalta que tras esa fachada "se escondía un operador astuto", ambicioso, indiferente ante la violencia y "una autoestima desbordante".
"Si Franco hubiera sido genuinamente popular, no habría sido necesaria su insurrección militar de 1936 contra un gobierno electo de izquierdas, ni el medio millón de muertos de la subsiguiente Guerra Civil. Tampoco habría fusilado a 20.000 personas después", argumenta el corresponsal, que contextualiza su ascenso en una España "aún sumida en el hastío postimperial".
Recuerda asimismo, entre muchas otras cosas, su "sangrienta purga de oponentes", la opresión a la mujer durante la dictadura, la tortura y el garrote vil, y la autarquía cuyo "resultado inmediato fue la hambruna". "Nunca abandonó su objetivo principal de convertir a los españoles en personas dóciles, obedientes y políticamente apáticas", reflexiona el hispanista, quien también destaca que "lo más aterrador de su legado fue que muchos le creyeron".
Tremlett, quien cuenta que se ha encontrado con quien defiende que en el franquismo se vivía mejor, señala el problema que supone "crecer rodeados de silencio sobre la dictadura". "Se enseña poco sobre la dictadura asesina e incompetente, y ahora casi uno de cada cinco jóvenes dice que Franco fue bueno para el país", destaca en el artículo.
