Esta es la inesperada provincia con más playas de España, pero tiene truco
Según el inventario estatal, una playa no tiene por qué estar en la costa.

En un país donde el litoral es sinónimo de vacaciones, sol y turismo, resulta casi un sacrilegio pensar que la provincia con más playas no se encuentre bañada por el mar. Sin embargo, los datos oficiales revelan una realidad que desconcierta a primera vista y obliga a revisar nuestras ideas preconcebidas sobre la geografía española. ¿Cómo es posible que una provincia sin costa supere en número de playas a enclaves como Cádiz, Málaga o Las Palmas?
La respuesta está en el interior de la península, concretamente en la provincia de León. Sí, León. Esta provincia castellanoleonesa, conocida por su catedral gótica, su cecina y sus montañas, encabeza el listado de provincias con más playas registradas en el Inventario Español de Playas del Ministerio para la Transición Ecológica. Pero antes de que los leoneses comiencen a repartir sombrillas, conviene aclarar que el dato tiene truco.
El truco está en la definición oficial de “playa”. Según el inventario estatal, una playa no tiene por qué estar en la costa. Puede ser también una zona de baño en ríos, embalses o lagos, siempre que cumpla ciertos criterios de accesibilidad, uso público y características naturales. Bajo esta definición, León se convierte en un paraíso fluvial, con más de 40 zonas de baño catalogadas como playas, muchas de ellas en entornos naturales de gran valor ecológico.
Entre las más conocidas están la playa fluvial de Llamas de la Ribera, la de Villamejil o la de Cimanes del Tejar, todas ellas a orillas del río Órbigo. También destacan las áreas recreativas junto al embalse de Barrios de Luna o el pantano de Riaño, donde el agua embalsada forma auténticas “costas” interiores que en verano se llenan de bañistas. Estas playas de interior, aunque sin olas ni salitre, ofrecen una alternativa refrescante y cada vez más popular entre quienes buscan escapar del turismo masivo del litoral.
El fenómeno no es exclusivo de León, pero sí especialmente llamativo por la cantidad y variedad de sus playas fluviales. Otras provincias del interior, como Ávila, Salamanca o Zamora, también cuentan con zonas de baño similares, aunque en menor número. La clave está en la orografía leonesa, rica en ríos, afluentes y embalses, y en la apuesta de muchos municipios por acondicionar estos espacios como áreas recreativas con servicios, merenderos y vigilancia.
Este auge de las playas de interior responde también a un cambio en los hábitos turísticos. La pandemia primero, y la búsqueda de destinos menos masificados después, han impulsado el redescubrimiento del turismo rural y de naturaleza. En este contexto, las playas fluviales han ganado protagonismo como opción sostenible, económica y cercana. Además, muchas de ellas cuentan con bandera azul o están incluidas en programas de calidad ambiental, lo que refuerza su atractivo.
El caso de León pone de manifiesto cómo las estadísticas pueden sorprender cuando se amplía el foco. Si bien la imagen tradicional de una playa sigue asociada al mar, la realidad es que España cuenta con cientos de zonas de baño interiores que cumplen con creces esa función. Y en ese mapa alternativo, León reina con autoridad, aunque sin mar.
