Espiar el whatsapp ajeno: el último timo en Internet
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Espiar el whatsapp ajeno: el último timo en Internet

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Espiar las conversaciones de Wahtsapp de quien quieras se convirtió en una tentación imposible de resistir para miles de usuarios que picaron en uno de los últimos timos de internet, gracias al que un joven de 23 años, ahora detenido, se embolsó en solo dos meses 40.000 euros a través de una inexistente aplicación.

Con una "ilegal capacidad emprendedora", el cerebro de la estafa, detenido la semana pasada, ideó desde su casa en Murcia un timo bastante simple pero "muy eficaz", explica a Efe José Rodríguez, inspector jefe del Grupo Seguridad Lógica de la Brigada de Investigaciones Tecnológicas (BIT) de la Policía Nacional.

Un gancho perfecto, la aplicación de mensajería instantánea para móviles más popular y un no menos atractivo reclamo, interceptar conversaciones de otros gracias a otra supuesta aplicación, eran los ingredientes principales para hacer que la fórmula del engaño le diera al detenido buenos resultados.

Ahora, las víctimas tenían que picar el anzuelo, que el detenido encontró en las redes sociales, un "océano" de internautas, muchos de ellos seguramente dispuestos a espiar los mensajes privados de móviles de amigos, parejas, jefes en tiempo real y, además, totalmente gratis.

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Para que su supuesta aplicación de espionaje tuviera credibilidad en el gran escaparate de una red social, el estafador no dudó en "robar" los perfiles de más de 11.000 usuarios a través de los cuales llegó a enviar más de ocho millones de mensajes publicitando tan revolucionaria herramienta.

Lo hizo creando una web en apariencia muy similar a la original, de forma que cuando los usuarios entraban a través de esta falsa dirección, le proporcionaban el nombre y contraseña de la cuenta que, ya robada, relata el inspector jefe de la Policía, era el medio para enviar mensajes masivos a la lista de contactos y dar difusión a la "novedosa" e inexistente herramienta.

El interesado en el anuncio de la aplicación tan solo tenía que seguir unas sencillas instrucciones en una web, que simulaba ser también la de la red social, y donde este usuario también le proporcionaba al detenido sus credenciales.

Desde esa página, el estafador dirigía al usuario a otra web donde, en teoría, bastaba con pinchar el botón de descarga e introducir, advierte Rodríguez, su móvil a cambio de obtener un código que activaría la deseada aplicación.

LA TRAMPA

Ahí la víctima caía en la trampa. Había picado en el timo, ya que cuando el internauta introducía su número lo que hacía era realmente suscribirse como titular de una línea de móvil a un servicio de mensajería Premium.

En definitiva, dice Rodríguez, abonarse al envío de una serie de mensajes cuyo coste oscila entre 1,45 euros y más de 7,20, de los que el detenido se reportaba buena parte de los beneficios por explotar ese servicio de mensajería.

Percatados del engaño y al descubrir que no existía ninguna aplicación, muchos de los estafados no han denunciado debido al escaso importe individual del fraude y a que de ser cierto lo que prometía el uso de la herramienta descargada sería un delito.

A pesar de la ausencia de denuncias de víctimas, los rumores de una aplicación que intervenía las comunicaciones de whatsapp circulaban por internet, e incluso la red social donde se hackearon miles de cuentas llegó a consultar a la Policía sobre su existencia, que rápidamente comprobó que se trataba de un fraude.

Tras localizar y detener a su "ingeniero" en Murcia, los investigadores no descartan que junto a él hayan participado más personas en la comisión de la estafa, por lo que analizan el ordenador y los cuatro discos duros intervenidos en su domicilio.

PRECAUCIÓN

Ante la posibilidad de que surjan imitadores o engaños por internet similares, el inspector jefe de la BIT lo tiene claro: "Nadie se debe descargar una aplicación anunciada como estrella que además promete la comisión de un delito".

Si pese a esta recomendación, el usuario sigue en su empeño, la Policía recuerda que internet no solo es un nuevo escenario de fraudes sino que "también existe la letra pequeña".

En este caso, si el internauta hubiera rastreado y leído bien la web hubiera sabido que al introducir su número de móvil autorizaba la suscripción al envío de mensajes caros, que fue lo que le costó la curiosidad de poder leer conversaciones privadas ajenas.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy subdirector en El HuffPost España. Junto a todo el equipo, trato de que el medio conserve la esencia que le caracteriza desde su fundación: escuchar a la gente, no importa desde donde nos lea, apostando siempre por nuevos formatos y por el contenido que demanda la calle, tratado siempre con la máxima rigurosidad.

 

Sobre qué temas escribo

Me centro en virales, cultura digital y tendencias sociales, con especial atención a cómo ciertos fenómenos aparentemente ligeros abren la puerta a debates más profundos. Por ejemplo, el reportaje con el que se dio a conocer Alfredo Corell: “La charla de un profesor de universidad que puso en pie a todo un auditorio”. En aquella época, Corell era un desconocido para el gran público, pero a partir de ese artículo, que tuvo cientos de miles de lectores, su popularidad fue creciendo hasta convertirse en uno de los científicos más respetados de España, con galardones como el I Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid, estudié Periodismo en la Universidad de esa misma ciudad y fui becario en 'El Día de Valladolid'. Luego dejé mi tierra para cursar el Máster de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y trabajé un año en 'El País' antes de entrar a formar parte en 2012 del equipo de 'El HuffPost España'. Aquí he sido redactor de hard news, responsable de fin de semana, jefe de la sección de virales y, ahora, subdirector. Entre medias, durante un año fui jefe de redes sociales y multidistribución de contenidos en 'Los40'.

 

Una de mis aficiones es escribir ficción y he sido finalista en dos concursos literarios: el I Concurso de Microrrelatos 5’ y el Premio Internacional de Microtextos Garzón Céspedes.

 


 

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