Si hay un postre por excelencia del verano es sin duda el helado, sea en la forma que sea: en copa, en cucurucho, en polo, en sandwich... Consumido con moderación y dentro de una dieta sana, es un dulce perfecto que deja una sensación refrescante tras la comida.
Es un dulce muy versátil, ya que puede prepararse de una gran cantidad de sabores y que cualquiera puede elaborar en casa incluso sin necesidad de una heladera.
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Si tienes unos moldes para hacer polos, esta es la opción más sencilla, ya que bastará que mezcles fruta triturada con hielo y... ¡al congelador!
Para empezar, puedes probar con estas diez opciones:
La mayor dificultad es aguantar las dos horas que necesitan de congelación sin sucumbir a la tentación de comérselos.
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Es una forma riquísima de aprovechar trozos de sandía y de melón que sobren o que se vayan a poner malos. Si la fruta está madura hay otra ventaja: no se necesita añadir azúcar.
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En esta receta se utiliza melón Galia, una variedad dulce, pero se puede usar cualquier otra y quedará igual de refrescante.
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Una combinación perfecta para las noches de verano. La receta se puede adaptar para niños: basta con no añadir el alcohol.
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El sabor del limón combinado con la cremosidad de la leche condensada harán que estos polos no duren en el congelador un asalto. Lo bueno es que, al ser tan fáciles de hacer, enseguida se puede preparar otra remesa.
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Lo ideal es prepararlos con melocotones frescos, pero se pueden hacer durante todo el año con melocotón en almíbar.
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La mayor dificultad es aguantar las dos horas que necesitan de congelación sin sucumbir a la tentación de comérselos.
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