El preso palestino Mohamed al Qiq logra un acuerdo con Israel y pone fin a 94 días de huelga de hambre

El preso palestino Mohamed al Qiq logra un acuerdo con Israel y pone fin a 94 días de huelga de hambre

AHMAD GHARABLI / AFP

Han sido 94 días de pelea. Y hoy llegan a su fin. El periodista palestino Mohamed al Qiq abandonará hoy la huelga de hambre que mantenía desde noviembre, después de qie las autoridades palestinas hayan logrado un acuerdo con el Gobierno de Israel por el que será liberado el 21 de mayo, según confirma el Ministerio de Presos palestino.

El periodista, corresponsal en Cisjordania para Almajd TV Network, una agencia de noticias de Arabia Saudita, inició esta huelga como protesta por su detención administrativa, que implica estar apresado sin conocer los cargos que se le asignan, sin acusaciones concretas, sin derecho a abogado y sin ver a sus familiares. Se trata de una medida nada excepcional, aplicada hoy a 660 reclusos palestinos -incluso menores de edad-, condenada por la comunidad internacional por violar los derechos elementales de los presos y defendida por Israel, que sostiene que mantiene en el limbo a estos detenidos por "seguridad nacional". Se pueden renovar cada seis meses, en un bucle sin fin.

Al Qiq no sólo exigía que se presentasen cargos en su contra y lo sometieran a un juicio justo o lo soltaran de una vez, sino que al enfermar por la huelga reclamó su traslado a un hospital de Ramala -la capital administrativa de Palestina, ya en territorio cisjordano-, una petición que fue rechazada por las autoridades israelíes. Israel llegó a ofrecerle que fuera a un centro sanitario de Jerusalén Este, zona ocupada, pero el preso se negó. Finalmente, el periodista no será trasladado -ahora está en un hospital de Afula, en el centro de Israel-, pero saldrá liberado el 21 de mayo, en lugar del 21 de junio. Es cuando se cumple su primer semestre de detención administrativa, que no será renovada.

LOS MOTIVOS DEL ARRESTO

Al Qiq, un periodista de 33 años de edad de Ramala, fue arrestado por las fuerzas de seguridad israelíes el 21 de noviembre por estar supuestamente implicado en actividades terroristas vinculadas con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), pero sin que a día de hoy se conozcan los cargos exactos de los delitos que se le imputan.

El abogado del periodista palestino ha dicho que el acuerdo se alcanzó en la noche del jueves al viernes y ha confirmado que el reportero "seguirá en el hospital" para recibir asistencia médica. "Su madre le visitará en las próximas horas", ha asegurado. También su mujer y sus dos hijos, que hasta ahora no habían tenido permiso para verlo, podrán acceder a su habitación.

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Manifestación en Hebrón en solidaridad con la huelga de Al Qiq.

El jefe del Comité Superior de Supervisión de los Árabes, Mohamed Baraké, ha destacado que la huelga de hambre del periodista palestino "ha terminado en victoria". El Tribunal Supremo israelí llegó a congelar en febrero la detención de Al Qiq por su delicado estado de salud, pero él seguía insistiendo en que, sin saber por qué estaba arrestado, seguiría con su lucha.

Robert Piper, el coordinador de la ONU para Asistencia Humanitaria en Palestina, llegó a mostrar a Israel su preocupación por el estado de salud del preso y exigió al Gobierno de Benjamín Netanyahu que presentara cargos en su contra o lo liberara de inmediato.

LÚCIDO PERO DÉBIL

El periodista no ha consumido ningún alimento y se ha limitado a tomar agua. Según el diario israelí Haaretz, está consciente pero no se comunica. Fuentes del hospital han dicho que está lúcido pero que su cuerpo cada vez está más débil y que corre el riesgo de sufrir un colapso. Pesa 30 kilos, está ciego de un ojo, casi no oye y ha perdido la capacidad de hablar, según fuentes diplomáticas palestinas.

Sus allegados habían alertado del mal estado de salud que mostraba y, de hecho, fuentes sanitarias de Israel reconocen que no se sabe si el daño provocado en el cuerpo del periodista será reversible. Su desgaste diario ha sido seguido por las redes sociales palestinas, por las que se han convocado manifestaciones y vigilias de apoyo en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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