Las 'nanonaves' de 20 gramos dan paso a una nueva era en la exploración espacial

Las 'nanonaves' de 20 gramos dan paso a una nueva era en la exploración espacial

WIKIMEDIA COMMONS: SKATEBIKER

Utilizar un equipo gigante de láseres para catapultar a miles de naves espaciales en miniatura a 40 billones de kilómetros al sistema estelar Alfa Centauri puede parecer ciencia ficción.

Pero el empresario y científico filántropo Yuri Milner apuesta 100 millones de dólares a que puede convertirlo en ciencia real en el plazo de una generación.

Milner, en colaboración con el renombrado cosmólogo Stephen Hawking, anunció el pasado martes la creación de Breakthrough Starshot, un proyecto de investigación destinado a demostrar que es posible propulsar naves espaciales de dimensión nanométrica a un quinto de la velocidad de la luz.

Lo que equivale a 60 millones de metros por segundo o a 215 millones de kilómetros por hora. A esta velocidad, la nave alcanzaría nuestro sistema estelar más cercano en unos 20 años, más de mil veces más rápido que las naves más veloces de la actualidad, según Milner.

Y, además, la nave no pesaría más de 20 gramos, es decir, prácticamente lo mismo que un cepillo de dientes.

Aunque la nave espacial sería del tamaño de una tarjeta de crédito, tendría en su interior cámaras, propulsores de fotones y un sistema de abastecimiento energético, además de un sistema de navegación y un equipo de comunicación, explica Milner a la edición estadounidense de The Huffington Post. Se propulsaría mediante la emisión de láseres desde la Tierra sobre una vela de luz —de unos cuantos metros de altura, pero de un grosor de tan solo unos centenares de átomos— que tuviera incorporada la nave.

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El emprendedor y capitalista de riesgo ruso Yuri Milner junto al creador de Facebook, Mark Zuckerberg, en 2013.

El concepto de vela de luz no es nuevo. Según Milner, la primera persona que puso esta idea sobre la mesa fue el astrónomo alemán Johannes Kepler, que en 1608 escribió una carta al astrónomo italiano Galileo Galilei en la que predecía que una vela espacial podría capturar la luz del Sol de la misma forma en que la vela de un barco utiliza el viento.

"La gente lleva miles de años mirando a las estrellas y pensando en la manera de llegar a ellas", afirma. "Es un ciclo interesante: en la antigüedad, gran parte de la exploración se hacía a partir de las velas y el viento, y ahora estamos utilizando el mismo enfoque".

Según Milner, con lo que ha avanzado la tecnología, la mayor parte del conocimiento que se necesita para construir una nave espacial a escala nanométrica ya está disponible o será accesible, probablemente, en un futuro cercano. Milner atribuye el mérito a tres avances que se han desarrollado en los últimos 15 años y que han hecho que sea concebible salir de nuestro sistema solar: actualmente, los dispositivos electrónicos sofisticados pueden hacerse de un tamaño mucho más reducido y a un precio mucho más bajo que nunca; podemos producir materiales muy finos y ligeros; y, por último, ahora podemos unir varios láseres.

"Si uno de estos tres avances no hubiera tenido lugar, no podríamos estar hablando ahora mismo de este proyecto", afirma Milner. "Tenemos desafíos de ingeniería por delante, pero sabemos que, en principio, se puede hacer".

En la antigüedad, gran parte de la exploración se hacía a partir de las velas y el viento, y ahora estamos utilizando el mismo enfoque. - Yuri Milner

Dar paso a una nueva era en exploración espacial es la última fase del ambicioso proyecto de Milner, Breakthrough, para buscar vida en el universo. El año pasado, el que comenzó siendo inversor de Facebook y Twitter afirmaba que destinaría 100 millones de dólares a buscar señales de vida inteligente fuera de la Tierra, y lanzó Breakthrough Message, una competición internacional para generar mensajes que algún día se enviarían a civilizaciones extraterrestres.

Según Milner, nadie debería preocuparse por el hecho de que enviar naves nanométricas al exterior de nuestro sistema solar pueda alertar a seres extraterrestres potencialmente hostiles de nuestra existencia.

Los astrónomos están de acuerdo en que existe una probabilidad razonable de que haya planetas similares a la Tierra en las "zonas habitables" del sistema estelar Alfa Centauri. Pero, en palabras de Milner, las investigaciones iniciales demuestran que, aunque es posible que allí existan formas de vida simples, es muy improbable que ese sistema estelar albergue vida inteligente. Para cuando la nanonave esté lista para ser lanzada, sabremos mucho más sobre esa región del universo, afirma Milner.

Además de buscar los primeros signos de vida inteligente extraterrestre, Milner asegura que el proyecto nos proporcionaría información valiosa sobre nuestra galaxia y nos ayudaría a detectar de manera precoz los meteoritos que podrían colisionar con la Tierra.

Su idea es lanzar miles de nanonaves desde una nave nodriza de alto nivel, que parecerá diminuta al lado del sistema de lanzamiento de láser —de kilómetros de amplitud— que se necesita para ponerlas en marcha. Este emisor de luz —que sería básicamente un conjunto de láseres— tendría que generar 100 gigavatios para conseguir que la nave alcanzara la velocidad necesaria, explica Milner.

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Los radiotelescopios que forman el Atacama Large Millimeter Array (ALMA), en el desierto de Atacama (Chile). 12 de marzo de 2013.

Según Milner, lo ideal sería construir el emisor de luz en el espacio, pero sería prohibitivamente caro. Y, además, "tener un generador de energía en el espacio no es aceptable desde un punto de vista político", apunta, porque hay que "asegurarse de que no se abusa de él. Nadie quiere que apunte en una dirección equivocada, eso seguro".

Avi Loeb, un profesor de ciencias de la Universidad de Harvard que colabora en el proyecto, le resta importancia al poder destructor del láser: "El rayo láser podría quemar un objeto pequeño, pero no tiene la potencia suficiente como para causar daños mayores".

Como alternativa, Milner propone construir la estructura en un punto que se encuentre a una altitud elevada y que tenga un clima seco, como el desierto de Atacama, en Chile, que es el desierto no polar más seco de la Tierra y ya alberga muchos de los telescopios más grandes del mundo.

Con unos cuantos minutos que estuviera el láser encendido bastaría para generar la cantidad de energía necesaria para efectuar el despegue de un transbordador espacial de la NASA.

Si Milner y su equipo pueden probar la viabilidad del proyecto Breakthrough Starshot, necesitarán una cooperación internacional comparable a la del CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear, para hacer el proyecto realidad. El mayor laboratorio de física del mundo, el del CERN, gastó unos 13.500 millones de dólares para descubrir la partícula subatómica que conocemos como bosón de Higgs, y Milner estima que se necesitaría una cantidad similar de dinero para financiar el proyecto Breakthrough Starshot.

Cuando se ponga en marcha la nueva aventura de Milner, el coste de los lanzamientos irá disminuyendo. El cuerpo de la nave podría producirse en masa con el mismo coste que un iPhone, y el láser podría ir modificándose con el tiempo para ahorrar dinero. Cuando se monte y la tecnología madure, Milner espera que el coste de cada lanzamiento se reduzca a unos cientos de miles de dólares.

Según Milner, nadie debería preocuparse por el hecho de que enviar naves nanométricas al exterior de nuestro sistema solar pueda alertar a seres extraterrestres potencialmente hostiles de nuestra existencia.

Para Yuri Milner —a quien llamaron así por el astronauta soviético Yuri Gagarin, que fue el primer humano en viajar al espacio en el año 1961—, el proyecto Breakthrough Starshot es el sueño de su vida.

"Cada vez que alguien me llama Yuri, me acuerdo de que me llamo así por el primer hombre que viajó al espacio", comenta a The Huffington Post. "Fue un tema que generó mucho entusiasmo en su día, y yo llevo parte de ese entusiasmo en el nombre".

Es la primera vez en la historia en la que resulta factible llegar a las estrellas, apunta. "Mucha gente ha soñado con este momento y ha hecho películas sobre ello, pero por primera vez en la historia podemos decir que podemos conseguirlo en el plazo de una generación… Pensar que es algo que de verdad se puede hacer —no como en Star Wars, donde gigantescas naves atraviesan agujeros de gusano, sino mandando a pequeños robots en nuestra representación— es muy emocionante".

Aun así, Milner resta importancia a las comparaciones que se han hecho con el discurso en el que John F. Kennedy ponía de manifiesto su objetivo de enviar al hombre a la Luna para el final de la década de los sesenta.

"Yo no hago ese tipo de comparaciones", aclara Milner. "Creo que cada generación debe tener sus propios desafíos, que unas veces se lograrán y otras, no. Pero si hay algo que en principio es viable, vamos a intentar conseguirlo".

Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero

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