Víctor Ullate Roche: "Es duro pasar a esa etapa en la que de repente ves más en la gente joven que en ti"

Víctor Ullate Roche: "Es duro pasar a esa etapa en la que de repente ves más en la gente joven que en ti"

El bailarín vuelve a escena con 'El jovencito Frankenstein', el musical que se interpreta en el Teatro de la Luz Philips de Madrid.

Carlos Pina

El mundo no tiene ningún sentido sin la danza a ojos de Víctor Ullate Roche. Cuando el bailarín ve a alguien "interpretar bien danza clásica, se para el tiempo". Y ahora él vuelve a tener la oportunidad de detenerlo para su público: el coreógrafo aterriza de nuevo en escena con El jovencito Frankenstein, el musical que se interpreta en el Teatro de la Luz Philips de Madrid.

"Es maravilloso, no nos lo podemos perder. Tenemos que saber de dónde venimos. Es poesía pura, hay que cuidarla, hay que cuidar de nuestras raíces", explica el actor preocupado por el futuro de su profesión en España, un país "en el que sigue habiendo prejuicios" y en el que se sigue diciendo que "la danza es cosa de niñas".

El coreógrafo de 45 años ha dedicado su vida a la danza desde que tenía 16, cuando inició sus estudios en el centro Carmen Roche, y su primera experiencia profesional fue a los 20. Desde entonces, su trayectoria ha sido imparable.

Sobre etiquetas, ideas preconcebidas, la prohibición de Billy Elliot en otros países o sobre cómo asimila un bailarín que su carrera sobre el escenario toca su fin por la edad ha hablado el coreógrafo, al que el talento le viene de familia, en una entrevista con El HuffPost.

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¿Qué aporta a la escena musical El jovencito Frankenstein?

Mucha diversión. Es un espectáculo tremendamente divertido y estamos aportando algo que no aporta el resto de musicales que hoy en día está en la cartelera madrileña. Este es comedia.

¿Qué te ha dado profesionalmente este papel?

Sobre todo visibilidad. Creo que es un muy buen papel, tengo que bailar, cantar, hacerlo todo y puedo demostrar al público que tengo una faceta actoral, desconocida para la mayoría.

Marta Ribera ha dejado Grandes Éxitos, el musical de Jorge Javier Vázquez al que ha dedicado mucho tiempo, para poder hacer El jovencito Frankenstein. ¿Cómo es trabajar con ella?

Le tengo mucho cariño, estuvimos dos años de gira por España con West Side Story. Es una grandísima artista, tiene una luz maravillosa y todo lo que toca lo convierte en oro.

Ahora que estás volcado en el musical, ¿qué dirías que eres más: actor o bailarín?

Soy un actor que canta y baila.

¿Son los musicales quienes están consiguiendo atraer al público al teatro?

Sí, están viviendo una época gloriosa. Los musicales tienen ahora mismo mucha aceptación.

Sin embargo, siempre que hablamos de cultura parece que nos referimos al cine o a la música...

Sí. Aunque yo vivo mucho de cerca el musical. Las compañías privadas lo tienen muy difícil para vender su producto, pero ahora mismo se está hablando mucho del género.

Se dice que la danza es cosa de niñas. Sigue habiendo prejuicio con ese tema porque vivimos en un país que no tiene una cultura artística.

¿En España, seguimos asociando la danza a la homosexualidad, en el caso de los hombres?

Se dice que es cosa de niñas. Sigue habiendo prejuicio con ese tema porque es un país que no tiene una cultura artística, no es como Cuba o Rusia, que allí los bailarines son superestrellas. Seguimos viviendo eso: espectáculos como Billy Elliot, que habla sobre ese tema, hacen mucho bien en la sociedad, sobre todo de cara a los padres que tienen hijos que se quieren dedicar a la danza. Remueve un poco las conciencias.

A pesar de eso, países como Hungría han prohibido Billy Elliot por (dicen) fomentar la homosexualidad.

Sí, totalmente. Es muy triste, muy absurdo, porque el ser humano convive con la danza. Cuando somos pequeños nos ponen música y nos ponemos a bailar. Es algo necesario para que los seres humanos se comuniquen.

Parece que seguimos reforzando etiquetas y estereotipos como 'el fútbol es cosa de hombres' y 'la danza es cosa de chicas'.

Sí, es verdad. Es triste porque realmente hay mucho talento en nuestro país y tenemos grandes estrellas que se dedican a la danza y al final se tienen que hacer hueco en otros países para que se les reconozca.

¿Lo de que 'hay mayor masculinidad' en las danzas urbanas que a la clásica también es un estereotipo?

He trabajado con gente de urbana y respetan mucho la danza clásica. Como la vemos mucho más en los videoclips parece que es más guay, pero realmente en nuestro país no está bien visto que el hombre se dedique a la danza, pero en otros países está muy valorado.

Todo esto choca con la idea que tenemos de lo que sucede dentro de la profesión. Parece que a las mujeres la edad les limita más para dedicarse a la danza que a los hombres, que como se dice vulgarmente se les pasa antes el arroz. ¿Es así o es una idea reforzada por el cine?

No. En la danza se pasa el arroz cuando cumples una edad determinada. A partir de los 40 años el cuerpo ya no da tanto de sí como cuando tienes 20. Evidentemente es duro físicamente y es más difícil ser bailarín profesional.

En el mundo de la danza, es duro pasar a esa etapa en la que de repente ves más en la gente joven que en ti mismo, pero hay otras salidas.

¿Y cómo afronta un bailarín ese declive?

Luego tienes otras salidas. Hay coreógrafos, gente que se dedica a dar clases... Es duro pasar a esa etapa en la que de repente ves más en la gente joven que en ti mismo, pero hay otras salidas y la danza siempre es parte de uno mismo, es algo que llevas contigo e intentas aplicar a todo a lo que haces.

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¿La infancia y la adolescencia de un bailarín es tan dura realmente?

La danza es muy dura físicamente. Es cuestión de fuerza, de equilibrio, es complicado porque requiere muchísimo tiempo para llegar a controlar bien tu cuerpo, pero también es algo que te llena el alma, así que por mucho que cueste y por mucho sacrificio que suponga te empuja a seguir. La danza te aporta una satisfacción maravillosa.

¿En España tenemos conciencia de que un bailarín es un artista?

El bailarín está considerado como artista. Evidentemente a la danza no le dan el lugar que corresponde. Es cierto, pero se le considera al bailarín como un artista.

¿En qué notas que no se le da su lugar?

En que solamente tenemos una compañía nacional, en que no hay ayudas a grupos pequeños, en que las ayudas son mínimas y en que debería tener más apoyo de las instituciones. Hay grupos que están haciendo cosas muy buenas y todos deberían tener cabida en el mundo de la cultura. Hay compañías como las de mi padre que tienen una subvención, pero debería haber dinero para todas, también para esas pequeñas compañías que están intentando resurgir. No se trata de quitarle a una para dársela a otra, porque no se podrían hacer bien las cosas, sino que tendría que haber dinero para más y más oferta.

Temo por el futuro de la danza. Podría ir desapareciendo poquito a poco.

¿Temes por su futuro?

Sí. Porque podría ir desapareciendo poquito a poco si no la cuidamos entre todos. Evidentemente, la danza no cosecha beneficio como otras artes, pero es algo necesario que un país tenga una cultura rica.

¿Qué necesita para calar en el público joven?

Más ayudas, que en los colegios tengan obligación de llevarlos a ver danza. Muchos colegios no tienen excursiones para ir a ver danza. Es algo que podríamos hacerlo más, que los centros tomaran conciencia y enseñaran a los alumnos los estilos que hay y las riquezas de nuestras danzas, por ejemplo las tradicionales españolas son maravillosas y son muy desconocidas para la gente joven.

¿Te parecería necesario incluir su práctica también en el plan educativo?

Sí, debería estarlo, igual que la música, deberíamos poder desde pequeños tener esa oportunidad de hacerlo en las escuelas, de saber que existe esa salida laboral, y luego también es muy importante para el desarrollo intelectual y físico del niño.

Dirigiste la Academia de Fama, ¡a bailar! ¿Cómo recuerdas esa etapa en televisión?

Tengo un recuerdo muy agradable. Cuidamos de todos los estilos, había mucho respeto, la gente que se dedicaba a las danzas urbanas vieron que también tenían que tomar clases de clásico para encontrar otros caminos y poder comunicar. Es muy enriquecedor poder ver donde confluían y se fusionaban todas esas danzas. Fue un momento muy bonito para que todo el mundo tomara conciencia de lo que era nuestra profesión y lo viví con mucha intensidad.

Con 'Fama, ¡a bailar! se empezaron a apreciar todos los estilos de baile.

¿Ayudó a romper esas etiquetas de las que hablábamos?

Sí, totalmente, tuvo una acogida maravillosa por el público, no solamente las danzas modernas, sino también las más clásicas. Llegó a mucha gente y se empezaron a apreciar todos los estilos.

¿Volverías a dirigirla?

Cada cosa tiene su momento, si me lo volvieran a ofrecer me lo pensaría. Fue un momento muy enriquecedor y podría volver a dirigirla.

¿Terminaste, en líneas generales, desencantado de la televisión? En Más que baile todo eran polémicas y momentos tensos entre algunos concursantes y el jurado, del que formabas parte.

Hubo polémica, pero también guardo un buen recuerdo. No pasa nada, hubo un momento difícil por los concursantes, pero también tenían que tomar conciencia de cómo se tenía que trabajar.

¿Con qué político te gustaría bailar sobre el escenario?

Con ninguno.

Víctor Ullate padre compara a las bailarinas con galgos. ¿Qué son para ti?

Gatos. Los gatos son animales muy sensitivos, que controlan perfectamente su cuerpo, su equilibrio, sus sentidos.

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