El Rapto de Europa
Una de las enseñanzas más evidentes que nos deja 2012 es que las recetas de la derecha para afrontar la crisis, cuya mejor expresión es un drástico calendario de reducción del déficit, se han saldado con un rotundo fracaso. Para los países en dificultades, la ansiada recuperación económica no ha llegado y, después de tres años de recortes sociales y aumentos de impuestos, la inversión sigue sin aparecer.
Una de las enseñanzas más evidentes que nos deja 2012 es que las recetas de la derecha para afrontar la crisis, cuya mejor expresión es un drástico calendario de reducción del déficit, se han saldado con un rotundo fracaso. Para los países en dificultades, la ansiada recuperación económica no ha llegado y, después de tres años de recortes sociales y aumentos de impuestos, la inversión sigue sin aparecer. Lo que sí se ha instalado en las sociedades más castigadas, como la española, es un sentimiento de rechazo a los sufrimientos impuestos, que cada vez más se identifican con Europa.
Con esta reflexión comienza la carta que he remitido a los líderes de los partidos socialdemócratas europeos. La incapacidad de la derecha para encontrar una salida a la crisis, o mejor, su falta de voluntad para que esa salida sea justa y con el menor coste para los ciudadanos, no significa que no existan alternativas, sino al contario. Por eso, las fuerzas europeas de izquierda debemos unir nuestros esfuerzos para plantear una agenda compartida para toda Europa. Una agenda que, según les propongo a mis colegas europeos, deberá exigir cambios en la política económica en tres grandes aspectos: por un lado, establecer un calendario de reducción del déficit más gradual; en paralelo, una batería de medidas que estimulen el crecimiento y con él la creación de empleo, que para nosotros es el problema más grave. Finalmente, es necesario que el Banco Central Europeo asuma una política monetaria que le lleve a actuar como la Reserva Federal estadounidense.
En mi opinión, y así se lo he transmitido a los máximos responsables socialdemócratas europeos, la nueva estrategia para superar la crisis debe asentarse en estos cimientos. Una nueva agenda más racional, que combine austeridad con crecimiento y no inflija más sufrimiento a los ciudadanos, no sólo es posible: es la única que le permitirá a Europa mantener su peso en el mundo y su condición de mayor espacio para la democracia y la cohesión social. En suma, se trata de rescatar a Europa de la derecha que la ha tenido raptada durante los últimos años.