El viejo SPD en aguas profundas

El viejo SPD en aguas profundas

Haber sido el partido progresista más influyente debe ser un equipaje pesado para el SPD. Y quedarse al margen de la exitosa Alemania que hoy estira sus músculos sobre sus vecinos como nunca desde la II Guerra Mundial no debe ser grato para un partido con vocación de gobierno.

Desesperado tras demasiados días sin lograr regresar al puerto de La Habana con un pez bajo el brazo, Santiago, el luchador y entrañable viejito del libro de Hemingway, se ve obligado a salir a pescar demasiado lejos para cambiar su suerte. Pero termina dándose cuenta de que justamente por eso, por haberse alejado demasiado y haber violado esa norma marina, sus esfuerzos no le darán los frutos esperados.

Algo parecido le sucede al partido de los socialistas alemanes (SPD). Envejecido y algo desesperado, se dispone a celebrar su 150 aniversario saliendo a pescar demasiado lejos con tal de arrancar algo de poder. Las negociaciones para reeditar una gran coalición ente democristianos y socialdemócratas bajo el mando de Frau Merkel ya han comenzado en Berlín.

Lo curioso de este asunto es que el SPD ya salió una vez a pescar demasiado lejos con idéntica compañía y sintió en sus carnes los mordiscos de sus desengañados electores. Recordemos: Tras la gran coalición de 2005-2009, el SPD obtuvo un 23% de los votos, el peor resultado de su historia. Para ser justos diré también que los 4 últimos años de oposición tampoco le han dado mucho mejores resultados en las elecciones del pasado 22 de septiembre (ha obtenido un 25,7% de los sufragios, el segundo peor resultado de su historia).

Haber sido en el pasado quizás el partido progresista más influyente del mundo debe ser un equipaje pesado para el SPD. Y quedarse al margen de la exitosa Alemania que hoy estira sus músculos sobre sus vecinos europeos como nunca antes desde la II Guerra Mundial no debe ser grato para un partido con vocación de gobierno. Pero la desesperación es casi siempre mala consejera, salvo que venga acompañada de un golpe de audacia. Nada hay de audaz sin embargo en repetir idéntico experimento bajo la misma canciller.

Si se repite la gran coalición, el SPD, en palabras de Hemingway, habrá violado su suerte y quizás también la de una gran parte de los socialistas europeos, que contemplan pasmados las noticas que vienen de Berlín.

Con las elecciones europeas a la vista (25 de mayo del año próximo), los partidos indicarán por primera vez de manera anticipada quién es su candidato para presidir la Comisión Europea. El alemán Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, es el favorito para representar al Partido Socialista Europeo. La pregunta no tardará en salir a la luz. ¿Puede un aliado de Merkel representar una alternativa progresista en esta Europa de la triple A: alemana, austera y cada vez más apática?

Hay dos vías de esperanza. La primera -muy poco probable- parte de que el SPD lograse un cambio en la política europea de Merkel, lo que podría presentar a Shulz como la alternativa responsable que sacó a Europa de su decadente deriva de la Triple A. Algo muy difícil, dado que la posición negociadora del SPD es débil (su 25,7% de sufragios está muy lejos del 41,5% del CDU) y sus prioridades son sobre todo domésticas. Merkel ya sentenció en la noche electoral: "Continuaremos nuestra política europea, este es el mensaje más importante para los ciudadanos".

La segunda vía de esperanza, más realista, viene de la líder del SPD en Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft y de las propias bases del partido. Kraft, vista por algunos como futura candidata a canciller en 2017, lidera la corriente del partido que se opone a la entrada en el Gobierno con Merkel. Tesis que no comparte sin embargo su jefe, el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, quien ya fue ministro bajo la dirección de Merkel y, probablemente, no le importaría repetir. No obstante, Gabriel ha asegurado que el acuerdo para reeditar la gran coalición será sometido a consideración de los militantes. Afortunadamente, éstos parecen tener más memoria que la mayoría de sus dirigentes.

Merece la pena recordar que a pesar de los buenos resultados de Merkel en las elecciones, hay una mayoría progresista en el Bundestag. El SPD no ha explicado suficientemente por qué ha descartado, sin apenas debate, un tripartito de izquierdas junto con Die Linke y los Verdes. Una opción arriesgada e inaudita, pero seguramente más audaz que salir a pescar de nuevo en aguas profundas con idéntico patrón.