Atletas chinas corren con un parche sobre el abdomen en el Mundial de Tokio y muchos se preguntan cuál es su función
No presenta ningún beneficio físico.
Durante la marcha femenina de 35 km en el Mundial de Atletismo de Tokio, llamó la atención un detalle poco habitual: la china Peng Li, cuarta en la prueba, competía con un parche sobre el ombligo. La imagen generó curiosidad entre aficionados y medios, que se preguntaron cuál era la función de este accesorio.
Lejos de tratarse de un motivo médico, la explicación se encuentra en la tradición y las creencias culturales chinas. Según esta filosofía, el ombligo puede ser una vía de entrada para energías negativas, y cubrirlo ayudaría a retener la energía positiva durante la competición.
Peng Li, de 23 años, no es la primera en adoptar esta práctica. Otros marchadores chinos de élite, como Yang Jiayu —campeón mundial y olímpico—, también la han seguido, incluso en pruebas recientes como los Juegos Olímpicos de París 2024, donde su parche era igualmente visible.
El accesorio, que puede ser una tirita o cinta kinesiológica, cumple una función más simbólica que física. La idea es proteger un punto considerado vulnerable y mantener estable el Qi, la energía vital, en los momentos de máxima tensión deportiva.
No existe evidencia científica de que esta práctica mejore el rendimiento o el estado físico del atleta. Sin embargo, los deportistas aseguran que les aporta confianza y concentración, funcionando como un ritual psicológico que ayuda a mantener la calma en pruebas de alta exigencia.
En definitiva, más allá de cualquier efecto tangible, el parche en el ombligo representa una combinación de tradición, superstición y estrategia mental: un pequeño gesto que, para estos atletas, puede marcar la diferencia en la élite del deporte.