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El mercado ilícito de tabaco en Europa: una sangría de impuestos y un reto de salud y seguridad

El mercado ilícito de tabaco en Europa: una sangría de impuestos y un reto de salud y  seguridad

Según un estudio de KPMG, encargado por Philip Morris, en 2024 se consumieron en la UE 38.900 millones de cigarros ilegales, casi un 11% más. La pérdida de ingresos fiscales por el mercadeo de las mafias es de casi 15.000 millones de euros.

Una agente de investigación fiscal de Duisburg (Renania del Norte-Westfalia, Alemania), en una redada en una tienda que vendía tabaco ilegal, el 26 de agosto de 2022.Christoph Reichwein / picture alliance via Getty Images

Drogas, armas, personas... Hay mercados de las grandes mafias del crimen que todos tenemos en mente, pero sus arcas, cada vez más, se nutren también de otros lucrativos negocios que quedan más en la sombra. Es lo que ocurre con el tráfico ilícito de cigarrillos, una amenaza extra en plena expansión que se suma a otras fragilidades de nuestro mundo. Más sutil, en apariencia, pero igualmente dañino.

Un estudio de la consultora KPMG, encargado por la empresa tabaquera Philip Morris y dado a conocer este miércoles en Bruselas, constata cómo a lo largo del pasado año el problema se ha hecho más hondo en toda la Unión Europea (UE). En 2024, los fumadores de la Unión consumieron 38.900 millones de cigarrillos ilícitos, lo que supone un aumento del 10,8% con respecto al año previo. Detalla el dossier que destaca especialmente la cifra de cigarrillos falsificados durante el periodo de estudio, 15.300 millones de unidades, o lo que es lo mismo, un 20,2 % más. En el caso de los llamados illicit whites -"cigarrillos legalmente fabricados pero introducidos de contrabando en países donde tienen poca o ninguna distribución oficial"-, se alcanzaron los 8.200 millones, también al alza, un 18%. En total, el consumo de productos no legales representa un 9,2% del consumo total de cigarrillos en el viejo continente. 

El problema tiene tres vertientes esenciales: la financiera, la delincuencial y la sanitaria. En el primero de los casos, el informe calcula en 14.900 millones de euros las pérdidas fiscales totales por este mercadeo en el pasado año. Sirvan dos botones para comparar: esa cifra es más de la mitad de todo lo que se dedica hoy al programa de Erasmus+ (26.200 millones de euros) y hubiese sido suficiente como para cubrir el presupuesto de la UE de seguridad y defensa de 2021 a 2027. Una "fuente masiva de recursos" que no acaban en las arcas públicas porque no se han pagado ni impuestos ni tasas y que, sin ir más lejos, podría ayudar a elevar el compromiso del PIB pedido a los países OTAN, como recordó -llevando el ascua a su sardina- el italiano Alessandro Politi, director de la NATO Defense College Foundation, que ha acogido la presentación. "Si se compran estos cigarros a delincuentes, el dinero va a los delincuentes sin escrúpulos, no a escuelas, hospitales o infraestructuras". 

"Si se compran estos cigarros a delincuentes, el dinero va a los delincuentes sin escrúpulos, no a escuelas, hospitales o infraestructuras"

Luego está la seguridad. "El dinero criminal por el tabaco es una amenaza criminal real", afirma el británico Howard Pugh, consultor en materia de lucha contra el comercio ilícito. Las mafias "se han ido al tabaco por la subida de beneficios, han llegado desde el mundo de las drogas" y han llegado para "quedarse". "Proteger ese fraude erosiona la seguridad", insiste. "El mundo debería saber", dice Politi, que "el epicentro" de las redes del crimen organizado está en Europa, donde se ha creado un sistema "poroso" donde entran China y Rusia, los gobiernos corruptos, las nuevas tecnologías y la convergencia de intereses. Tomar conciencia de que un cigarro ilegal puede enriquecer también a invasores o terroristas es algo "necesario". 

Para realizar el informe, los analistas se han puesto en contacto con cuerpos y fuerzas de seguridad europeos, así como con departamentos legales de los socios, y se ha podido conocer que existe "preocupación" por esta tendencia que quizá "no ha calado socialmente pese a su gravedad", remarca a su vez Christos Harpantidis, vicepresidente sénior de Asuntos Externos de Philip Morris Internacional (PMI). "Hay un bajo entendimiento del problema, que no sólo existe, sino que está creciendo", lamenta, pese a que los grupos se están perfeccionando, controlando el producto a veces desde el origen (ya hay mafias que fabrican ellas mismas este tabaco), entrando en mercados locales y mejorando sus canales de distribución y su publicidad (son hábiles en la deep web).

Y cita entonces Harpantidis el tercer flanco: la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe el tabaco una de las principales amenazas para la salud pública, pero hoy es legal en la UE. En cambio, los cigarros que llegan por cauces no legales carecen de control y multiplican los riesgos. Los análisis dicen que se componen de químicos, excrementos animales, plásticos... y eso conlleva el aumento de enfermedades relacionadas y muertes prematuras, añade la misma OMS. El impacto es social, más allá del obvio, que es el empresarial. "Con niveles de casi el 10% de consumo total, ya no podemos hablar de algo marginal", reconoce David Bird, el autor del estudio. 

"Su enorme impacto socioeconómico perjudica la recaudación fiscal, la creación de empleo y a las empresas legítimas, que son el motor de nuestras economías europeas. La disponibilidad de cigarrillos baratos y no regulados en la economía sumergida también dificulta los esfuerzos para reducir el tabaquismo y avanzar hacia un futuro sin humo", resume Harpantidis.

Cajetillas de tabaco incautadas por la Administración del Monopolio del Tabaco de China, en noviembre de 2020.Costfoto / Future Publishing via Getty Images

En detalle

KPMG expone que el aumento del consumo de cigarrillos ilícitos fue impulsado el año pasado principalmente por Francia y Países Bajos, países en los que se ha sumado las subidas de precios y de impuestos y el empaquetado genérico del tabaco. La situación es "especialmente alarmante" en el país vecino, donde se consumieron 18.700 millones de cigarrillos ilícitos en 2024, de los que cerca de 7.800 millones eran falsificaciones. En el caso de Países Bajos, el volumen de cigarrillos ilícitos aumentó drásticamente en 1.100 millones -más del doble que el año anterior- hasta alcanzar el 17,9% del consumo total. De haberse comprado legalmente, estos cigarrillos habrían generado ingresos fiscales adicionales de 9.400 millones de euros en Francia y casi 900 millones en los Países Bajos, detalla el informe. 

¿Y cómo están las cosas en España? Nuestro país alcanza ahora niveles de comercio ilícito de 2021, tras consumir 1,4 millones de cigarrillos falsificados. Esto implica que las arcas del Estado han dejado de ingresar 263 millones euros, 52 millones más que en 2023, indican los consultores. Justo en nuestro país la ministra de Salud, Mónica García, ha anunciado una reforma para decretar el empaquetado genérico del tabaco, en línea con lo que ya han hecho estas otras naciones. Defiende que así se hace el producto "menos atractivo" y eso contribuye a "tomar la decisión de dejar de fumar".

Países como Bulgaria, Grecia, Italia y Portugal han logrado avances significativos en la lucha contra el mercado ilícito de cigarrillos. Grecia, por ejemplo, registró una caída de 6,2 puntos porcentuales en el consumo de cigarrillos ilícitos en 2024, hasta el 17,5%, el mayor descenso en una década. 

En los 38 países europeos analizados en el estudio de KPMG (los 27 Estados miembros de la UE, junto con Albania, Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Moldavia, Montenegro, Macedonia del Norte, Noruega, Serbia, Suiza, Ucrania y el Reino Unido), se consumieron 52.200 millones de cigarrillos ilícitos en 2024, lo que representa el 10% del consumo total. Las pérdidas fiscales derivadas se estiman en 19.400 millones de euros.

En Reino Unido, los volúmenes de cigarrillos ilícitos disminuyeron en casi 800 millones en 2024, aunque su cuota sobre el consumo total se mantuvo estable. Aun así, sigue siendo el tercer mayor mercado ilícito de Europa, con 5.900 millones de cigarrillos ilícitos consumidos el año pasado. En cambio, Ucrania registró el mayor descenso en el consumo ilícito: los volúmenes de contrabando y falsificaciones se redujeron en 2.400 millones de cigarrillos, lo que supone una caída del 29% (frente al aumento de 1.100 millones o 14% registrado en 2023).

En el estudio se incluye, además, un análisis sobre Ucrania, país que no está dentro de la UE pero aspira a ello, y que está en un contexto especial por la invasión rusa, desde febrero de 2022. También este país está mejorando sus datos, aún cuando es complejo mantener las redes de vigilancia, policiales y legales, en plena guerra. Oksana Shvets, subdirectora de la Cámara de Comercio Estadounidense en Ucrania, ha defendido la necesidad de que las cosas se hagan por derecho para que no se pierda un dinero en tasas que es "indispensable también para ayudar en el campo de batalla". 

"La buena noticia es que hay solución"

Tras la presentación de estos datos poco felices, Harpantidis quiso lanzar un mensaje positivo. "La buena noticia es que hay solución". Vayamos primero al diagnóstico: visto el informe de la consultora, Philip Morris entiende que "el problema se ve agravado por subidas de impuestos abruptas y pronunciadas que benefician a las redes criminales que suministran productos no regulados, sin impuestos y de menor calidad, incluidas falsificaciones, a precios más bajos". 

Para hacer frente a esta amenaza, insta a adoptar una regulación basada en "la evidencia científica, una fiscalidad equilibrada y predecible a través de calendarios fiscales, una colaboración público-privada continua y un mayor apoyo a los organismos policiales regionales y nacionales, ya que las organizaciones criminales que se dedican a la venta de cigarrillos ilícitos han consolidado su presencia en los países de Europa occidental con precios más altos"

"Regímenes fiscales predecibles y un sólido apoyo a las acciones de las fuerzas del orden han demostrado ser una receta política eficaz: ahora sabemos cómo contrarrestar eficazmente a las organizaciones criminales que participan en la fabricación, distribución y venta ilícita de cigarrillos", defiende Massimo Andolina, presidente de la Región Europa de PMI. 

"Este es el camino a seguir si realmente queremos acabar con el comercio ilícito de cigarrillos en nuestro continente, que daña las economías europeas, socava la competitividad y el crecimiento y abre la puerta a otras actividades delictivas. Los ciudadanos no pueden permitirse el lujo de perder ingresos públicos tan necesarios en este momento crítico para Europa, ingresos que se están esfumando en lugar de destinarse a cuestiones clave como la defensa, la seguridad interior y los programas sociales", incide. 

Los analistas reunidos hoy en Bruselas coinciden en el tema más espinoso: el del precio. Asumen que el tabaco tenga que ser más caro cada vez, pero piden que se haga de forma "proporcional", porque "si sube, la gente lo busca más barato", zanja Pugh. Con políticas serias al respecto, una mejor y más coordinada acción policial y legal y más "educación del público", se puede lograr una mejora "gradual" de la situación. Se necesita forjar un entramado de gran "complejidad" -posiblemente, la palabra más repetida de la jornada-, pero todo suma. 

"Los legisladores deben comprender que repetir los errores políticos que han alimentado el mercado ilícito de cigarrillos -como una fiscalidad excesiva y distorsionadora, medidas de control extremas como prohibiciones, y una aplicación insuficiente de la ley frente a las actividades ilícitas en toda la cadena de valor- puede conducir, y de hecho lo hará, al mismo desastre que hoy vemos en el sector del cigarrillo en aquellos países que han adoptado estas políticas. Y es un fenómeno que ya empezamos a observar en países que han prohibido la venta legal de productos sin humo", concluye Andolina.

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Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.