Un economista carga duramente contra los que quieren prohibir el aire acondicionado: "Se creen ecologistas y son reaccionarios"
La temperatura y cómo afecta a la salud es eterno asunto de debate. En Francia el asunto se está analizando ya que, como en España, centros educativos no están bien acondicionados y los riesgos son más que evidentes.

"Los ambientalistas que luchan contra el aire acondicionado se equivocan: el calor excesivo perjudica el crecimiento económico e, indirectamente, la descarbonización de nuestra sociedad". Con estas palabras el economista Nicolas Bouzou firma en Le Figaro su columna de opinión, que está trayendo cola.
Economista y ensayista, el fundador de la firma de investigación económica Asterès, sentencia en su texto cómo habitualmente los ecologistas consideran que abusar (o usar) el aire acondicionado implica un gran consumo de energía y, por lo tanto, perjudica gravemente nuestro ecosistema, favoreciendo el calentamiento global. Sin embargo, en su opinión, esto no es más que una interpretación "reaccionaria" y que hay que ser conscientes del momento climático en el que estamos. Así, pone el ejemplo de las olas de calor, cada vez más frecuentes, que padece la sociedad actual.
"Incluso desde una perspectiva climática, es mejor no desplomarse por el calor", sentencia, a la vez que hace referencia a una realidad de su país, Francia. Según los datos que aporta, la tasa de instalaciones que cuentan con aire acondicionado es alta en oficinas o tiendas, pero está lejos de estar en las mismas condiciones en sitios clave como son los centros educativos. "Es inferior al 10% y, sin embargo, la relación entre la productividad y la temperatura está más que reconocida".
Así, para secundar su afirmación, pone hincapié en cómo los historiadores económicos han enfatizado durante mucho tiempo "la relación negativa entre la temperatura y el desarrollo económico". "La riqueza se concentraba en países templados o fríos, mientras que la pobreza se concentraba bajo cielos tropicales", explica. Y añade más datos: "según la OCDE, 10 días con temperaturas superiores a 35 °C provocan una caída de 8 000 millones de euros en el PIB de Francia". Por eso, asegura que el pico de la productividad se alcanza cuando se cuenta con una temperatura de 23ºC.
Estos datos y estudios son extrapolables a España: "los episodios de temperaturas extremas costarán a nuestro país hasta un 1,4% de PIB anual, por la pérdida de productividad laboral que provoca el calor", tal y como recoge La Voz de Galicia.
Y luego están, como contábamos hace unos días en El HuffPost, el resto de consecuencias que tiene para nuestra salud el calor. Dormimos menos o peor, apenas tenemos hambre y pocas ganas de hacer nada —menos si implica un esfuerzo físico—. Pero hay otro síntoma que nos incomoda y es que estamos espesos, no podemos concentrarnos y estamos todo el día abotargados.
