El narcisismo en las redes sociales y el género

El narcisismo en las redes sociales y el género

Nos conviene educar a la población en el desarrollo de una mirada crítica y reflexiva a todo aquello que las personas muestran en las redes sociales.

.Elizaveta Starkova via Getty Images

Los expertos y académicos, sobre todo los psicólogos sociales, nos preguntamos hasta qué punto las redes sociales potencian los niveles de narcisismo de las personas e incluso si lo crean. La respuesta que se desprende de las investigaciones es un «sí»: las redes potencian el narcisismo y lo crean, pero con muchas variaciones y sesgos. Sesgos que tienen que ver, por un lado, con las características de la red social (por ejemplo, Twitter, Facebook, Instagram o Tik-Tok representan diferentes sistemas de comunicación) y, por otro, con las cohortes de edad y el género.

El 66% de los usuarios de las redes sociales tiene menos de 39 años (The Social Media Family, 2021). Es decir, las personas de menor edad utilizan más las redes sociales que las mayores. La literatura académica subraya que las personas más jóvenes suelen presentar más rasgos de personalidad narcisista que las  más entradas en años. Estas diferencias se relacionan con la cultura y la generación en las que la juventud de hoy en día está inmersa, sobre todo con las sociedades individualistas occidentales.

El fenómeno de las redes sociales está afectando radicalmente a las formas tradicionales de comunicación, lo que tiene consecuencias en la construcción de la identidad personal, en la gestión de la intimidad y en la autoestima. Los investigadores hablan de un cambio social que tiene que ver con la transformación de la intimidad. Las sociedades más occidentales han pasado de vivir su intimidad en el ámbito privado a exhibirla en las redes sociales como un espectáculo, como el paso de una orientación interna del individuo a una orientación narcisista, especialmente, y de una forma más intensa, en las internautas del grupo más joven.

Todos tenemos rasgos narcisistas; además, la sociedad individualista los configura y potencia. El punto esencial de la cuestión es que, con toda la gama de grises, estos rasgos narcisistas pueden ser —en un extremo del continuo— simplemente anecdóticos en algunas personas y  –en el otro extremo— profundamente patológicos en otras. Quiero insistir en que el uso de las redes sociales no es sinónimo de narcisismo. Muchas personas las utilizan para comunicarse mediante formas de expresión artística o, sencillamente, como una manera de saludar a diario con un «buenos días» a los amigos y seguidores. De buscar y manifestar compañía y cariño. El narcisismo patológico es un conjunto de comportamientos que incluye sentimientos de auto-importancia, necesidad de poder y admiración, insistencia en la propia imagen, en  exhibirse, en alardear de los logros alcanzados, y en la incapacidad de sentir empatía. Centrados en la auto-exageración, la vanagloria y el desprecio, los narcisistas son incapaces –debido a  lagunas en la autoconciencia– de identificar o reconocer haber herido los sentimientos de alguien, ni tampoco de ser la causa de problemas en un entorno grupal. Se preocupan tanto de sí mismos/as, tienen los pies tan hundidos en el fango de la soberbia, que no perciben las emociones de las personas y son incapaces de preocuparse por ellas. La investigación identifica dos tipos de narcisistas patológicos: a) los denominados «vulnerables», los cuales, carentes de autoestima, realizan grandes esfuerzos por defender su «ego», su «yo», y b) los «grandilocuentes»: estos están absolutamente convencidos de su magnificencia y superioridad.

Los hallazgos en el laboratorio demuestran una inequívoca relación entre el narcisismo y las conductas en las redes sociales: el tiempo de conexión, el número de selfies y la frecuencia de los Twuits. Al parecer las personas que presentan un alto grado de sentimientos de «superioridad» prefieren Twitter, mientras que las que presentan un alto grado de «exhibicionismo» prefieren Facebook e Instagram (más basados en la imagen).  Además de una tendencia a publicar pensamientos y sentimientos en las redes sociales, las personas que presentan rasgos de personalidad narcisista suelen estar, como he dicho, centradas en sí mismas y tienden a creer que son únicas y especiales, por lo que dan por sentado que sus amigos o seguidores en las redes quieren estar informados de lo que hacen, de lo que piensan y sienten. En definitiva, tienden a querer ejercer el poder. A colocar su autoafirmación por encima de todos.

Estos hallazgos nos conducen a otra arista de esta historia ciertamente compleja: la existencia de diferencias entre hombres y mujeres. Al menos hoy en día, hombres y mujeres son diferentes, muestran diferencias cuantitativas y cualitativas en relación al narcisismo en las redes sociales  con tasas más elevadas entre los hombres  (8% de la población masculina) que entre las mujeres  (5% de la población femenina). También los hombres puntúan ligeramente  por encima de las mujeres en términos de sentimientos y necesidades de autoridad y liderazgo. Un dato de lo más interesante es que no existen diferencias significativas entre ambos géneros en cuanto a sus conductas de exhibicionismo en las redes.

Fuentes de diversa procedencia nos indican que las redes sociales a menudo tienen un impacto negativo en las mujeres, incluso en sus propios niveles de narcisismo y comportamientos relacionados. Las chicas las utilizan más que los chicos: el 43% de las chicas de 15 años están conectadas al menos una hora al día; en cuanto a los chicos, el porcentaje se sitúa en el 31% (The Social Media Family, 2021). Igualmente, las mujeres declaran niveles más bajos de felicidad y mayores dificultades sociales y emocionales que los chicos a medida que van creciendo. Suelen compararse más con otras chicas que los chicos con los chicos y esto tiene efectos negativos diferenciales entre ellos y ellas. Estas dinámicas de comparación social que establecen las chicas entre ellas se ven  reforzadas y, sobre todo, fomentadas en las redes sociales con los consiguientes efectos negativos.

Varias teorías de psicología social –la teoría de la justificación del sistema, la teoría de la competitividad social, y otras–  explican los motivos por los que los grupos subordinados se comparan y compiten más entre ellos en vez de ayudarse. Las mujeres configuran un grupo social devaluado —el patriarcado las devalúa por medio del sexismo benevolente y el sexismo hostil— y las dinámicas comparativas y competitivas que se manifiestan entre ellas se ponen sobre todo en evidencia en las personalidades narcisistas, carentes de autoestima y necesitadas de reconocimiento. Las investigaciones demuestran que esa comparación social de las mujeres que se manifiesta en las redes sociales es una dinámica activa, y en parte agresiva, profundamente asociada al narcisismo femenino. Investigaciones muy recientes nos indican que las mujeres son mucho más propensas a utilizar tácticas de auto-presentación intimidatorias en las redes sociales que los hombres.

Sin duda, los rasgos narcisistas grandilocuentes y agresivos están directamente relacionados con el incremento de selfies que se observa en las chicas. Estas conductas narcisistas conllevan automáticamente un aumento de la agresión femenina, sobre todo entre mujeres, así como problemas muy preocupantes para las narcisistas «vulnerables», ya que se ven empujadas a manifestaciones cada vez más sexualizadas de su propio «yo». Uno, quizás el principal, refuerzo de estas conductas son los likes que recibe la usuaria. Para ellas, recibir muchos likes es un refuerzo que, en un bucle, da alas a un refuerzo del narcisismo agresivo.

Pero, por supuesto, no recibir likes ni corazones o recibir pocos puede ser igual de malo para el grupo de narcisistas «vulnerables», ya que las empuja a un aumento temporal del nivel de actividad y agresión, un fenómeno que los psicólogos sociales conocemos muy bien por los experimentos realizados en el laboratorio con animales, así como también  impactos negativos en la fisiología y el sistema inmunitario de estas chicas, consecuencia del estrés, un efecto también conocido de la adicción a Internet. El ataque que representa a la autoestima, la rabia y la angustia que sienten las personas narcisistas cuando no obtienen la aprobación social ansiada conlleva que aumenten la actividad de publicación y las conductas cibernéticas agresivas para agrandarse y protegerse a sí mismas.

Opino que nos conviene educar a la población —especialmente la cohorte de los y las jóvenes— en el desarrollo de una mirada crítica y reflexiva a todo  aquello que las personas muestran en las redes sociales. Es importante transmitirles que las imágenes que ven representan un ideal que se ajusta muy poco a la realidad. Que, en realidad, esos ideales tienen que ver con expresiones de narcisismo patológico.