Ellos le llamarían traidor

Ellos le llamarían traidor

Es tanto el hedor que no hay ambientador que lo disimule.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, interviene en un Desayuno Informativo de Europa Press.Eduardo ParraEuropa Press

Pablo Casado lo volvió a hacer, ignorante de su ridículo. Cada vez se separa más de la Europa normal y se acerca a la Europa adolescente del Este, la que todavía huye despavorida de los rusos. Su problema no desapareció con la URSS, porque el comunismo voló y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas solo está en la nostalgia el nuevo zarismo encarnado por Putin.

El líder del PP aprovecha cualquier ocasión para alertar al conservadurismo rehogado europeo del peligro español: que si el Gobierno está empleando mal los fondos de recuperación; que si el rescate de la compañía ‘Plus Ultra’ da mala espina; que puede haber corrupción; que la justicia está acosada; que si la democracia deja mucho que desear. El estupor se nota por ejemplo en la cara de Angela Merkel, que a pesar de estar en la misma ‘internacional’ que el Partido Popular parece de otro planeta. 

No creo yo que el colíder del PP español hubiera querido a propósito enseñarle democracia de la buena a la canciller Merkel en su despedida y llamarle la atención en público. No me parece que tenga lo que hay que tener para eso. Su problema es más simple: igual que la ignorancia es muy atrevida, la soberbia y la vanidad son malas consejeras. 

Pero, ‘mutatis mutandis’, el hecho público y notorio es que el pipiolo español le vino a decir a la que ya es una de las políticas de referencia del mundo occidental que la democracia alemana tiene un gran déficit político. 

Al poner a parir a España –y no solo a Pedro Sánchez, porque Pedro Sánchez, por edad, no tuvo arte ni parte en la creación del CGPJ y en elaborar la Ley Orgánica que lo regula– porque los jueces no eligen a los jueces para el órgano de gobierno de la Justicia… ignoraba algo que en aquel lugar era preceptivo no olvidar. Que a los jueces alemanes no solo no los eligen sus pares sino que los nombran directamente los poderes ejecutivos y legislativos sin ninguna interferencia corporativa. 

Esto lo explica muy bien un amplio informe publicado por EL PAÍS el domingo. No es el único Estado que no ‘cumple’ las mal interpretadas directrices UE de las que tanto parlotean los gerifaltes de la derecha que teme a VOX, y que en el fondo lo envidia secretamente.

Por hablar así de su país, e igualarlo con los que son vergüenza comunitaria en esta cuestión, como Polonia y Rumania, por ejemplo, en otros países a alguien así le llamarían traidor. O al menos tonto del bote; eso sí, muy atildado y con clases en engreimiento y suficiencia. En España no: en España la gente normal se cachondea. También los corresponsales extranjeros. Todos estos chivatazos de crío consentido que se mira embobado al espejo de un baño como se miraba la madrastra de Blancanieves solo producen vergüenza ajena. Todo el mundo sabe, porque los hechos y las interpretaciones que disimulan los medios adictos lo cuentan hilo por pabilo las redes sociales y lo chismorrean coñones youtuber, que todo es mentira. Que todo es teatro. Juego de sombras como las muy elaboradas de Kyoto donde la palma de una mano parece una esterlicia. 

No hay ningún político en Europa –y la que menos Angela Merkel– que ignore ni la corrupción sistémica del Partido Popular, fijo en los banquillos judiciales, ni sus estratagemas para boicotear las investigaciones policiales o para destruir pruebas o para controlar “por detrás”, decía Cosidó, a los tribunales que han de juzgarle durante años. Hay dos caras, absolutamente cínicas ambas: la de esto no va conmigo, y respeto absoluto a la justicia. Una variación sobre la famosa frase telaraña de Rajoy: “esto no es una conspiración del PP sino una conspiración contra el PP”. 

La venta de viviendas sociales a ‘fondos buitre’ ¿es un ejemplo de buena gestión? ¿no aceptar el fallo de los tribunales para deshacer el indecente chanchullo y recuperar lo malvendido es honestidad política o inconfesables intereses?, ¿construir unas ‘radiales’ en Madrid que han sido un fiasco y una ruina es de buen y eficiente gestor o de ‘siempre toca, si no es un pito es una pelota’?, ¿y poner una estación del AVE en medio de la nada pero en terrenos de la familia política de Esperanza Aguirre es acaso una estrategia para llenar la España vaciada o es otro clásico pelotazo a futuro? 

Otrosí digo si amparar a los corruptos hasta el final, destruir discos duros, comprar cargos ajenos al mayor para destruir a partidos competidores, como ‘Ciudadanos’, montar una ‘policía patriótica’ para neutralizar las instrucciones judiciales, bloquear durante 1.000 días la renovación del CGPJ, con burla y escarnio de la Constitución…. ¿Todo esto es acaso europeísmo, constitucionalismo y ‘far play (no confundir con ‘Fairy’)? Hacer todo lo posible, hasta el ridículo y la vergüenza ajena por retrasar la llegada de las ayudas europeas a España en base a bulos, mezquindades e interpretaciones torcidas….¿Es acaso ‘patriotismo constitucional’? 

Y no se trata de una reacción de última hora, no, es un hilo argumental que nació en el mismo momento en que Sánchez se sumaba o proponía a presidentes de la Unión, como por ejemplo el portugués, el francés y el italiano, un gran plan de reconstrucción continental tras la destrucción provocada por la pandemia. Primero trataron de boicotearlo con risas y burlas, y después…después con furor y puñaladas traperas  porque iba saliendo, ¡y eran miles de millones de euros!, y al final, con trucos de trileros sin sentido patriótico. 

Suelen preguntar los periodistas americanos en campaña electoral: ¿usted le compraría un coche usado a este candidato? Tengo para mí que al menos los demócrata cristianos y los liberales de la UE no se significarán en su respaldo al delfín de Aznar. Los apoyos a Sánchez y a España tanto de Carles Michel como de Ursula von der Leyen han sido muy explícitos y contundentes. El catastrofismo tiene secuelas catastróficas. La vacunación ha sido un éxito, y los fallos del inicio de la pandemia, como las mascarillas, los respiradores, las UCI, han sido comunes a todos los socios… 

Hay pocos casos en la historia reciente de España en que sea tan claro el peligro de que el cántaro se rompa de tanto ir a la fuente. Poco a poco, como el ‘calabobos’ gallego, que no moja pero empapa, hay sondeos de opinión que ya detectan una creciente desconfianza hacia el PP. Los árboles de pega que se han plantado no están impidiendo ver el bosque. 

Expertos alemanes destacan el ejemplo español del confinamiento mientras jueces caducados del TC discuten el sexo de los ángeles de los estados de Alarma y Excepción, ajenos a la ley orgánica que los regula y actuando como tercera cámara legislativa con la ignorancia morrocotuda, que por ello es muy sospechosa,  de que fueron casi todos ‘padres constituyentes’ los que la redactaron. 

Unas preguntas: ¿Podría el Gobierno u otros afectados recurrir ‘en alzada’ al Tribunal de Justicia Europeo?, ¿y si Pedro Sánchez contraatacara en la UE para desmontar las ‘fake’ del casadismo con todo el listado de agravios, sandeces y paparruchas de una nada leal oposición que sigue con aplicación las enseñanzas marrulleras y antidemocráticas del trumpismo, de Steve Bannon y de la extrema derecha USA, que tiene por un hito la toma del Capitolio por una turba de trastornados y débiles mentales?

En realidad el mayor enemigo de Casado es Casado, así como el mayor enemigo del PP es el propio PP de toda la vida. En otras partes le llamarían traidor por haber cruzado todas las rayas prohibidas por el respeto a las reglas de juego. “¡Váyase al carajo esa tontería del ‘far play’, aquí lo importante para España es echar a Sánchez!”, decía un ‘apolítico’ forofo de Aznar a voz en grito en una terraza de Santa Brígida (Las Palmas). 

Le han puesto a Sánchez en bandeja con un osado e imprudente tremendismo preventivo una extensa colección de éxitos, que no lo hubieran sido en ausencia del anatema profético de barra de bar. La vacunación, la operación de retirada de Kabul, la felicitación de Bruselas por el catálogo de inversiones para la recuperación, la desinflamación del separatismo catalán, y el alejamiento de un nuevo 1-O, los cambios operados en Marruecos con la nueva estrategia de Albares tras el apoyo sin fisuras de la UE…

Pero es tanto el hedor que no hay ambientador que lo disimule. Queda mucho banquillo por delante. 

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Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.