La ultraderecha quiere reescribir la historia con la ayuda del PP

La ultraderecha quiere reescribir la historia con la ayuda del PP

Sorprende y es muy grave el apoyo de los populares a la ofensiva revisionista de Vox.

El portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, en primera fila, en una imagen de archivo. Europa Press News via Getty Images

La ultraderecha quiere reescribir la historia y el PP les está apoyando. El revisionismo histórico de la extrema derecha ha llevado, por ejemplo, a que el Ayuntamiento de Madrid vaya a eliminar de su callejero los nombres del ministro de la República, Indalecio Prieto, y del primer presidente socialista del Consejo de Ministros, Francisco Largo Caballero, aduciendo las mismas razones por las que se han eliminado de las calles los nombres de los golpistas de 1936. Según la visión de la ultraderecha, son lo mismo aquellos que dieron un golpe de Estado contra la democracia y asesinaron a miles de españoles y españolas enterrados en cunetas, que los miembros de los gobiernos legítimos y democráticos. Y lo más grave, el PP les está ayudando.

Para contrarrestar esta ofensiva revisionista, es fundamental defender la Memoria Democrática. No se trata de defender la dignidad y la memoria de, en este caso, dos dirigentes históricos del PSOE, que también. Se trata, sobre todo, de poner en valor la lucha y el compromiso de todos aquellos hombres y mujeres que, a lo largo de la historia, han luchado por la democracia. Independientemente de su ideología y filiación partidista. Solo con un compromiso común: la defensa de un sistema de convivencia basado en las libertades, la democracia y el Estado de Derecho. 

En los países europeos de nuestro entorno, por ejemplo en Alemania, existe desde hace mucho tiempo un consenso político y social sobre la importancia de la Memoria Democrática para preservar las actuales libertades. No se olvida, incluso se fomenta, la memoria de aquellas personas que lucharon por la democracia y se enfrentaron al totalitarismo pagando, en muchos casos, este compromiso con sus vidas. La lucha de estas personas es un ejemplo y, sobre todo, una advertencia de que la democracia no tiene por qué ser para siempre. Hay que cuidarla, respetarla y luchar por ella a diario.

Los socialistas entendemos la democracia como un acto colectivo de convivencia y para ello es fundamental establecer unos consensos básicos, también sobre el proceso histórico que nos ha llevado a disfrutar de las libertades de hoy. Es decir, la Memoria Democrática no es un ejercicio partidista, sino colectivo de todas las fuerzas políticas que creemos en la democracia y en la convivencia. Por eso sorprende y es tan grave el apoyo que proporciona el PP a la ofensiva revisionista de la ultraderecha.

PP y Vox juntos en el Senado

Este apoyo se ha mostrado de forma nítida en el Senado, donde el PP y Vox volvieron a unir sus fuerzas para vetar una declaración institucional que dice, literalmente: “Declaramos que, desde distintas convicciones ideológicas, nos une nuestro reconocimiento y memoria de todas las personas que lucharon por la democracia. También nos une un sentimiento común de adhesión a la democracia como la forma más justa de convivencia pacífica”. 

¿Cómo es posible que el PP, el partido que hasta hace poco aglutinaba a toda la derecha y que se gusta en denominar de “centroderecha”, rechace un texto que dice que la democracia es la forma más justa de convivencia?

Solamente hay una explicación: el PP está completamente dominado por Vox y por el discurso de la ultraderecha. Es una muy mala noticia para nuestra democracia, y debería incitar a la reflexión a todas aquellas personas conservadoras de nuestro país, demócratas intachables, que se están viendo arrastradas a la trinchera que está cavando la ultraderecha.

La Memoria Democrática no es solamente un ejercicio del pasado. Se trata de preservar la libertad y la democracia en el futuro, poniendo en valor en el presente lo que nuestros antecesores pelearon en el pasado. Un escudo contra revisionismos históricos de los que quieren justificar dictaduras y tiranías.