Lo que todos los padres deberían saber sobre la seguridad en el mar para sus hijos

Lo que todos los padres deberían saber sobre la seguridad en el mar para sus hijos

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Publicado originalmente en Motherly

Por Heather Marcoux

La mejor parte del verano es ir a la playa, disfrutar del sol y la arena, y darte un chapuzón con los más pequeños. Es una experiencia que une a las familias, y los hijos lo guardan como un buen recuerdo para toda la vida. Por desgracia, la playa también tiene muchos peligros, como las medusas, las mareas y las quemaduras del sol.

Las lesiones que puede provocar la playa son más comunes de lo que piensas.

Salvavidas para los más pequeños

Según la Cruz Roja, la seguridad en el agua del mar es diferente a la de una piscina, ya que "incluso en aguas poco profundas la acción del oleaje puede causar una pérdida de equilibrio". Por ello, la organización recomienda a los niños pequeños llevar chalecos salvavidas cerca y dentro del agua.

Las aguas abiertas, concretamente el océano, pueden ser impredecibles, así que poner a los niños un chaleco ofrece un extra de protección en caso de que la ola alcance su castillo de arena.

Coloca a los niños de frente al agua

Las olas pueden golpear a los niños si no tienen cuidado (especialmente a los más pequeños), pero si las ven venir, les será más fácil mantener el equilibrio. Enseña a los niños a ponerse de espaldas a la playa y de cara al mar para que las olas no les sorprendan.

No dejes que los niños entierren los pies en la arena

Es muy divertido hundir los pies en la arena mojada, pero los expertos afirman que que este tipo de "juegos" pueden provocar a los niños esguinces e incluso lesiones más graves, ya que la arena mojada les puede atrapar los pies. Si una ola les pilla desprevenidos cuando no se pueden mover, es posible que se caigan y se hagan daño.

Ten cuidado con las medusas

A Bob Esponja le encanta cazar medusas, pero a tus hijos no debería. Las medusas pican, obviamente. Muchas playas públicas tienen sistemas de alerta en zonas donde hay muchas medusas. La bandera blanca con dos medusas moradas significa "presencia de medusas", así que, si algún día ondea una bandera blanca con dos medusas moradas, quizá la playa puede esperar.

Si no ves esa bandera, pero tu hijo o tú acabáis con una picadura de medusa en el cuerpo, busca atención médica. Los socorristas son profesionales en primeros auxilios para las picaduras y pueden decirte si alguno de los dos necesitáis más atención fuera de la playa.

Atención a las corrientes de agua

Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, cualquier persona que vaya a la playa debe informarse sobre las corrientes de agua, ya que "pueden arrastrar a los bañistas dentro del mar".

Las corrientes de agua son la causa de más del 80% de los rescates por parte de los socorristas en EE UU, por lo que se recomienda a los padres que comprueben la previsión de las playas locales antes de ir. Una vez que llegues a la playa, siéntate lo más cerca posible de los socorristas y, si no estás seguro de las condiciones del agua, pregúntales antes de dejar que tus hijos se metan.

No olvides la protección solar

El cuerpo de un bebé o de un niño pequeño no se puede adaptar al sol igual que el nuestro, así que tienen más riesgo de contraer enfermedades relacionadas con el calor. Según la American Pediatric Association, "los bebés de menos de seis meses no deberían tener contacto directo ni indirecto con la luz solar, ya que les podría provocar un golpe de calor. Sobre todo, hay que evitar sacar al bebé entre las 10 y las 14 horas, que es cuando más da el sol".

Si tienes un bebé, intenta hacer actividades en la playa cuando no dé del todo el sol. Llevar tu propio sombraje en forma de tienda de campaña o de sombrilla puede ayudar, así como darles leche a los más pequeños y sorbitos de agua a los que son un poco más grandes.

Según la American Academy of Pediatrics, la protección solar es imprescindible tanto para los bebés como para los mayores, así que hay que echársela entre 15 y 30 minutos antes de exponerse al sol, y después cada dos horas. Ninguna crema es resistente al agua al 100% (aunque algunos digan lo contrario), por lo que conviene aplicarla de nuevo a los niños cuando salgan del agua.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Lucía Manchón Mora