El 'milagro' de Madrid ahora es un problema y de los gordos

El 'milagro' de Madrid ahora es un problema y de los gordos

En un mes, la región ha pasado de ser un ejemplo de recuperación a un peligro por su evolución.

The president of the Community of Madrid, Isabel Diaz Ayuso, during her speech at the second session of the debate on the state of the region, held at the Madrid Assembly. September 15, 2020 spain (Photo by Oscar Gonzalez/NurPhoto via Getty Images)NurPhoto via Getty Images

Del ‘milagro de Madrid’ ya no queda nada: en solo un mes la tierra de Díaz Ayuso ha pasado a ser un problema serio. O lo que es lo mismo, de venderse un ejemplo de recuperación en plena segunda ola, a registrar la mayor incidencia acumulada en toda la península (únicamente la supera Baleares).

Como recoge El País, la Comunidad vuelve a entrar en el nivel 4 —riesgo extremo— en el plan acordado entre el Ministerio y las autonomías, una vez supera los 250 casos. Los últimos datos ofrecidos por Sanidad este jueves muestran una curva al alza en todo el país, pero especialmente en Madrid, que se sitúa en 262,13 casos de media por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, 67 puntos más en siete días. Si toda España vuelve a superar la barrera de los 200 (207,26), los registros madrileños son aún más inquietantes.

No es el único indicador en el que la región tiene peores métricas que el resto de la nación. A nivel de ocupación hospitalaria, Madrid presenta un nivel del 10,11% de saturación de camas convencionales por pacientes de covid, una cantidad que se eleva al 25,79% en camas UCI; una de cada cuatro la necesita alguien con coronavirus. La media nacional es de 9,21%y 20,44%, respectivamente.

Menos test, confinamientos selectivos y mucho autobombo

Hace justo 30 días, Madrid era la tercera comunidad con menor IA (324,25, cuando la media nacional estaba en 465,86). Fue el momento álgido para Ayuso y compañía, que sacaron pecho por su trabajo. Habían reducido a menos de la mitad las cifras vividas dos meses antes. El 29 de septiembre, Madrid marcó un tope de 784 casos de incidencia cuando España se movía en 294.

La reducción en los test efectuados, reconocida por la propia Comunidad y la entrada en vigor de medidas restrictivas como los confinamientos en decenas de distritos sanitarios, junto al estado de alarma decretado por el Gobierno central que prohibía la movilidad fuera de la región, llevaron a una caída en picado de los registros. No es un milagro, dijo Díaz Ayuso, pero sí “una maravilla”. Aquella frase la pronunció el 27 de noviembre. Era parte de su gira mediática que tuvo parada sonada en la inauguración del Hospital Isabel Zendal, especial para pandemias pero que apenas tiene ni pacientes ni sanitarios.

Desde entonces todo se ha torcido. El efecto del puente de diciembre y la mayor movilidad y actividad social a lo largo del país (que sigue en estado de alarma, aunque no lo parezca) ha llevado a que la curva crezca en todos los puntos. Pero hay puntos y puntos. Y Madrid vuelve a estar en la cresta de la ola de contagios, con actualizaciones diarias por encima del millar y medio de positivos. En los últimos informes del Ministerio, solo Madrid centraliza un tercio del total de casos de covid notificados desde el día anterior.

Madrid no cierra por Navidad

Los números son especialmente preocupantes en la previa de Navidad. Madrid será un punto de origen para millones de ciudadanos que quieren reunirse con sus familias (en el pueblo, en segundas residencias...) los días festivos. De momento, Díaz Ayuso ya ha advertido que no va a cerrar las fronteras; aún queda por ver qué decisiones toman los restantes dirigentes autonómicos después de que Sanidad les haya dado carta blanca para actuar.

Este efecto de movilidad preocupa y mucho a las autoridades y a los expertos sanitarios, que llaman a tomar medidas restrictivas. Algunos apuntan, incluso, que las decisiones “llegan tarde”, cuando la evolución vuelve a ser al alza en casos e incidencia.

Queda una semana para Nochebuena y la evolución preocupa. En una semana todo puede cambiar si no deja de ir a peor.